Capítulo cuatro

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Yuta:


Creo que estaba enloqueciendo lentamente.


"Han sido 2 días..." Dije mientras me acurrucaba frente a la fogata al lado de Taeyong. Era un milagro que si quiera tuviéramos fuego. Había encontrado el teléfono de Taeyong detrás de la cama después de que quité el colchón de las ruinas para que lo usáramos. Estaba en blanco por supuesto. La pantalla negra y empapado, pero su rostro se había iluminado como si le hubiese dado un caramelo. No entendí su explicación frenética sobre litio y oxígeno y algo sobre Bear Grylls... todo lo que sé es que sacó la batería de detrás del teléfono y puso metal en este. Chispas. Probablemente debería estar agradecido de que haya pasado mucho tiempo en nuestro dormitorio mirando documentales por sí mismo. Definitivamente deseaba haberlos visto con él. Me habría sentido más útil.


"Necesitamos comida." Respondió. "Siento que mi estómago está tratando de comerme vivo." Frotó su estómago con su mano sana mientras se quejaba. Habíamos tratado de pescar; bueno... yo había intentado, pero hasta ahora no habíamos tenido suerte.No teníamos realmente cuerdas o redes, o incluso un cebo para atraer al pez. Todos los consejos que Taeyong me dio no sirvieron de nada. Probablemente sería mejor que lo hiciera él, pero no quería que dañara más su brazo.


"No hemos ido a explorar." Dije y miré hacia el bosque a nuestras espaldas. "Deberíamos tratar de buscar más... árboles o algo." Murmuré, apretando la sábana a mi cuerpo. Taeyong me había prestado su sudadera pero apenas ayudaba. La noche era realmente muy fría. Él me lanzó una mirada que usualmente significaba que había dicho algo estúpido.


"¡No me mires así! ¿No siempre tienen las islas cientos de plátanos y cocos? Sabes a lo que me refiero." Habíamos encontrado dos palmeras pero solo habían tenido unos cuantos cocos frescos con agua y los demás eran viejos. La pulpa sabia asombroso después de un día entero sin comer pero realmente REALMENTE quería algo más justo ahora. Algo más. Le piqué las costillas y rió suavemente.


"Lo sé. Aunque no creo que haya plátanos aquí." Eso me sorprendió. No lo había escuchado reír en un tiempo. No desde hacía semanas antes del escándalo que él había empezado a encerrarse en sí. Todos habían estado curiosos a cerca de lo que estaba pasando pero nuestro manager nos había aconsejado preguntarle a Taeyong sobre eso personalmente en lugar de escucharlo de él. Mordí mi labio, tratando de pensar en la mejor manera de sacar casualmente el tema cuando él bostezó ruidosamente. Sus ojos se arrugaron y su nariz se redondeó, sus labios formando un óvalo perfecto.


"¡Eso es tan injusto! ¿Por qué eres guapo incluso cuando bostezas?" Salió de mi boca antes de que incluso hubiera estado consciente de lo que pensaba. Él rió de nuevo, más fuerte esta vez y sonreí cuando noté que sus orejas estaban rojas.


"No tú también." Murmuró. "La gente me llama guapo todo el tiempo." Bajó el frente de su gorra hacia su rostro y se inclinó para añadir más leña al fuego.


"Pero lo eres." Le dije sólo para ver lo nervioso que se ponía pero en su lugar él lo regresó diciendo,


"Tú también lo eres." Parpadeé lentamente, sin saber que decir. Estaba bromeando, ¿verdad? ¿Taeyong pensaba que yo era guapo? ¿Yo? Podía ver el sonrojo subiendo por su cuello y llenando sus mejillas. Eso era disparatado. ¿Por qué se avergonzaría? Siempre lo miraba con envidia durante las sesiones de fotos y la prensa. Taeyong destacaba como una farola a nuestro lado. Él era... como un faro comparado conmigo con mi pequeña bombilla. Era tan hermoso que casi me ofendía tener que competir con él por atención.

Island RoomatesWhere stories live. Discover now