Primera parte

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Contemplar el amanecer desde la azotea de la que es nuestra nueva casa era toda una odisea, se veía tan claramente como los colores del cielo iban cambiando, dejando matices de los anteriores era como tener un arcoíris a diario, sin la necesidad de la lluvia, sonreí sin dejar de mirar el cielo con emoción, era como estar en paz, solo el arcoíris y yo.

-Sabía que estarías aquí. –Escuché a mis espaldas la voz de mi padre. -¿Qué tanto contemplas? –Preguntó sentándose junto a mí.

-El cielo, papá. –Murmuré volteando a verle con una pequeña sonrisa. –Es hermoso, ¿no lo crees? –Cuestioné volteando a verle aún con mi sonrisa.

-Lo es, y ¿Cómo no serlo? Si tienen al ser más bello de la tierra allí arriba. –Habló llevando su vista al cielo con una amplia sonrisa. –Hay que agradecerle. –Murmuró dejando salir una suave risa que me contagió.

-¡Cariño/Mamá, gracias por la belleza expresada del cielo! –Gritamos dando pequeños saltos con los brazos abiertos.

Mi madre había muerto justo había terminado el año escolar, yo tenía 12 años, le diagnosticaron cáncer, lo había vencido una vez, pero cuando este regresa, lo hace de una manera tan agresiva que en un abrir y cerrar de ojos ya estás en un cementerio con toda tu familia alrededor, mientras la persona que más amas en el mundo, quién prometió jamás abandonarte lo hacía, y es así como experimentas la primer ruptura de corazón, una que duele tanto que sientes que también morirás.

Mi padre y yo nos mudamos de casa después de un tiempo, sabía cuán difícil era para él seguir ahí y no podía negar que para mí también. El vecindario en el que estamos ahora no estaba mal, era bueno, no hay escándalos y entre los vecinos velamos por el bienestar de los demás, había hecho unos cuantos amigos aquí mismo.

-¿Iremos a verle? –Pregunté a mi padre una vez ambos estuvimos dentro de casa, estábamos preparando el desayuno. –Pronto será su cumpleaños, ¿podemos comprarle un pastelillo?

-Por supuesto que sí, -Asintió desde la estufa. -¿Cuántas tiras de tocino quieres? –Preguntó mostré dos dedos para así seguir con mi tarea.

Siempre los desayunos son algo silenciosos, pero no es que no nos guste hablar, siempre han sido así, tenemos la hora de comida para poder hablar. Después de haber desayunado, me llevó a la escuela y él se fue al trabajo.

Mi vida escolar es como la de cualquier otra persona, tengo buenos amigos, personas a las que no les agrado, personas que me odian y hacen la vida imposible, pero nada fuera de lo normal. Las clases mayormente son aburridas, mi mejor amigo y yo nos la pasamos hablando por medio de papelillos o en señas, lo único bueno de la escuela, es la hora del descanso.

-¿Has hablado con tu padre, Dominick? –Preguntó Bradley mientras comíamos, yo negué. –Bueno, ya sabrás como hacerlo.

-Es raro, ¿sabes? –Dije soltando un suspiro. –Pero él es feliz y eso me basta y sobra. –Dije sonriendo ampliamente.

Hablamos de cosas banales todo ese tiempo, así mismo nos hicimos un par de bromas, cuando las clases terminaron nos fuimos caminando a casa, en el camino hablamos sobre algunas cosas de la escuela así como tonterías de comics e historias tontas, cuando llegamos a nuestro vecindario cada uno entro a su respectiva casa, vi el auto de mi padre y me alegré, quería hablar con él de algo importante y sin decir más subí corriendo a su habitación.

-¡Papá! –Chillé abriendo la puerta de golpe y entonces me quedé en shock. Mi padre y el señor Loughty se estaban besando, mis ojos y boca estaban abiertos. –Oh, lo siento, debí tocar. –Murmuré bajando la cabeza con un sonrojo en mis mejillas. –Mierda. –Articulé cerrando la puerta.

-¡Dominick, espera! –Habló mi padre haciendo que volteara a verle. –No es lo que crees...Él y yo... -Habló tan rápido que al final no sabía que decir, me dio ternura y me acerqué a él tomándolo de las manos.

-Papá, no me molesta que estén en una relación. –Dije sonriendo ampliamente. –A demás el señor Loughty es guapo, ¿quién no se enamoraría de él? –Reí bajo ladeando mi cabeza para mirar al mencionado.

-No quise ocultarlo, solo no quería que pensaras mal de mí. –Susurró con voz cortada, abrí mis ojos aún más negando rápidamente.

-¡Eso jamás! –Chillé. –Papá, amor es amor, no importa si son de igual sexo, no importa si hubiese sido otra mujer, si tú eres feliz, yo lo soy y sé que mamá también. –Dije limpiando unas cuantas lágrimas que yacían en sus mejillas. -¡Más vale que lo cuide! –Chillé en dirección al señor Loughty. 

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⏰ Last updated: Sep 18, 2019 ⏰

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