Justin había abandonado la habitación antes de que el sol se pusiera, dejando a Kayla debajo de las sábanas sola, dejando su lugar al lado de ella vacío, ahora que se había ido.
Pasando una mano por su cabello alborotado después de tener sexo, Justin dejó escapar un suspiro de alivio. Sus nervios estaban tranquilos –por el momento- durante el poco tiempo que durara tranquilo –se sentía a gusto.
Al abrir la puerta de su habitación después de quitarle el seguro, fue entonces cuando vio a __ durmiendo en el suelo y volvió a la realidad.
Por mucho que ella le molestara y le sacara de quicio, no podía dejar de sentirse como un idi*ota porque ella le había hecho caso y había acabado durmiendo en el suelo.
Debe de haber sido demasiado incómodo, pensó el mientras suspiraba profundamente y empezaba a caminar hacia ella. Al mirarla, se mordió el interior de la mejilla. Era hermosa, no lo podía negar, pero había algo en ella que hacía que Justin sintiera ganas de gritar.
Ya fuera porque ella le había pillado en su “mejor” momento (por supuesto esto es sarcasmo) o por la cantidad de barbaridades que habían pasado abajo con Bruce hacía unas horas, sabía que la chica era un problema.
Inclinándose, Justin tomó el cuerpo de ella con sus brazos, acunándola como si fuera un bebe antes de pararse con la espalda recta y la dejó en su cama perfectamente hecha. Agarrando una manta que estaba cerca, la puso sobre la parte superior de su cuerpo, y la cubrió desde los pies hasta el cuello.
Echando un vistazo por última vez, Justin se dio la vuelta y salió de la habitación para dirigirse a la planta baja.
Bruce estaba sentado en una silla, comiendo, hecho un vistazo en un instante y una sonrisa se abrió paso entre los labios de Justin.
“Hey, Bruce”, Justin gritó, asustando un poco a Bruce antes de que se dara cuenta de que solo era él y se calmó.
“Que?” Dijo Bruce seco. El no era una persona muy alegre por la mañana.
Eso le dio mas razones a Justin para aumentar su ira.
Sin pensarlo dos veces, y sin emitir ningún sonido, Justin cargó contra Bruce, agarrándolo por el cuello de su camisa, obligándolo a levantarse y dejar la silla detrás de él antes de golpearlo contra la pared detrás de donde se encontraban.
Justin no dudó mientras ponía su puño hacia atrás y lo chocó contra su mandíbula, recibiendo una mirada de dolor y un gemido de disgusto por parte de Bruce. Tirando su puño hacia atrás, una vez más le golpeó en el estómago al lado de una de sus costillas. “La próxima vez que te atrevas a ponerme las manos encima”, se burló Justin con disgusto. “Y me amenaces con matarme”, se acercó mas a Bruce, con la nariz a un solo centímetro de él. “Ni siquiera tendrás la oportunidad de decir una sola palabra antes de que ponga mis manos sobre ti”. Bajó la voz hasta decir un susurro, el veneno salía por cada palabra que pronunciaba.
Empujándolo contra la pared con fuerza, Justin retrocedió y se alejó, dejando a Bruce lleno de dolor.
Si hay una cosa que odiaba Justin, era cuando la gente trataba de superarlo, al igual que Bruce lo había intentando ese mismo día.
Sacudiendo su camiseta hacia abajo , Justin saltó por las escaleras caminando de regreso a su habitación, donde se quito la ropa -____ seguía durmiendo- y entró al cuarto de baño. En cuanto la ducha estuvo lista, entro en ella dejando que el vapor de agua caliente cubriera su piel.
El agua que se escurría por el cuello y la espalda llevó a Justin a la serenidad absoluta. Le encantaba tomar duchas largas en la mañana porque le permitía escapar de la realidad solo por un momento, por eso cuando terminaba de lavarse el pelo y tenía que apagar el agua, tenía ganas de volver a la ducha de nuevo.
Secó su pelo a la perfección, Justin se ató una toalla alrededor de la mitad inferior de su cuerpo antes de salir del baño y entro a su dormitorio, donde ____ se encontraba despierta.
Justin sonrió. “Buenos días, cielo” Dijo en una voz baja y ronca, haciendo que el bello del brazo de _____ se erizara.
