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Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tú cayado me infunden aliento. Tú preparas mi mesa en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa esta rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en casa del señor moraré por largos días.

El valle oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora