El café de las seis.

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«El universo de Sword Art Online y sus personajes no me pertenecen a mí sino a Kawahara Reki y A-1 Pictures. Los utilizo en este escrito únicamente con el fin de entretener y homenajear a una cumpleañera odiosa (¿?)»

Capítulo Único.

No importaba cuántas veces Kazuto se tardase saliendo de su universidad camino a casa, no importaba si llovía y los relámpagos iluminaran el cielo con sus fugaces centellas, siempre, pero siempre encontraba la manera de llegar a tiempo a su sitio favorito en su ciudad.

Su pulso se aceleraba y su corazón latía desbocado; todas las mañanas ensayaba lo que iba a decir y aun así no era capaz de articular más de dos oraciones seguidas cuando finalmente llegaba la hora. Mientras se perdía en las inmensidades de sus pensamientos, finalmente sus pies lo guiaron hasta la entrada del sitio.

Una cafetería, igual a muchas otras repartidas por la ciudad, era el sitio que le robaba los pensamientos al menor descuido o, mejor dicho, era ella, la chica detrás de la barra quien lo dejaba sin aliento.

No importaba cuántas veces intentara responderse ni aclarar el asunto, era simplemente inexplicable cómo las fuerzas gravitacionales del planeta lo arrastraban a aquel abismo de cabellera mandarina.

Aquella tormenta de bonito cabello, bonitos ojos y bonita voz tenía nombre, y Kazuto ensayaba su nombre junto al suyo mientras el aroma del café le hacía querer algo más que suspiros derrotados.

Se adueñaba de la mesita junto a la ventana, y mientras una señorita de cabello castaño le sonreía amablemente al tanto le tomaba el pedido él sólo se dedicaba a sacar un libro cualquiera del portafolios, simulando una vez más ser un lector empedernido, siendo la oscura verdad que aquello era solamente una pantalla, puesto que su verdadero objetivo era su silenciosa y solitaria cita con la barista detrás de la barra.

Tarareaba una canción cualquiera mientras sus dedos se deslizaban entre las hojas del libro de portada amarilla y su vista se desplazaba más allá de los fríos cristales producto de la reciente llovizna. Kazuto solía quedarse el tiempo suficiente para apreciar el café y apreciar a la sonriente barista que, aunque sonara un poco acosador y se sintiera mal por ello, trataba de apaciguarlo disfrutando la tarde.

Cuando sus dedos tocaron la madera de la mesa su apreciación del paisaje se vio interrumpida por la repentina llegada de los ojos bonitos que tanto adoraba.

Sobra mencionar que su susto —y su alegría, para qué negarlo— fue mayúsculo.

Un par de ojos avellana los examinaban con cuidado, como si quisieran ver más allá de su mensa cabeza —la de él, obviamente.

—¿Hola?

—Hola, perdón por interrumpirte, pero no pude evitar notar que el libro que estás leyendo es Cumbres Borrascosas ¡y me encanta en serio! Así que, si no es mucha molestia, ¿me podrías decir que te parece?

La chica sonrió y el fatality de emociones terminó por noquearlo.

—Ohm... No tengo problemas en realidad —Kazuto intentó respirar, que se le acababa el aire—, pero es que... recién lo he empezado. Jejeje.

—Oh —la chica tomó una postura un poco más recta, puesto que casi se había abalanzado sobre él—, es curioso, porque hace cinco días que te veo con el libro abierto.

—Ehm, sí, es que... me gusta tomarme mi tiempo —las neuronas de Kazuto estaban como decenas de Bob Esponja intentando apaciguar el fuego en su cerebro—. Espera, ¿me estuviste observando?

El rostro de la chica se coloreó levemente de rojo.

—Sí, bueno, no te confundas, no te estaba espiando u algo por el estilo. —Usó sus manos para abanicarse en un intento vano de apartar la atención y Kazuto vio la oportunidad para usar la mirada*.

—Es un libro muy bueno, en verdad —sonrió tratando de cambiar el tema y, prolongar la conversación—, tiene una trama muy interesante.

—¡En verdad que sí! —los preciosos ojitos de la barista brillaron aún más luego de aquellas palabras y Kazuto sólo quería inmortalizar el momento — Aunque, un poco triste si te pones a pensarlo bien.

—¿Por qué lo dices? —Kazuto estaba, inesperadamente interesado.

Asuna ladeó la cabeza. —¿No te importa si te spoileo?

—Ejem... —Kazuto carraspeó— Tranquila, puedes darme tu opinión nada más.

—El libro es para mí el claro ejemplo del arrepentimiento —la chica sonrió y Kazuto decidió que hasta sus sonrisas tristes eran preciosas—. Cegado por su odio, Heathcliff pasó toda su vida odiando a la mujer que amaba, y cuando ella murió, fue demasiado tarde para él.

Un repentino silencio inundó la conversación y Kazuto lo dejó estar, pues hasta para un lelo como él era obvio que había tocado una fibra sensible.

—Pues yo no cometeré el mismo error.

—¿Eh? —la barista quien, se había quedado inmersa en sus pensamientos hasta entonces pareció despertar— Disculpa, ¿dijiste algo?

—Nada, no te preocupes —Kazuto le echó una rápida mirada a su taza vacía— ¿Te importaría si volvemos a compartir el libro un día de éstos?

Cuando la chica sonriente le dijo que sí, las Bob neuronas de Kazuto fueron invadidas por un torrente de agua helada, apagando sus incendios.

Fin.

Notas de autor.

¡Hey! Feliz cumpleaños a ti, mi lady Odiosa.

Honestamente te iba a dar algo amargo para que te duela, pero la musa me pateó fuerte y decidimos date algo fluff.

Así que espero que te haya gustado nuestra Asuna barista y nuestro Kazuto acosador.

¡Espero cumplas muchos años más!

—GhostScarpillo. El que espera conocer al amor de su vida en una cafetería (¿?) Okay, no.

PD: La mirada es la mirada del papucho. 7w7r

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