La increíble biblioteca del señor Linden

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Taiana era una encantadora niña de 7 años que vivía en un pequeño pueblo llamado El molino ubicado al norte de Carter, la ciudad de los relojes. Desde niña siempre le gustó la lectura e iba a diario después de la escuela a la biblioteca, la única del pueblo, la del señor Linden.

El día de su cumpleaños, llegó a la biblioteca como todos los días con el enorme deseo de introducirse en el maravilloso mundo de los cuentos y la fantasía, sólo que esta vez algo muy extraño sucedió.

Después de observar muchos libros ubicados en el estante de cuentos infantiles, sus grandes ojos de fijaron en un curioso libro ubicado al final del pasillo pues pudo observar que de un momento a otro y sin una explicación aparente éste se iluminó y llamó mucho la atención deTaiana quién rápidamente corrió hacia el libro y al abrirlo descubrió que las imágenes cobraban movimiento.

Esto la asustó, pues sabía que en la realidad las imágenes no deberían moverse... pero al mismo tiempo se sintió fascinada... ¡era maravilloso! como una película donde los personajes a través de imágenes le contaban la historia. Leyó por largo tiempo y finalmente pidió prestado aquel extraño y fascinante libro para terminar en casa de leerlo pues ya era hora de regresar. Caía la tarde y su madre no le permitía estar fuera después de las 5 de la tarde.

Al llegar a su hogar, se dirigió rápidamente a su habitación donde abrió con gran ansiedad el mágico libro. Al hacerlo algo aún más extraño ocurrió; una pequeña niña de ojos verdes y piel canela le tendió una de sus pequeñas manos traspasando el libro. Taiana quedó totalmente perpleja, no podía creer lo que veían sus ojos. Sorprendida, tomó la pequeña mano y de repente sintió que ambas atravesaban de forma muy rápida un extraño portal. Taiana cerró fuertemente los ojos pues sentía mucho miedo. No entendía nada de lo que estaba pasando y justo el día de su cumpleaños.

Al finalizar su mágico viaje a través de aquel portal, sintió que caían suavemente al suelo, como una hoja liviana movida por el viento. Abrió los ojos y su sorpresa aumentó al notar que se encontraba dentro de aquel extraño libro.

-¡Qué loco!- exclamó Taiana, que absorta, comenzó a partir de ese momento, una aventura a través de la historia.

Junto a ella en ese maravilloso viaje a lo desconocido se encontraban Lucía, la niña de ojos verdes y piel canela, Ardes, un loro cómico y Gorila, un simpático personaje. Ella y sus acompañantes se hallaban en medio de la selva. Caminaron durante largo tiempo y dialogaron mucho hasta conocerse más y convertirse en grandes amigos. El tiempo transcurría y aunque no tenían relojes ni calendarios a Taiana le parecía que había transcurrido casi un mes. Mucho tiempo sin ver a los suyos y sin que ellos supieran de su paradero. Estos pensamientos eran los que más la atormentaban. Descubrió poco a poco que aquel era el mundo de los sueños en el que la realidad era la magia creativa de los niños quienes a través de su imaginación pueden conocer la vida y obtener logros inalcanzables en el cruel mundo de los adultos.

Caminando sin parar llegaron a un volcán muy diferente a todos los conocidos por ella, en particular porque era inofensivo, no tenía actividad, y el lodo que emanaba lejos de quemar era muy refrescante. Junto a éste se encontraba un gran cartel en el cual se podía leer en letras mayúsculas "EL VOLCÁN DEL CIELO CON LODO ALEGRE". Pasaron tiempo allí divirtiéndose, haciendo figuras con lodo y embarrándose de alegría. De pronto... sin explicación alguna todo se volvió oscuridad. Taiana y sus amigos se asustaron mucho y salieron corriendo de aquel volcán a cien kilómetros por hora; corrieron y corrieron sin parar hasta que agitados se escondieron debajo de un gran árbol de caucho. Después de un tiempo y sin comprender aún lo sucedido, se quedaron dormidos.

Al despertar por la mañana se sorprendieron aún más al ver delante de ellos un gigantesco dinosaurio verde que aún dormía. Comenzaron a temblar de miedo, era demasiado grande, más grande que el volcán. Tenía su boca entreabierta que asomaba sus afilados dientes, Taiana, Lucía, Ardes y Gorila, abrieron sus ojos como platos, se miraron las caras y asustados no supieron qué hacer. De pronto, una hojita se desprendió del árbol y cayó lentamente, los cuatro se quedaron paralizados observando a la indefensa hoja posarse sobre el hocico del verde animal...Éste arrugó la cara y levantándose arrojó un gran estornudo que dejo a Taiana, Ardes, Lucía y Gorila bañados de moco. ¡Qué asco! El dinosaurio repentinamente soltó una esplendida carcajada y los demás al fin pudieron respirar. ¡Qué susto nos pegaste! Exclamó Lucía, mientras se limpiaba su cara del pegajoso moco.

El gigante verde se presentó como Dino, era un braquiosaurio verde muy amigable que necesitaba alimentarse de las hojas del árbol de caucho, razón por la que estaba allí. Taiana le contó todo lo que hasta ahora había vivido en el mundo mágico de los sueños. Dino muy apenado tuvo que decirle que no era la primera en vivir esta experiencia, y le mostró un portal por medio del cual podía volver al mundo real, no sin antes advertirle que el éste se abría cada 10.000 años y si no se iba en ese momento, no podría volver nunca a su hogar. Taiana sintió mucha tristeza, se había acostumbrado a sus nuevos amigos, pero debía volver a su casa y reencontrarse con los suyos. Se despidió de Lucía, Ardes, Gorila y Dino a quienes dio gracias por haberla acompañado en esta maravillosa aventura. Con lágrimas en los ojos atravesó el portal y aterrizó en su habitación.

Su madre entró en ese instante y le preguntó por qué llevaba una enredadera en su cabello, a Taiana se le iluminaron los ojos, se dio cuenta que había traído enredado en sus cabellos algunos vestigios de plantas de aquel extraño mundo y descubrió que dejó el portal abierto para siempre. Se sintió feliz por ese acontecimiento. Mantuvo el libro abierto y no regresó a las plantas para que se mantuviera la conexión. A partir de ese momento Taiana pudo visitar cada vez que quería a sus amigos y ellos algunas veces venían al mundo real. Les enseñó la gran biblioteca del señor Linden a quien ella debía todo el presente mágico que vivía, pues justo allí, en ese fascinante libro iluminado se había revelado ante ella todo el mundo de la fantasía infantil y había encontrado entre, otras cosas, a sus cuatro mejores amigos, Lucía, Ardes, Gorila y Dino.

Mis sueños escritos - Daniela PeñarredondaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora