Él era una pesadilla. Una pesadilla que me devolvía a la vida. Tenía que tener aquella pesadilla detrás de mí para poder seguir viviendo. Él me daba mis razones de vida y aún me las sigue dando. Tan solo debía de seguir caminando. Él ya no estaba conmigo físicamente, pero seguía atrapado en mi mente. Atrapado en mi mente como si se tratara de mi melodía favorita. Parecía que vivía dentro de mi cabeza.
El sueño siempre era el mismo:
Caminaba por las calles desiertas, aquellas mismas calles que antes había recorrido una y otra vez junto a él. Las habría recorrido mil veces, pero nunca me había parado a observar, al fin y al cabo en aquellos momentos en el único que me concentraba era en él.
Pero ahora ya no estaba a mi lado y podía observar aquello.
Un letrero, una puerta, mi mano empujando el pomo, allí estaba.
Y mi pesadilla volvía a tomar vida; Harry Styles en el centro de la pista, me observaba. Ignoraba que podía hacer. Me quedaba quieto, en shock completamente. Sus ojos verdes me examinaban con gran atención, no era la primera vez que sucedía, y de nuevo tenía aquel brillo en su mirar. El brillo que le venía a los ojos cada vez que la noche caía, y llegaba su hora de cantar. Era como el arco iris después de una tormenta, siempre estaba ahí, mas no siempre nos dábamos cuenta. La pesadilla comenzaba en la pista de baile. Me observaba con odio en sus ojos. Eso era, odio. Me odiaba por todo lo que había significado, después de tanto tiempo, ¿Aún no lo había superado? Me odiaba, realmente lo hacía, y yo tan sólo deseaba más.Era en aquel momento en el que siempre me despertaba. No podía continuar más: Me acercaba a él, completamente distraído y de pronto desaparecía. La luz de la ventana siempre solía deslumbrarme en ese instante. Los pájaros piaban en el jardín trasero, y su canción me recordaba que todo aquello había sucedido una vez, pero una vez no era ahora. Ahora era el presente, y en el presente todo había cambiando radicalmente.
Siempre había sido una distracción, una enorme distracción, y yo esperaba una y otra vez a su reacción ante esto. Nunca llegaba, y si lo hacía nunca me daba cuenta. Quizá era incapaz de pillar las indirectas, o quizá, simplemente, aquello no sucedía. A lo mejor sí que las había pillado, mas demasiado tarde, y entonces él ya se había marchado.
Lo cierto era que no podía alejar su recuerdo de mí, y mucho menos en aquellas mañanas en las que despertaba con su nombre a punto de ser pronunciados por mis labios, ¿Tanto me afectaba? Me negaba a aceptarlo. Pero sus palabras a menudo acudían a mi mente, y el demonio de Harry susurraba mi nombre, lograba escucharlo. Suave, con gran sutileza, pero ahí estaba diciéndomelo. Su voz aliviaba mi dolor, lo aliviaba profundamente. Posiblemente él sea el culpable de todo esto, pero nunca me soltará de este agarre. Jamás lo hará y soy perfectamente consciente de eso.
Mataba mi mente. Harry era el virus que poco a poco encerraba mi mente. Podría devolver mi cuerpo a la vida, si lo deseara, mas por desgracia o por fortuna jamás sería así. Estaba destinado a morir como todos los demás, ya hubiera muerto a no ser que me mantuviera vivo. Y así lo hacía, me mantenía vivo aferrándome a la última vez, de la prisión de mi vida pasada. Me mantenía vivo a causa de una misión de volver a sentir lo que había sentido la última vez que nos besamos.
Mataba mi mente, una y otra vez, no tenía piedad. Y cuando veía que estaba a punto de morir, me devolvía a la vida. Ya no sabía lo que hacer sin él. Me había acostumbrado a que aquel demonio se metiera en mi mente, y acabara conmigo a base de los recuerdos del pasado, mas era incapaz de vivir sin él. Era como una droga. Él representaba una maldita drogada a la cual me había viciado hacía mucho tiempo. Me había viciado sin a penas darme cuenta, ahora cuando me faltaba , era cuando verdaderamente me daba cuenta de lo necesitado que estaba. Se había convertido en la otra parte de mí, aquella a la que sólo podía acudir mediante su ser. Él tenía las llaves de mis recuerdos, era consciente de ello. Y el ser consciente de aquello le hacía aún más peligroso. Pero yo seguía siendo incapaz de separar sus recuerdos. Si mantenía su nombre, sus ojos, sus labios, sus palabras, su voz fuera de mí, volvería a recuperar el control sobre mi propia vida y existencia. Pero tan sólo no podía, ¿Tan complicado era? Tan sólo debía de olvidarme de él. Borrón y cuenta nueva. Parón y vuelta a empezar. Volver a empezar, pero esta vez sin él.
Parecía sencillo, y hubo un momento en el que estaba completamente seguro de que lo lograría, pero de nuevo su voz volvía a sonar en mi cabeza. Sus palabras se tornaban en letras, y yo tan sólo podía tratar de eliminarlas con pésimos resultados.
A todos nos ha pasado, miles canciones se nos meten en la cabeza, parece imposible sacarlas, lo intentas, eres incapaz. Luego, las olvidas por un tiempo, pero siempre regresan a ti y vuelven a apoderarse de tu mente, como si se tratara de alguna maldición, al unisono no lo es, pues te traen recuerdos y te llenan de tremenda tranquilidad, paz y armonía. Posiblemente eso representaba Harry para mí, era como mi canción favorita, esa misma que jamás olvidaría, a pesar de intentarlo una y otra vez, y de tratar de reemplazarla, nunca lo lograría. No había canción que sustituyera todo lo que las palabras de Harry atascadas en mi cabeza representaba. No había persona que me hiciera sentir la mitad de dichoso de lo que lograba hacerme sentir Harry. No había nadie, y mi subconsciente lo sabía. Mi consciente también, pero sabía que no era lo correcto, y trataba una y otra vez de eliminarlo. Inventaba una y otra vez miles de juegos para perderle de vista. Al final del día, todos mis intentos habían sido en valde, su voz volvía a mi cabeza. Sus ojos a mi mente. Su presencia envolvía la habitación y yo tan solo volvía a darme cuenta de que era un maldito adicto. Adicto a Harry Styles, a los recuerdos y a todo aquello que alguna vez había representado para mí. Adicto a un amor imposible. Algo que nunca volvería a funcionar.
Él mataba mi mente para después devolver mi cuerpo a la vida, y hacerme creer que ya no sabría qué hacer sin él. Luego me mantenía vivo a base de recuerdos, momentos, palabras, llamadas y miradas. Me mantenía vivo con todos los recuerdos de la última vez, dentro de la prisión de aquella vida pasada que tuve una vez, en una misión para hacerme sentir como la última vez en la que nos besamos. Sin saberlo, me había obsesionado, y me había mentido diciéndome que lo había superado; Nunca lo había hecho, esa era la triste realidad. Pero todo aquello había creado algo en mí: Harry Styles era una droga, y yo tan sólo un drogadicto que era incapaz de superar su vicio.
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Larry Stylinson: "Kill My Mind"
Fanfiction"Ya han pasado años desde la última vez que le miré a los ojos, pero no puedo apartarlo de mi mente. Se había convertido en mi hábito. Mataba mi mente poco a poco, e ignoraba qué podría hacer ahora que él no estaba junto a mí" Los recuerdos invaden...