Fuera de la geometría anormal de nuestro mundo existen formas raras, muchas de ellas inexplicables para el ojo humano, tal como pudo notar Akishiha Shuura en ese preciso instante. Las nubes negras se ubicaban peligrosamente cerca del suelo, los pequeños destellos de luz que aparecían de vez en cuando en su superficie daban la impresión de ser capaces de rostizar a la pobre muchacha. Parada en un piso que no podía observar, la expresión de su rostro mostraba su incapacidad para juntar los datos y tener una idea concreta de lo que estaba sucediendo a su alrededor, agarró con firmeza el cuello de su pijama celeste, no pudo evitar tragar saliva cuando vio una figura indescriptible acercándose lentamente desde el horizonte, poco a poco iba tomando la forma de una serpiente gigantesca y, cuando logró ubicarse frente a la mujer, empezó a realizar unos movimientos grotescos, Shuura vio extrañada cómo aquello tomaba la forma de una persona alta y de tez blanco, terrible fue su incredulidad al posar su mirada en la vestimenta de aquel ser, un saco con corbata, ambos de un negro tan profundo como lo era su puntiagudo y revoltoso cabello. Levantó la mirada y pudo notar cómo los ojos carentes de un brillo de aquel ser frente a ella denotaban tranquilidad, además, tras observarlos por un segundo una fría sensación recorrió cada músculo de su cuerpo, pese a nunca haber pasado por una experiencia similar en sus quince años de vida, pudo identificar su causa, la intensión asesina proveniente de aquel ser.
Dudó por un momento si dar media vuelta y salir corriendo o dejarse llevar por la curiosidad, sin embargo el peso de la atmósfera a su alrededor le impidió tomar decisión alguna. Aquello le dirigió una sonrisa. No era una sonrisa con la que ella estuviera acostumbrada a tratar, sus padres siempre habían tenido una cálida sonrisa para recibirla en casa tras cada día de escuela.
Transcurrieron unos cuantos segundos, cansada de la espera, y llevada de la mano por la presión que ejercía tener aquella mirada posada sobre su rostro, se decidió a ser la primera en hablar.
— ¿Has captado todo? —resonó una voz grave a través de todo el espacio.
— ¿Eh? —Shuura no pudo evitar reaccionar con sorpresa ante la repentina pregunta de lo que parecía una persona.
— No me hagas repetirlo muchachita—Cada palabra que entraba a los oídos de Shuura calaba directamente en su subconsciente, le pareció completamente inverosímil que le hubieran dicho algo con anterioridad, sin embargo el ente insistió con ferocidad.— No tengo por qué repetirlo.
— Sí —dijo Shuura con una voz temblorosa al igual que su delgado cuerpo —, si ca -capté todo, señor.
Todavía cuestionando su propia respuesta trató de dar un paso hacia atrás. Sin embargo sus músculos no respondían, 'es como si el tiempo se hubiera detenido' pensó por un instante, más no dejaba de perderse en la mirada de aquello frente a ella, tal cual lo haría medusa el hombre parecía haberle petrificado.
— Aquello que vas a poseer podría darte la potestad de cambiar al mundo —continuó el ser—, sin embargo, atentar contra el destino de un numeroso cúmulo de personas es algo que no nos podemos permitir.
Shuura permanecía en silencio, notando como una fría gota de sudor recorría su rostro.
— Recuerda, el uso de esta herramienta debe ser personal, no osarás brindarle acceso a ella a terceros, no todos poseen el raciocinio ni la capacidad de medir sus acciones, tampoco debes cambiar el orden de las cosas de forma desorbitante.
— Eso... —Shuura se sentía más nerviosa con cada palabra que soltaba el ser.
— Significa que no provocarás guerras, rebeliones, estafas maestras u otro tipo de grandes eventos que puedan cambiar significativamente el curso de la historia.
— ¿Yo? —Shuura se vio incapaz de formular correctamente las preguntas que deseaba hacer.
— Sí, tú, a quien se le ha otorgado esta oportunidad —El ser elevó su voz y abrió los brazos en señal de bienvenida—. Las cosas en el mundo necesitan algo de caos para funcionar, fuiste escogida para brindar un poco de ese caos al mundo.
Una cegadora luz rodeó a la creatura, Shuura pareció por un momento ver un total de seis alas blancas detrás del ente, éste mostró sus manos y alargó una hacia la chica frente a ella.
— Samael —dijo—, Ángel de la Fuerza.
Shuura extendió su mano por instinto, a la mitad del camino se detuvo para replantearse la situación, más sin embargo la majestuosa presencia de aquel que se hacía llamar Samael le terminó convenciendo de que aquello que vio antes no fue más que un simple producto de su mente, o quizá alguna prueba, terminó por ceder su mano al agarre de Samael.
— Akishiha Shuura —alcanzó a acotar.
— Espero puedas aprovecharlo bien —Samael soltó la mano de Shuura, le ofreció una sonrisa y dio una media vuelta, empezó a caminar y desapareció entre la espesa niebla que rodeaba el lugar mientras ondeaba levemente su mano derecha—. Su tecnología será vuestra guía —. Resonó desde lo lejos.
Shuura mantuvo su mirada fija en la silueta de quien acababa de retirarse, antes de caer presa de una pesadez en su vista logró divisar cierto símbolo extraño en el punto exacto donde Samael desapareció. Luego, todo se volvió negro y solo reinó el silencio.