Parte 2

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Al avanzar el día, intente pedirle que me contara cosas sobre mí, pero se rehusó. Dijo que lo haría una vez que lleguemos a casa. Allí me mostraría mis cosas, y me comentaría todo desde allí.

Al caer la noche, me encontraba jugando unos juegos de cartas del celular, del joven de cabello oscuro, el cual me había prestado debido a mi aburrimiento. La sala no tenía dispositivo electrónico alguno. Además de los pocos muebles no había nada más en ella. Por unos momentos me encontré sola en la habitación. El me habido dejado su teléfono y se había ido a fumar afuera.

Tenía el impulso de revisar un poco su móvil, supuse que podría encontrar algunas pistas sobre mí allí, pero no me atreví a hacerlo. Solo mire en sus fotos, y lo que pude encontrar eran fotos mías, y algunas otras en las que nos encontrábamos juntos. Su rostro se veía totalmente distinto en aquellas imágenes congeladas en el tiempo, se veía sereno pero con una gran sonrisa en su rostro. No tenía aquel semblante doloroso que lo rodeaba estos días.

Además de aquellas fotografías digitalizadas, había algunas otras de portadas de libros y de cd, y un par de unas personas, que al parecer eran amigos de él. Mientras las veía, el regreso, nuevamente con el olor a tabaco impregnado en el, pero traía una revista y un termo en sus manos. Se acercó y se dio cuenta de lo que hacía.

-Ah yo....

-Eres muy curiosa, (dice sonriendo), ten es para ti, compre esta revista de juegos de ingenio, te ayudaran a pasar el tiempo. Y te traje un poco de té, acabo de prepararlo.

-gracias, ah, el termo es del mismo color que la taza de esta mañana.

-Sí, me agrada ese color. ¿Me devolverías mi teléfono, por favor? (extendiendo su mano)

-Pero... me gustan las fotos, quiero seguir viéndolas, ¿puedo?

-Preferiría que no, hay algunas que no debes ver.

-Eso me hace querer verlas. ¿Por qué no puedo?

-Está bien, pero no me llenes de preguntas luego. (Dice tomando el termo y sirviendo un poco de té en su tapa). Ya está endulzado. (Se lo acerca)

Luego de aceptárcelo, continúe viendo las fotos, y encontré algunas que me sorprendieron. En una de ellas me encontraba durmiendo desnuda, cubierta solo con una sábana, En otras nos encontrábamos en la misma cama abrazados. Me quede viéndolo y me avergonce un poco, sin poder pronunciar palabra.

-¿Lo ves? No era bueno que las vieses aun.

-Dime... ¿Qué es esto? (Apretando un poco la taza)

-Nosotros.

-Eso ya lo sé, ¿no es que somos hermanos?

-Si pero no.

-no entiendo, ¿podrías explicarme? ¿Tiene algo que ver, con que el doctor mencionara, que tu caso era distinto?

-En realidad, no somos hermanos de sangre. Tú eres hija de nuestros padres, pero yo no, soy adoptado. Te lo mostrare, (tomo de su bolsillo su billetera de cuero negro y saco dos documentos), uno es el tuyo y el otro es el mío.

Como puedes notar, nuestros apellidos son distintos. Yo soy hijo de un amigo de tu padre, ellos se conocían desde el secundario, y su amistad continuó aun convirtiéndose en adultos. Se casaron y aun así, eso no cambio. Es decir, que nosotros nos conocemos desde niños, es más estuve en el hospital cuando naciste, aunque era muy pequeño puedo recordarlo. ¿Deseas que siga contandote? Creo que sería mejor dejarlo hasta aquí por hoy.

-Continua por favor, te escucharé.

-No debes exigirte tanto, ¿lo sabes verdad? Entiendo que quieras recordar, pero no sería bueno que tus migrañas se vuelvan continuas.

Verdad OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora