»CAPÍTULO 2.

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GINA.

Después de decirle a Nea que era una mujer lobo se desmayó. La verdad no esperaba esa reacción, pensé que iba a empezar a reír, llorar o golpearme, pero nunca me imaginé que iba a desmayarse.
—¡Nea!— Me arrodille a su lado, al estar ella sentada en el mesón y luego caer para quedar inconsciente en el suelo, se llevó un lindo golpe, aunque no sangraba estaba segura que le iba a quedar un hermoso chichón; el color rojo en su frente lo predecía.

—Que niña tonta— Refunfuñando la alcé en mi brazos al estilo princesa para llevarla al sillón que había en la sala. Su peso no era mucho y yo al tener "superfuerza" no me era difícil.
En el momento que ella estaba hablando lo único que se me pasó por la cabeza era que yo tampoco estaba siendo sincera, y ella no tenía por que echarse la culpa, así que lo solté sin más, yo también la consideraba mi hermana y sabía que nunca me traicionaría, teníamos confianza una con la otra pero los secretos eran secretos.
Al llegar al sillón la deposite y me dirigí a por la caja de primeros auxilios del baño.

NEREA.

Abrí mis ojos lentamente mientras recordaba lo sucedido acompañado de el típico olor a alcohol. Mire a Gin que se encontraba parada a mi lado con un pedazo de algodón en la mano.

—¿Te encuentras bien?— Me pregunto con su seño fruncido.
—Creo que sí— Le respondí y su expresión se relajó.
Me incorporé rápido y un mareo llegó a mi.
—Ten cuidado— Me ordenó.
—Si, si...— Suspiré.—Gin...
—Olvida lo que te dije, seguro creerás que estoy loca— Agachó su cabeza.

»Por Dios que mujer, como si yo pensará eso«

—Gin soy una natural— Le solté sin dar más vueltas; su sorpresa era de película.
—¿Qué?¿Cómo?— Sus palabras salían lentas, como todavía asimilando. No todos los días le revelas a tu mejor amiga que eres un ser sobrenatural.
—Si Gin, soy una descendiente de la diosa Natura y tú una mujer lobo. Por cierto a buena hora que lo contamos— Rodé mis ojos.
—¡Por la diosa!— Me abrazo efusivamente.—No sabes lo horrible que me sentía al no poder contártelo.
—Lo que yo no entiendo es cómo no te diste cuenta— Pregunté confundida, se supone que ella al se mujer lobo lo percibiría.
—Todavía no tengo mi transformación, es a los 18 años y tengo 17. Por lo cual todavía no puedo diferenciar fácilmente que ser eres, y como los de tu especie tiene un aroma parecido al de los humanos, no me di cuenta— Me dio la típica mirada de es obvio.
—Nos tenemos que poner al día amiga mía— Levante mis dos cejas y mi frente se arrugó un poco.
—Lo mismo digo.

(...)

Charlamos unas cuantas horas, sin darnos cuenta la noche ya había llegado.

—Entonces, ¿No puedes saber quién es tu mate hasta tu transformación?— Pregunté, en mis ojos se veía la curiosidad.
—Exacto— Aplaudió como una madre cuando su hijo aprende.
—Y yo que te shippeaba con nuestro querido amigo— Suspiré divertida.
—¿Con Marcos?— Su pregunta me parecía estúpida, ¿Con quién más?
—¿Con quién más iba a ser?— Rodé mis ojos, cosa que se estaba siendo común. Ella bufo.

Terminamos la conversación ahí y fuimos a la cocina para hacer algo de comer. Mi hermano todavía no volvía de su trabajo y eso me ponía algo nerviosa. Casi siempre llegaba tarde pero eso no quiere decir que no me preocupara.
Luego de una hora unos riquísimos spaghetti con salsa reposaba en los platos acomodados en la mesa.

—HERMANITA YA LLEGUÉ— Max gritó abriendo la puerta principal.—Que bien huele. Ah, hola Gigi— Hablo cuando llego a la cocina.
—Hola Max— Saludo mi amiga con la boca llena.
—Hola Max— Una mueca de asco se formó en mi cara mientras miraba a mi amiga.—¿Cómo te fue en el trabajo?— Le pregunté mientras él se servía comida.
—Agotador— Suspiro sentándose a mi lado, mi amiga estaba sentada en frente mío.
Mi hermano era profesor de defensa personal, uno muy bueno por cierto, aveces en su tiempo libre me enseñaba. Pero a lo que iba, en total por día da cinco clases.—¿Qué te pasó en la frente?— Con su seño fruncido analizaba el chichón en mi frente, todavía no lo había visto, Gin me había avisado de su existencia.
—Je, eso— Sonreí angelicalmente—Puede ser que me allá desmayado mientras estaba sentada en el mesón y el piso me allá golpeado— Confesé.
—¿Y por qué te desmayaste?¿Almorzaste bien?¿Estás embarazada?¿Quieres que te lleve al hospital? Olvídalo vamos a ir, levántate— Hablaba tan rápido que apenas podía procesar lo que decía cuando ya se había levantado de su silla.
—¿Qué? No, estoy bien— Lo jalé de los brazos para que se volviera a sentar.—Fue solo por mucha información recibida de golpe— Le expliqué.
—¿Que clase de información?— Me miraba desconfiado.

»¿Qué mierda?«

—Nada, Gin me dijo que era una mujer lobo— Me encogí de hombros despreocupada.
—Ah, eso— Se relajó pero logró que mis cejas se fruncieran. ¿Por qué no está sorprendido? YO HASTA ME DESMAYÉ. ME DESMAYÉ.
—¿Solo vas a decir eso?— Pregunto mi amiga con la mirada descolocada.
—Ya lo sabía, por Dios, soy el mejor amigo de tu hermano desde que tengo memoria— Dio vuelta, varias veces, su tenedor en el aire. Nathan era el hermano mayor de Gin y el mejor amigo del mío; ella en total tenía 5 hermanos. Si, una familia grande.
—Eso tiene lógica— Dije pensativa.—Él también es un natural— Le confesé a mi amiga haciendo referencia a mi hermano.
—Creo que era obvio Nini— Mi hermano y sus raros apodos. Ni siquiera se merecía el crédito de haber pensado, Gigi y Nini ¿Enserio?
—Si Nea— Concordó mi amiga. Rodé mis ojos y bufé.

La cena continuó tranquilamente mientras hablábamos de cosas triviales. Luego de terminar levantamos la mesa y mi hermano lavo todo lo que utilizamos.
Con Gin nos quedamos un rato en la sala charlando mientras esperábamos que su padre viniera a buscarla, luego de unos minutos llegó.

—Nos vemos— Me abrazo después de agarrar sus cosas.
—Nos vemos mañana— Le devolví el abrazo y se fue.
Subí a mí habitación, así como estaba me tiré en la cama, apoye mí cabeza y me dormí profundamente.

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

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NEREA: Rescatando A Una Princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora