Prefacio

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Siempre fui un chico curioso.

Siempre fui diferente.

Siempre me metí donde no debía.

Por esos defectos que tengo pasó lo que pasó.

Lo que me atrajo a un mundo de pesadillas y horrores.

Medía como un metro sesenta, ella caminaba como si fuera alguien superior y su mirada tan oscura que hacía querer descifrar el enigma en sus ojos. Sin meter su nombre, ese maldito nombre que no era para nada común.

Samara Anniston.

¡Pero ojo aquí! No debía confundirse con la Samara del aro.

Samara y yo éramos desgraciadamente vecinos, vivíamos a tres casas dentro de los pequeños pueblos de Oregón, Estados Unidos, pero mi curiosidad en ella fue instantánea.

Solo la vi un día y mi interés en ella explotó dentro de mí.

Yo sabía de su existencia desde que éramos apenas unos niños. Enn ese entonces todos éramos iguales. Yo tenía un montón de cabello negro y no tenía mi cuerpo en forma, parecía un espagueti; y ella, bueno ella tenía su cabello largo, negro azabache, el cual hacia juego con sus ojos, era tan blanca que cada vez que la veía me causaba un poco de miedo.

Eso en ella fue lo que despertó mi gran inquietud: Su aspecto que causaba curiosidad y miedo a la vez.

Samara nunca salía de su casa, ni un rato. Parecía de esas chicas que le gustaba andar sola y así era porque ella estudiaba conmigo en la escuela. Era completamente distinta a las demás, y yo quería, no, mejor dicho, necesitaba saber qué era eso tan peculiar en ella y también ¿por qué no le gustaba hacer las mismas actividades que nosotros?, me explico, cuando yo salía a hacer tonterías como cualquier niño, ella ni siquiera se asomaba a la ventana, solo parecía que nunca estuviese allí.

No iba a ningún lugar que yo fuera, por ejemplo parques, ferias, nada de eso.

Ella rechazaba cualquier gesto de las personas.

Pero un día hubo algo que me dejo más curioso todavía y fue la extraña forma que tenían los lunares que estaban en su nuca. Era como una especie de flecha, con una línea en medio. Además Samara desaparecía con una agilidad impresionante.

Por lo tanto mi curiosidad infantil me exigía descubrir el gran enigma que era Samara.

Soy sincero, toqué muchas veces la puerta de su casa para encontrar una nueva amiga que se involucrara en cada travesura que hiciéramos, ya saben cosas de niños, y además no habían muchos en este pueblo... pero cada vez que iba me daban la maravillosa respuesta que no esperaba.

—Buenos días, señora mamá de Samara. ¿Se encuentra ella para jugar? Tengo un videojuego nuevo y mi mama dice que puedo jugar con un amigo —Había dicho mi mini yo, con cara de súplica en la puerta de su casa.

Su madre era una mujer completamente normal si se le comparaba con ella, siempre me sonreía cada vez que me presentaba en su casa, lo cual era muy seguido.

—Oh, pequeño, sería grandioso, pero Samara está enferma en este momento como para salir. Lo siento mucho.

La excusa —La maravillosa excusa de siempre— era que estaba enferma de gripe, fiebre, sarampión, etc... era extraña, porque nunca se curaba.

Mi mamá me decía que quizás era diferente fisiológicamente, yo le preguntaba porque nunca salía de su casa, pero nunca encontré la respuesta.

Yo, muy en el fondo muy en el fondo sabía que no era cierto. Yo sabía que Samara nunca estaba enferma, algo me lo decía, como un sexto sentido.

No obstante, eso no acabó mi curiosidad. Cuando cumplí los catorce años el interés inocente por jugar con ella desapareció.

Deje de creerme el cuento de las enfermedades por completo y empecé a estudiar e investigar su entorno.

¿Qué encontré? Pues, nada.

Ella nunca salía de su casa, nunca sucedía algo extraño, nada raro pasaba a su alrededor, al parecer todo era normal.

Así el tiempo fue pasando y no conseguí nada.

Celebré mis cumpleaños, hice amigos, maduré físicamente y un poco mentalmente, me relacioné con el mundo, ¿y Samara? Continuó con sus supuestas "enfermedades" —inserten comillas, porque ya no me tragaba el cuento en absoluto— que solamente le permitían ir a clases, ¿qué conveniente no?


nuevo libro en colaboración con Dallana Tolentino mil gracias por estar apoyandome les doy invitación a que pasen por su perfil, lean sus historias y se sumerjan en las montañas rusas emocionales que esta mujer crea

capitulo 1 lo publicare apenas lo tenga listo

Samara: nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora