Capítulo III: Pesadilla hecha Realidad

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Narración en primera persona

Al ingresar al comedor de inmediato notó las caras nuevas, era algo imposible de no notar, no sólo por el hecho de que he pasado ya muchos años viniendo a la misma escuela y ya conoces a todos prácticamente o al menos sabes que lo has visto en algún momento, sino que simplemente a primera vista notas lo diferentes y a la vez fascinantes que son. Me dirijo a la mesa donde estaban mis amigos, puedo ver que al igual que todos están intrigados por los alumnos nuevos, al parecer la única que me nota al llegar es Ana quien me hace señas para sentarme a su lado.

- ¿Los viste? - pregunta medio susurrando cerca mío.

- ¿Es imposible no verlos- respondo de la misma manera- son la sensación de toda la escuela, has podido escuchar algo al menos? –

- pues escuche que son los Cullen, al parecer su padre fue transferido aquí hace al menos un mes, todos son sus hijos adoptivos- respondió de manera alegre. –

-Todos son hermanos, ya veo- respondí de manera casual, me giré hacia su mesa para observarlos más detalladamente.

Los ahora nombrados Cullen se trataban de las mismas caras que había dibujado hace poco, eran tres hombres y dos mujeres, a la vista se notan retraídos o más bien conservadores, al primero que noto es al hombre mas grande, tenia un cabello corto y negro con una contextura musculosa, siendo sincera parecía un hombre intimidante pero si te fijabas bien notabas una cara mas bien amable, a su lado había una mujer rubia y hermosa, aunque con su ceño fruncido no lo demostraba mucho pero si se notaba que no le gustaba estar aquí, la siguiente es una mujer pequeña con un corte pixie, a la vista se notaba su estatura pequeña y delgada, era como un duendecillo pero aun con eso era hermosa lo que si note de ambas mujeres es el gran sentido de moda que tenían o eso es lo que pude deducir de eso ya que si soy sincera, no estoy muy interesada en esos sentidos pero el trabajar en una tienda de ropa te mantiene al día, el siguiente es un hombre con cabello cobrizo era el mas delgado de todos pero aun así mostraba una estructura bien definida, pero en su cara se notaba que estaba un poco intranquilo, como aquellas personas que tienen mucho en su cabeza y no saben cómo arreglarse, y el ultimo pero no menos importante el último hombre.

Al verlo por primera vez en vida real me causo una sensación muy extraña casi nauseabunda, aunque no de mala manera, este ultimo era rubio con unos risos que llegaban casi a los hombros y estructura musculosa, no tanto como la del fortachón sino más bien mediana pero lo que si note de todo esto fue su cara, tenía una sensación de terror como si estuviera sufriendo o algo parecido y de inmediato tuve la sensación de ir a darle apoyo, pero siendo sincera con la mirada de la rubia no me apetecía mucho ir, todos eran hermosos a su manera y lo único que se podía notar como una igualdad entre ellos eran esos ojos dorados que todos tenían y cabe mencionar que me tope con un par de ellos que note que me observaban, se trataba de el rubio.

Me di la vuelta de inmediato y me dispuse a pensar lo raro que es toda esta situación, para empezar la razón de esos bocetos, no seria mentira decir que a pesar de estar sorprendida por todo esto, ya estaba acostumbrada a que al final todo lo que dibujaba o la gran mayoría se volviera real, lo que si me asombraba era el hecho de que es la primera vez que dibujo rostros y no un paisaje entero, generalmente esos paisajes significan los lugares que visitaría o donde ocurriera algo, por ejemplo hace unas 2 semanas dibuje la entrada del supermercado y ese mismo día tuve que ir de compras, lo que no espere fue el hecho de que me tropezara en la acera debido a la nieve y me torciera el tobillo, no es lo mas impactante de todo, pero al menos ahora voy con cuidado por donde camino. Pero el hecho de que dibujara personas me era un misterio total y eso hacía que a cada segundo me viniera a la mente ese dibujo.

Decidí que no debía darle vueltas al asunto todo el día y me centraría en mi almuerzo, pero al dirigirme a la barra de comidas note como el Cullen de cabello cobrizo me miraba sorprendido, como si me creciera una tercera cabeza o algo parecido, aunque no le tome tanta importancia y me fui a elegir lo que comería hoy.

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El día paso sin ningún problema, en realidad después de comer todo el mundo comenzó a calmarse un poco y al terminar la escuela de inmediato me dirigí a la tienda para trabajar, al llegar rápidamente me saludo la señora Jones, la dulce viejecita que me ayudo durante mucho tiempo, incluso hasta el día de hoy, me dirigí detrás de la caja registradora para organizar el dinero y al terminar mi jefa me pidió ayuda por los nuevos encargos que habían llegado hoy temprano, algunos piensan que al ser vieja la señora Jones tiene ropa anticuada, pero la verdad la mujer tiene una adoración por la moda y se mantiene al día, recuerdo el día en que casi le da un infarto cuando pregunte por la revista que leía, al parecer no conocer la marca "Chanel" era un pecado.

Mientras desempacaba todo oí la campana que señalaba que clientes entraban a la tienda, pude ver de reojo que la señora Jones corría a atender a los clientes, solo escuchaba murmullos y pequeños grititos de alegría hasta que escuché que la señora Jones me llamaba.

- ¿Liz cariño, podrías traer el nuevo encargo por favor? - dijo de manera dulce.

-Enseguida voy- rápidamente me dirigí a la entrada con los nuevos atuendos recién organizados en los ganchos de ropa. –

Al llegar a la entrada vi a la señora Jones acompañada con nada mas ni nada menos que las dos hermanas Cullen, al acercarme me sentí nerviosa, pero al ver sus caras iluminadas por la nueva ropa hizo que me relajara y a paso decidido me acerque a ellas.

-Aquí tienen- dije con mi voz de vendedora, acercándoles la nueva colección para que echaran un vistazo

-Gracias- ambas dijeron al unisonó rápidamente para dirigirse a observar la ropa, solo pude observar a la señora Jones con una cara complacida por ver gente con su mismo gusto, por otro lado, me dirigí a la caja a esperar por la venta.

-Nos llevamos esto- dijo el duendecillo después de un rato dejando toda la ropa que iba a comprar en el mostrador. Asintiendo empecé a ordenar todo rápidamente mientras la chica tenia ojos de estrella observando como toda esa ropa será suya.

- Son 99.95 por todo- dije mientras empezaba a empaquetar, la rubia se acerco al mostrador sacando la billetera y dejando un billete de 100 dólares.

-Quédate el cambio- dijo rápidamente viendo como abría la caja para buscar el cambio.

-Eres de la escuela, ¿no?, creo que te vi durante el almuerzo- llego diciendo la chica duendecillo.

-Si – respondí asintiendo- soy Elizabeth Blair, pero prefiero que me llamen Liz- dije

- Soy Alice Cullen y esta es mi hermana Rosalie- dijo recogiendo las bolsas- espero verte pronto en la escuela Liz, hasta pronto. - dijo dirigiéndose hacia la salida y la ahora conocida como Rosalie asintiéndome como señal de despedida para luego salir del local.

Extrañamente solté un suspiro que no sabia que estaba conteniendo y me fui rápidamente a seguir ordenando los paquetes sin antes observar como las hermanas Cullen se iban en su auto, al final de el día estaba exhausta y al solo tocar mi cama caí en un profundo sueño.

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Sinceramente le debo una disculpa, al empezar esta historia tuve muchas ideas y al final me frustre tanto que la deje abandonada, pero hace poco note un gran apoyo y me dije a mi misma que no podía hacerles esto, ademas de la inspiración que vino con eso.

Empezare a escribir los siguientes capítulos a partir de hoy y espero los disfruten, pido de todo corazón que perdonen la falta de ortografía y siéntanse libres de expresar sus opiniones, estaría mas que encantada de leerlas

con mucho cariño, Li<3

♠Finding you♠[J.H.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora