-No quiero cortarme el pelo -le expliqué.
Pareció perplejo.
-No tienes por qué hacerlo. No es obligatorio.
-Todas las guardianas lo hacen, eso y exhibir los tatuajes.
Me soltó las manos de forma imprevista y se inclinó hacia delante. Lentamente estiró la mano y sostuvo uno de mis rizos, retorciéndolo en torno a uno de sus dedos con gesto pensativo. Me quedé helada y durante un instante no hubo en el mundo otra cosa que Dimitri acariciándome los cabellos. Luego, soltó la guedeja, un tanto sorprendido, y avergonzado, de lo lejos que había ido.
-No te lo cortes -repuso bruscamente.
Rose Hathaway y Dimitri Belikov