______ POV:
“Ho-Hola” Tragué con dificultad, tratando de no dirigir mis ojos hacia su abdomen donde (por lo que pude notar sin mirar), brillaba por las gotas de agua que recorría su piel de porcelana.
Esta mier*da debería de ser ilegal. No hay manera de que alguien en este mundo pueda ser tan jodi*damente caliente.
Pero entonces me acordé de la fiesta, el asesinato, cuando fui llevada por el hasta aquí y dijo que durmiera en el suelo, una nube oscura se poso sobre mi.
“Tuviste una buena noche de descanso?” El volvió su espalda hacia mí mientras arrastraba con sus pies los cajones , que supuse que sería para buscar algo para ponerse.
“Maravillosa, gracias por preguntar. Los suelos de madera son estupendos”, Fingí una sonrisa mirándole, lo que solo le hizo sonreír.
Oh, como desearía poder golpearle en la cara ahora mismo.
“Bueno, eso es agradable de escuchar. Estoy seguro de que a mi suelo le encantó tener tu sexy cu*lo tendido sobre el. Yo lo haría” Me guiñó un ojo causando mariposas en mi estómago.
Estoy empezando a sentir como si estuviera perdiendo la cabeza. Tiene que estar pasándome algo malo. Por no hablar de que es bipolar, ahora incluso mas que antes, nunca pensé que eso podría ser posible.
Abrí la boca para decir algo, pero luego la cerré una vez que me di cuenta de que no tenía nada que decir a eso. Suspirando, rodé los ojos antes de cruzar mis brazos contra mi pecho y hundí mis hombros.
“Que? Te comieron la lengua?”, Se rió Justin, poniéndose una camiseta blanca con cuello en V por encima de su cabeza.
“Cállate”. Le contesté seca. “Pu*to bipolar”
Se quedó paralizado. “¿Qué acabas de decir?”
Hice una pausa por un momento, mis ojos cada vez se abrían mas mientras miraba hacia arriba observando sus ojos expulsando ira. Levanté una ceja. “Que? Te volviste sordo o algo así?”
Golpeando un cajón, Justin se dirigió hacia mi. “Escucha, pequeña zo*rra”, escupió. “No me hables así después de que yo haya sido tan amable como para ponerte en mi cama. Si no te das cuenta, no te despertaste en el suelo, así que si yo fuera tu, estaría dándome las gracias. No insultando.” El se burló.
Me mordí el labio, preguntándome sobre lo que estaba hablando. Mirando hacia abajo, fue entonces cuando me di cuenta de que estaba en una cama, pero no en cualquier cama, en su cama. Mis cejas fruncieron un ceño. “¿Cómo paso eso?”
Justin se burlaba. “Idi*ota”, murmuró mientras sacudía su cabeza. “El espíritu santo te puso en la cama”, diciendo cada palabra llena de sarcasmo. “¿Qué piensas Sherlock? Yo lo hice.” Escupió como si fuera la cosa mas fácil de entender en el mundo.
Hice una pausa por un momento, pensando sobre la información que me acababa de dar. El bastardo realmente hizo algo bueno por una vez. Me estaba empezando a sentir mal. “Lo siento”.
“Qué?”
“Dije que lo siento.” Suspiré.
“Ah” , asintió con la cabeza. “Eso es lo que pensaba.”
Y ahora no me siento tan mal por lo que le dije.
Evité rodar los ojos a medida que estos viajaban hacia abajo comprobando toda la ropa que llevaba puesta cuando me di cuenta de que el estaba plenamente vestido. “¿Cómo te vistes tan rápido?” Dije boquiabierta, muy sorprendida.
“Bueno, cuando estabas insultándome, me las arreglé para vestirme.”
Asentí con la cabeza. Todo lo que no podía entender era porque no me había dado cuenta de que se había movido, vistiéndose. Gemí.
Deja de gemir, es tan poco atractivo.” Justin se volvió parar mirarse en el espejo, acomodaba su cabello en la posición ideal.
Levanté una ceja para arriba. “Como dices? Quien demonios te crees que eres?”
“Creo que mi nombre es Justin Bieber, pe*rra” El me lanzó un guiño a través del espejo, mientras veía su reflejo.
No pude evitarlo, rodé mis ojos. Este chico iba a ser mi muerte –ya sea literalmente o no, no lo sabía en ese momento.
“¿Cuándo me iré a casa?” Suspiré. Empecé a juguetear con mis dedos, ansiosa por irme de aquel infierno y volver a casa antes de que mis padres se dieran cuenta de que no estaba.
Justin se detuvo a pensar, su cara tenía una expresión solemne. Después de lo que parecieron horas, aunque en realidad fue solo un minuto, Justin se volvió para mirarme a los ojos. “Hoy”.
Mi rostro se iluminó al instante. “¿En serio?” Sonreí con una sonrisa genuina, que no había esbozado durante mucho tiempo, desde que había sido secuestrada.
Se encogió de hombros. “Si, no tengo ninguna razón por la que te tenga que tener aquí mas y la verdad eres un dolor en el cu*lo.”
Suspiré con alegría. A pesar de que me había insultado, me llamo dolor en el cu*lo, lo pensaré cuando sea la hora de ir a casa.
“Pero,” El comenzó y al instante mi cara se redujo a un ceño fruncido, una vez más. “Si te atreves a abrir la boca para decir lo que paso en la fiesta,” De nuevo se acercó a mi para ponerse delante “Te voy a matar”. Susurró contra mis labios antes de retroceder.
Sentí mi estómago volverse.
Lo único que pude hacer fue asentir en señal de respuesta.
“Vamos.” Se acercó a la puerta.
“A Donde vamos?” Fruncí las cejas.
“Tu querías volver a casa, ¿no?”
De inmediato me puse de pie, casi llegando a su lado en un segundo. “Claro que si.” Respondí a su pregunta.
El sonrió.
El viaje en coche, sorprendentemente, no fue tan incómodo como pensaba que iba a ser. A pesar de que el condujo en silencio, no había un vacío que nos rodeara. Se sentía … normal. Como si estuviera en un coche con uno de mis amigos.
El hurgó en los bolsillos de su chaqueta de cuero y sacó un paquete de cigarrillos, deslizó uno antes de recoger la caja en su bolsillo y expulso el humo hacía arriba.
“Puedes dejarme aquí.” Señalé a una parada de autobús.
“Estas segura?” Me preguntó, el humo se escapaba por sus labios al hablar.
Asentí con la cabeza. “Si, mi casa esta justo en la equina de aquí.”
Justin siguió conduciendo, girando alrededor de la cuadra.
“¿A donde vas? Dije que me dejaras en la parada de autobús.” Me volví para mirarlo, dándole una mirada de ira.
Hizo una pausa para soltar el humo que salía de sus labios, dejando escapar un anillo perfecto de humo. “Solo voy a llevarte a casa”
Suspiré, mientras me cruzaba de brazos. “Como sea.”
Cuando se acercaba a mi casa, le dije que parara. Él lo hizo, para mi sorpresa. Para ser honesta, esperaba escuchar un “no” (de nuevo) y que él siguiera conduciendo sin hacerme caso.
Me volví hacia él. “Uf, gracias.”
El asintió con la cabeza, tomando otra calada de su cigarrillo.
Apreté mis labios. Esta era, la libertad, por fin. Justo cuando agarré la manija para abrir la puerta del coche, la voz de Justin me detuvo. Apreté los ojos cerrándolos.
“¿Puedes darme tu número?”
Mis ojos se abrieron de golpe. Poco a poco me volví hacia el, preguntándome si estaba bromeando o realmente estaba hablando en serio. “¿Quieres mi numero?” Repetí tontamente.
El asintió con la cabeza, sus ojos estaban puestos en la carretera delante de él.
Dudé al principio, antes de asentir con la cabeza lentamente. “Claro”.
Deslizo su blackberry por el bolsillo de sus jeans, Justin me la entregó, inserte mi número y luego se la devolví.
“Adiós.” Le grité antes de abrir la puerta y salir, cerrándola detrás de mi. Le saludé con la mano antes de ver su coche cada vez mas pequeño mientras me alejaba caminando hasta el porche de mi casa.
Deslizando la llave debajo de la alfombra de bienvenida, la empujé contra la cerradura en la puerta, girándola mientras empujaba la puerta para abrirla.
Puse la llave donde la encontré, cerré la puerta de la casa, andando de puntillas para no despertar a mis padres.
“¿Dónde has estado, señorita?”
Mi corazón dio un vuelco, mi estómago se desplomó en el suelo. Dándome la vuelta, vi a mis padres sentados en el sofá con el desgaste de la noche en sus caras.
Demasiado tarde para no despertarlos.