3. T a q u i c a r d i a

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Bien, tal vez era una exageración, pero YoonGi sentía que los latidos incontrolables contra su pecho era lo más parecido a un ataque de taquicardia.

¿Era normal?

Él solo lo había sentido después de que su profesor de deportes los obligó a dar dos vueltas a todo el campo, pero ahora no corría, solo observaba a JiMin estirar para su práctica.

Soltó un quejido cuando una mano se estrelló contra su espalda, giró a observar al causante de su reciente dolor y distracción, encontrando a JungKook con una sonrisa traviesa adornando su rostro.

Puso los ojos en blanco antes de volver su atención a la cancha, haciendo una pequeña mueca al ver que JiMin ya no estaba en su lugar y corría hacia sus compañeros.

Con el libro que tenía en manos golpeó las piernas de su amigo, JungKook solo rió ante la acción.

—Eres tan adorable —dijo mientras terminaba sentándose junto a él.

—Adorable mi trasero.

—Eso también.

Esta vez no dudó en golpearlo con más fuerza, viéndose avergonzado ante la afirmación. El azabache volvió a reír y su atención fue al centro del gimnasio, viendo como el entrenamiento empezaba.

—¿Es verdad que la última vez lo felicitaste por perder?

Sus mejillas se calentaron ante lo dicho, desvió la mirada a sus manos y JungKook no necesitó más para confirmar sus sospechas.

—El amor te hace tonto, ¿Eh?

—Cállate.

—¿Por qué no le hablas?

—Sí le hablo.

JungKook elevó una ceja y lo observó como si hubiera descubierto un mundo totalmente nuevo, no estando muy lejos de la realidad.

—¿En serio? ¿Más de un minuto y sin tartamudear para después huir? Yo creo que deberías leer uno de esos blogs que hay por internet, dicen que ayudan bastante.

Negó con la cabeza mientras volvía su atención a la cancha, no pudo evitar suspirar al ver a JiMin corriendo con el balón estando en su poder.

—¿No crees que sospecha que solo vienes a verlo?

La pregunta hizo que hiciera una pequeña mueca.

—No lo creo, ya sabes, solo me ve cuando está en sus entrenamientos, puede deducir que siempre vengo.

—Claro, lo que acabas de decir no tiene sentido.

Arrugó el entrecejo mientras hacía un gesto con la mano, restándole importancia. Pasó los siguientes treinta minutos observando el balón ser pasado por los jóvenes siendo duramente golpeado contra el piso y se preguntó si eso era una buena terapia para eliminar la ira.

Cuando el entrenamiento terminó vio a los jugadores ir hacia sus cosas para tomar algo de agua y después a la ducha.

No pudo evitar otro suspiro ante JiMin y su corazón volvió a latir desenfrenadamente cuando su amor platónico lo observó y agitó la mano hacia ellos para después llamarlo.

—Alerta roja YoonGi, te está llamando.

—A ti —replicó.

—Apenas y sabe mi nombre, es a ti, ve antes de que se arrepienta.

Si no fuera por el pellizco que le dio en su muslo no se hubiera levantado, bajó las gradas rogando para que el nerviosismo no se notara y se detuvo cuando JiMin se acercó lo suficiente para estar frente a él.

—Buen juego —murmuró tan bajo que dudó si JiMin lo había escuchado.

—Gracias, oye, Tae me dijo que iríamos a comer algo luego, solo espérenme diez minutos.

No reaccionó ni con el apretón que le dio en el hombro, solo vio a JiMin alejarse con sus cosas a los vestuarios, parpadeó repetidas veces para después asimilar lo que había pasado.

Iría. a. tomar. algo. con. JiMin.

Ahora sí creía tener un ataque al corazón, sus latidos se aceleraron tanto que llegó a asustarlo, podían pasar años y él jamás se acostumbraría a los efectos que tenía JiMin en él.

Giró para subir las gradas y junto a Jeon estaba Tae.

Oh, sin duda un día de estos mataría a Tae.


Park effects ﻬ [ j i m s u ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora