Noen eubanks/ Solo mi minion

1- Hola minion

—¿Quieres jugar con ella?— dijo mientras su hijo señalaba a la niñita rubia que estaba haciendo una montaña de arena.

—Si si!
Se acercó corriendo hasta la niña y se sentó frente a ella mirando la montaña.

—Estoy haciendo un castillo, pero es muy difícil con esta arena, me gusta más la de la playa. —dijo la joven sin dejar de mirar esos ojos azules que tenían una pequeña, minúscula, mancha marrón en el ojo izquierdo. Se apoyó en el “castillo” de arena, con la intención de poder ver de cerca los ojos de este, pero lo derrumbó por el hecho de que la arena no fuera muy dura y gruesa.

Oh dios que niño más bonito.

—Ouh—dijo el pequeño Noen —creo que has destruido el castillo, espera que te ayudo—empezó a apilar la arena en el sitio donde estaba antes de que Aryana la tirara torpemente.

—Gracias— estaban construyendo su castillo mientras se le ocurrían preguntas para él—Como te llamas? Yo soy Aryana, la gente me llama Ary, pero no me gusta, me hace ver más pequeña de lo que soy—dijo poniendo un puchero muy gracioso, que a Noen le dió risa.

—Yo me llamo Noen, me llaman Noen y me gusta que me llamen Noen—dijo gracioso burlándose un poco de ella

—Yo tengo seis años, y tu?? Pareces muy grande

—Tengo nueve aunque siempre piensan que tengo ocho o siete, no se porqué—dijo alzando las manos y los hombros a la vez.

—Yo pensaba que tenías… Tres mil!! —dijo tirando la arena que tenía en las manos por los aires.

Las madres por otra parte hablaron y se dieron los números para volver a quedar antes de que Noen y su madre volvieran a Georgia. Claramente quedaron  más de una vez durante esas tres semanas que estuvieron en Barcelona.

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Al año siguiente

—Noen cariño, ¿donde quieres ir este año de vacaciones?

—A ver a Aryana. —dijo mientras se metía en la boca una cucharada de cereales de chocolate.

—Me parece bien, no nos dió tiempo a ver muchas cosas de esa ciudad en esas tres semanas—fue porque su marido se puso enfermo y pasaron la mayor parte del tiempo en el hotel.

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El siguiente año Noen también queria volver a ver a su amiga.

—Noen, ya hemos ido bastante allí no cres? Podríamos ir a otro sitio como...

—¡No! Yo quiero ir y jugar con ella mamá. Es muy divertida.

—Sí tantas ganas tienes, puedes ir con tu abuela, que no ha ido nunca. —Miró a su marido buscando su aprobación— Y tu y yo podemos ir a Grecia, ¿que te parece?

Desafortunadamente su abuela murió la semana antes del viaje. Pero eso no le quitaba las incesantes ganas que tenía Noen de ir a España. Así que la mujer llamó a él número de la madre de Aryana para ver si lo podía cuidar ella.

Indudablemente la mujer asintió y a partir de entonces se volvió costumbre que Noen fuera cada verano a Barcelona, algunos veranos más tiempo y otros tan solo días, pero nunca se quebrantó esa tradición. Hasta su madre se compró una casa en Barcelona para que no pasarán todo el tiempo en casa de la madre de Aryana, que pobre ya tenía suficientes problemas.

Aryana desde que tenía doce años empezó a sentir que Noen era extremadamente lindo, pero nunca se lo dijo a nadie. Realmente empezó a verlo como un hermano ya que él nunca se iba a fijar en ella como algo más que una amiga.
Ese año más que ningún otro estuvo esperando a su llegada, ya que se había hecho bastante famoso y le quería preguntar como se sentía respecto al tema y claramente tenía emoción de ver al nuevo Noen, aunque seguiría siendo el mismo que siempre.

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Llegó el momento de recogerlo al aeropuerto.

—Oh dios—susurró Aryana para sí misma al ver lo bonito que él se veía mientras la buscaba.

Es magnífico. Me encanta su nuevo estilo, le queda muy bien.

De repente él la vió, la saludo con la mano y se acercó con una sonrisa de oreja a oreja y cuando lo tuvo a unos metros de si misma saltó y le abrazó bien fuerte. Noen la levantó del suelo porque era mucho más alto que ella, y la empezó a girar de lado a lado teniéndola aún entre sus brazos.
La bajó lentamente la miro a los ojos.

—Hola minion!

—¿Minion?—Le preguntó la rubia mientras se acercaba para darle un golpe citó en el hombro.

—Está por empezar el mejor mes del año rubita— dijo antes de guiñarlale seguido de una sonrisa malévola—.
Ese fue un muy buen mes, se la pasaron haciendo tiktoks tontos juntos.

—Lo de minion es por mi pelo o algo? — se lo tocó para saber si estaba bien puesto en su sitio.

—No. ¿En serio no te acuerdas? — exclamó levantando la ceja derecha — Lo dijiste tu! Que eras un minion. —dijo entre carcajadas

—No, no me acuerdo. Porque iba a decir yo eso? —preguntó mientras que no pudo evitar contagiarse de la risa del muchacho.

Hace unos años ella dijo que le llamaron minion en clase, y que a ella le parecía bien, ya que era bajita y llevaba unas gafas redondas. Esto le hizo mucha risa a Noen, y desde entonces cuando se quería referir a ella sin que ni ella lo supiera le llamaba minion. Se acababa de exponer. Ya no iba a poder utilizarlo más.

Esa semana estuvieron madres e hijos en la casa del rubio que tenía una gran piscina donde pasaron la mayoría del tiempo.

Juntos.

Algo estaba pasando pero ellos no se daban cuenta. Noen siempre vió a Aryana muy guapa, pero ella realmente no llamaba mucho la atención de los hombres por su físico, es decir, desde que la conoció tenía muchos granos, era bajita, y no tenía el cuerpo muy desarrollado, pero ese año la cosa cambió, digamos que la pubertad le dio duro. Se le fueron los granos, le cambiaron las gafas, a unas que le quedaban especialmente bien, y engordó un poco, pero en el buen sentido. Antes era muy flaca y le hacían bulling por eso, ahora se veía bien, muchos pensaban que "estaba muy buena".

Cuando se dieron cuenta el verano ya se iba a acabar intentaron pasar el último día maravilloso juntos, haciendo de la despedida una muy triste i emotiva, pero no como las otras, en esta ambos querían expresar lo que sentían pero no lo hicieron por miedo al rechazo y de estropear esa bonita amistad.

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Hola espero que os guste esta historia que estoy escribiendo con mi amiga AnaisGmez vota y comenta pls 💖