-¡LEVÁNTATE, McDOLAN! ¡ES TARDE! - Gritó Sebastian entrando abruptuamente a mi cuarto.
-Ni siquiera estaba dormida...- Dije con ironía... Los vampiros no dormimos...
-Gran chiste McDolan, ahora a trabajar...- Dijo con su tono de voz que era grueso... Conforme a su cuerpo flaco, alto y bien esculpido a raíz del ejercicio...
-Como ordene... Su majestad... -Bromeé -No esperarás verme bañandome, ¿o si, jefecito? - Le dije con tono sarcástico. Acto seguido salió de mi habitación, tomé mi toalla y me metí al baño, tomé una ducha y luego me lavé los dientes... Mis colmillos estaban doliendome... Debió ser por el entrenamiento de ayer...
Salí de mi habitación con el típico traje que debemos usar los del clan... Me parece algo estúpido, parecemos agentes de el FBI o algo parecido a eso... Me sentía mal usando eso... El caso era que me dirigí a la oficina de Sebastian a decirle que iba a por Grandt, cuando me topo con Klein.
-¿Otra vez tú, Klein? - Dije mirandolo a los ojos con un tono de orgullo y superioridad - Déjame respirar un solo segundo, ¿vale? Necesito espacio...
-Ni te creas McDolan... Voy a buscar a Diaura, ni te vine a ver a ti... -Dijo con una sonrisa burlona en su rostro -Por cierto, te ves sexy con ese traje -Dijo con burla... Demasiada...
-Sigue tu camino, Klein...- Le pasé por el lado y seguí mi camino hacia la oficina de Sebastian. Llegué y toqué la puerta.
-Pase, está abierto- Dijo la voz ruda por detrás de la puerta.
Entré cuidadosamente y Sebastian estaba leyendo un libro.
-Sebastian... Permiso para iniciar la misión - Dije pidiendole la aprobación.
-Permiso aceptado, McDolan... Que tenga suerte... Y "que la fuerza siempre sea su mas fuerte y única arma"- Dijo.
Agradecí y me dirigí a el salón de armas, tomé mi equipo y lo crucé por mi cuerpo... Cinturón de balas de plata, pistolas de repuesto en las botas, y lo más importante, mis uñas de plata... Me puse mi abrigo y salí de el refugio del clan.. Que quedaba en medio del bosque a unas horas de la ciudad...
Movilizarme por los árboles cargando el equipo no era muy sencillo a decir verdad, era como cargar con tres muertos a tu espalda... Pero eso no era nada... Pero aún así era complicado... Al cabo de unos minutos llegué a la entrada de la ciudad y caminé hasta el puente de la entrada y me adentré en la gran ciudad... Si que era grande... Caminé hasta la compañía donde se encontraba Grandt... "Lástima que hayas traicionado a Sebastian", pensé. Entré sonriendole al recepcionista y este devolvió la sonrisa, subí el ascensor y tomé el atrevimiento de entrar en la oficina de Grandt, quien estaba besuqueandose con la secretaria...
-G-gracias Janice... Puedes retirarte- Dijo Grandt acomodandose la corbata y la chica salió a mis espaldas -¿Qué te trae por acá, Reila?- Dijo sentandose en su silla.
-Bueno, tu sabes por qué vengo... - Dije con seguridad.
-Oh, vaya. ¿Sebastian se enteró?- Preguntó como si no lo supiera.
-Vaya, estás algo imbécil hoy, ¿verdad? - Dije con rudeza.
-Relájate, Reila... Que yo no se que está pasando... - Dijo, y en un movimiento me puse detrás de él apretandole el cuello con las uñas de plata...
-No debiste hacer lo que hiciste, Grandt - Le susurré al oído.
-S-suéltame...- Dijo retorciendose de dolor gracias a la plata...
-Lo haré rápido e indoloro Grandt, pero primero quiero el collar...- Pedí y se quitó el collar dorado que brillaba gracias a la luz... -Muy bien Grandt... Gracias por haber cooperado... - Le enterré las uñas en el cuello y este comenzó a retorcerse y a suplicar por compasión, pero era mi trabajo y no sentía dolor por esto... Al cabo de un rato, Grandt dejó de moverse y de sollozar y supe que había muerto... De nuevo... Para asegurarme, disparé una bala de plata en su pecho y salí de la oficina caminando naturalmente, me despedí del recepcionista y corrí hacia la salida de la ciudad... Había sido fácil... Más de lo que esperaba...
Trepé el árbol y me movilicé hasta el refugio del clan, era bastante grande a decir verdad, introduje en la cerradura el collar del clan y la puerta se abrió, entré y Sebastian estaba en la entrada...
-V-vaya McDolan, eso fue rápido...- Dijo sorprendido.
-A mi también me sorprende... Demasiado- Le dije también con tono de sorpresa...-Bueno, aquí tienes- Extendí mi mano y le entregué el collar...- Lo que querías...- Dije- Buena noche Sebastian.
-E-espera McDolan...-Dijo interrumpiendo mi camino.
-¿Qué pasa?- Le dije cuando me di la vuelta.
-Y-yo... Quería agradecerte por esto...- Miró su collar.
-No es nada... Mi deber es protegerte... Así como lo hiciste tú un día...- Sonreí levemente, y seguí mi camino...