Strangers in the Night - Frank Sinatra

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Enero de 1964

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Enero de 1964

-Y aquí está -respiró con esfuerzo el corpulento botones que había llevado las pesadas maletas a la habitación de hotel-. Ya está todo, señor.

-Muchas gracias, ¿cómo te llamabas?

-Kyle, señor.

-Muchas gracias, Kyle -repitió el chico sacando su cartera-. Ten.

El joven actor dio al botones una propina de cincuenta dólares en agradecimiento por haber transportado sus pesadas Louis Vuitton hasta su habitación. El señor los tomó casi sin creérselo, y lleno de gratitud, se retiró de la estancia para continuar con su trabajo.

-No le des dinero a los negros, Agoney -aconsejó la severa voz de su representante una vez se quedaron los dos solos en la habitación.

- ¿No es hermoso este sitio, señor Hemsley? -preguntó para no entrar en esa absurda discusión que el más adulto buscaba.

-Torres, y automóviles y ni un solo segundo de silencio, sí. Precioso.

-Vamos, Larry, anímate -se acercó un soñador Agoney a la enorme ventana de la que gozaba su habitación-. Vamos a estar aquí casi un año, espero que no vayas a pasarte amargado los diez meses.

-Supongo que me acostumbraré. Voy a fumarme un puro.

-Así me gusta.

El joven se tomó la libertad de abrir el cristal para dejar que el aire ventilara la lujosa habitación. Se asomó apoyando la mano los rieles y dejó que el viento le removiera los rizos de su flequillo. Abajo había montones y montones de automóviles que, impacientes, hacían sonar el claxon como si así el tiempo fuera a pasar más rápido. Nunca, en sus veintitrés años de vida había visto una calle tan transitada.

-Señor Brooks.

- ¿Sí, Larry? -se giró el joven hacia su representante.

-Mañana le quiero listo y preparado a las ocho y media.

- ¿¡De la mañana!? -el que fumaba solo asintió sin mirarle, dejando escapar el humo de su puro de vainilla.

-De la mañana. Y no me hagas venir a dar voces para despertarte como si fueras un niño, que ya tienes barba suficiente como para que tenga que ir detrás de ti.

-Lo que tú digas -rodó los ojos.

Larry se dio la vuelta sobre su pie derecho, dando un pequeño salto para comprobar que aquel suelo de parqué era de fiar. Le parecía sobrenatural que una estructura tan colosal no fuera a caerse con un solo soplo de viento, pero aparentemente era seguro. Esa imagen hizo reír al más joven, haciendo que Hemsley se girara hacia él con un gesto serio en el rostro. Las cejas se alzaron en pasmo sobre el rostro de Agoney al verle, justo antes de advertirle por última vez:

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⏰ Última actualización: Apr 21, 2020 ⏰

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