I.

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Miraba fijamente por la ventana evitando cualquier tema de conversación con la mayor. Era incómodo el silencio que se formaba en el automóvil, pero lo prefería así.

En cambio la mayor la miraba con cierta lastima, después de todo Sarada Uchiha solo tenía cinco años y ya había perdido mucho.

Después de un rato llegaron a lo que sería el estacionamiento de su nuevo hogar, si es que podía llamarlo así.
Había otros niños y algunos juegos con más niños ahí. Bajo del auto sosteniendo su maleta y mirando alrededor, no quería llamar para nada la atención, pero eso no estaba en los planes de la Senju.

--- Vamos Sarada, tienes que conocer a los demás. Quizá hagas amigos. --- intentó animar la mayor.

La niña observó a todos, jugaban y se ensuciaban sin problema alguno, algo muy diferente al anterior orfanato en el que había estado. De solo recordar le daban escalofríos.

--- Vamos, te llevare a tu habitación, luego podrás jugar con los demás niños. --- siguió a la rubia por los largos pasillos e infinitas escaleras (a su parecer).

Después de subir al tercer piso y recorrer un pasillo se detuvieron frente a la habitación con el número 135 marcado en ella.
De pronto se preguntó si tendría una compañera.

--- Bienvenida a tu nueva habitación, aquí pasarás los años que te falten para cumplir 18. La comida es a las dos en punto, si tienes dudas ve a mi oficina o pregúntale a alguien. --- colocó la maleta de la niña junto a una pequeña mesa y cerró la puerta marchándose.

La azabache se acercó a la ventana, quizá la vista la haría sentir mejor, se había dicho a sí misma en un intento de evitar sus lágrimas. Habia perdido mucho y ni siquiera habia podido desahogarse.
Sentía tristeza porque no volveria a estar con su familia, porque no volvería con sus amigos, tendría que acostumbrarse a estar en esa gran casa repleta de niños.

___

La hora de la comida llegó y unas campanadas no tardaron en hacerse notar, al principio le parecio exagerado el uso de una campana para llamar a comer a todos pero al entrar al comedor se llevo la sorpresa de ver distintas mesas alargadas, como si de un escena de Harry Potter se tratase.
Por un momento se alegro, por lo menos sabia que nunca iba estar del todo sola.

Se arrimó a tomar una bandeja pero fue detenida al instante.

--- No cariño, las niñas pequeñas necesitan ayuda. Ve a sentarte y enseguida te llevamos tu comida. --- con las mejillas algo rojas de la vergüenza se sentó junto a una niña de cabello pelirrojo.

Suspiró preguntandose cuanto tardarían o si necesitaban ayuda.

--- ¡He llegado 'ttbasa! --- exclamó un rubio energético desde la entrada.

Patético intento de llamar la atención. Pensó la ojionix.

Aun asi el niño de extrañas marcas en las mejillas caminó como si nada hasta la mesa en que la pequeña Uchiha se encontraba. Y tomó asiento junto a un pequeño de ojos verdes y otro rubio.

Sarada dirigió la mirada a su comida, era nueva y no conocía a nadie ¿Con quien hablaría? Todos parecían conocerse o tener buenas habilidades sociales, ella no.

--- ¡Hola! ¿Eres nueva aquí, no? --- preguntó la morena a su costado haciendo que algunos de la misma mesa voltearan a verla.

--- Si. -- respondió algo avergonzada.

--- Me presento, soy Chouchou Akimichi ¡Seremos las mejores amigas! --- sonrió abrazando a la azabache.

Le parecía extraño llamarse "mejores amigas" cuando ninguna sabia nada de la otra, pero junto a la Akimichi se sentía como si llevarán años de conocerse. Solo atinó a sonreírle.

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