Final.

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29 de diciembre.


¿Cuándo se lo piensas decir?, ya mismo acaba el año.─preguntó el Mexicano, quien se encontraba al lado del Ecuatoriano, le habia contado sobre las notas secretas hacia Venezuela y la competitividad entre Paraguay y él.


─ No lo sé.─bufo con decepción mientras se encogía de brazos, sólo pensar en el rídiculo que hará declarandose a Venezuela, si ya lo consideraban irrelevante, hacer eso empeorarían las cosas.


─ Joder, no puedes estar ocultando esto toda tu vida.─respondío hastiado hacia la acción del Ecuatoriano, se levanto del pequeño ladrillo en el que estaba sentado para tomar las suaves manos del Ecuatoriano y poder levantarlo.


─ Tengo miedo, ya voy así un año. Y no tengo el valor para decirle lo que siento, soy un cobarde.─giro su cabeza, hacia un pequeño girasol que se encontraba plantado algo lejos de las grandes y luminosas flores.


México río, Ecuador sólo lo regreso a ver con cierta confusión.


─ Pues.─con su dedo señaló al venezolano que venía con su mochila roja, su uniforme del colegio, y algo alegre, más de lo acostumbrado a su vista.─ Dícelo, ¡hastaa la próxima!─México se esfumo como un rayo, dejando a Ecuador algo incómodo, y más rojo que un tomate.


─ ¿De qué tanto hablaban ustedes dos?─preguntó picaramente mientras se ponía detrás del menor, para con su mano tocar su hombro.


─ Venezuela, yo...─cerró sus ojos para respirar profundamente, y esperar ser aceptado, ese era su mayor sueño. Dándose la vuelta, alzó su mirada con la expresión más seria posible.


─ ¿Cartas? ─ preguntó mientras guiñaba un ojo, con una sonrisa burlona en su rostro.


La expresión del Ecuatoriano, de seriedad pasó a alivio y pena al mismo tiempo. ¿Cómo lo sabía?


─ Vene, tú... ¿¡QUÉ DEMONIOS!?─ tropezaba entre palabras, no podría creer que todo este tiempo estaba mandando cartas supuestamente ánonimas.


─ Esta vaina era predecible, ¿no creei?  ─ se agachó lo suficiente como para llegar a los labios de Ecuador y poder besarlos.


Su mayor sueño, ya estaba cumplido.

Sin saberlo, el hilo rojo nunca se rompió.

Sin preguntar, él sólo respondío con actos.


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ㄥσνє ℓєттєяѕ ||「νєηє¢υα 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora