corre

Estaba volviendo a casa después de trabajar, me arrepentía terriblemente de no llevar mis cascos puesto que me los había olvidado, todo estaba bien, la risa que normal mente me acompañaba de camino a casa hoy no se escuchaba, esto me tranquilizaba me hacía pensar que todo eso había terminado

Que equivocada estaba....

Un par de minutos más caminado llevaba cuando esa estupida risa chillona se pudo escuchar por la calle normalmente me echaba a correr para llegar rápido a casa pero ese día estaba demasiado cansada y pensaba, si no me a pasado nada desde que la enpeze a escuchar no creo que pase hoy

Al cabo de unos segundos sentí un golpe en la nuca y todo se volvió negro.

Cuando desperté estaba en una habitación de paredes completamente blancas y estaba tumbada en una cama con las sábanas del mismo color, en frente mío había un cuadro de una niña, debía tener unos 8 o 9 años, estaba sentada en una de estas sillas que parecen un trono, de un color rojo intenso, sus ojos eran tan negros que no se podía diferenciar la pupila, y su pelo liso era de el mismo color, su piel parecía echa de porcelana y esta graba una muñeca de cerámica, piel Morena y ojos ámbar y pelo castaño.

No le presté mucha más atención al cuadro en cuanto me fije en la puerta de la pared de al lado, me levante rápidamente para ir hacía ella, lo cual no fue muy buena idea ya que me mareé lo suficiente para ver toda la habitación borrosa.

-mierda- susure mientas me sujetaba la cabeza, cuando se me paso lo bastante para moverme me acerque a la puerta y me sorprendí al descubrir que estaba abierta.

-corre, rápido ya viene!- escuche una voz infantil no sabia muy bien de donde venía pero decidí hacerle caso, abrir la puerta y enpeze a correr por un pasillo totalmente blanco y sorprendentemente bien iluminado, podía ver una puerta al final del pasillo- corre! No pares de correr!- cuando llege a la puerta y la abrí la puerta me sorprendí al ver una habitación exactamente igual a la anterior, exepto por la muñeca que tenía la niña de el cuadro, esta en vez de ser Morena y tener los ojos amarillentos tenia el pelo negro y los ojos castaños, no me quede mucho tienpo ya que abrí la puerta que  estaba tanbien en esa habitación y seguí corriendo.

Pase por varias habitaciones todas iguales a excepción de esa estupida muñecas y la voz infantil no paraba de decirme que corriera  con cierto todo de preocupación, pero ya empezaba a sentir el cansancio y la desesperación más de la cuenta, tenía sed y hambre, resumiendo quería irme a casa.

-ya casi estás! Rápido!- escuche nuevamente la voz gritame, al entrar a un nuevo pasillo este en cambió tenia más de una puerta, al contrario que todos los anteriores- corre habre la puerta y vete!

-Pero que puta puerta!- me las quede mirando y mientras pensaba cual puerta seria volví a escuchar la risa que había escuchado en la calle junto unos pasos, la desesperación y el miedo crecieron en mi y escogí la puerta del final, al parecer me equivoqué ya que esta daba a otra habitación igual que las demás en la que había estado a diferencia que esta no tenía mas puertas, ni el cuadro solo una casa de muñecas en medio de la habitación.

Volví a escuchar esa risa infernal junto con aquella voz infantil.

- ho ho, puerta equivoca!- la risa se intensificó y cuando me di la vuelta la vi, la niña del cuadro estaba allí de pie en medio de el pasillo sonriendo de forma retocida- ahora te aquedaras aquí para jugar conmigo...para siempre!- la risa que soltaba cada vez se hacía más fuerte hasta el punto que me tenía que tapar los oídos y aún así la escuchaba luego todo se volvió negro otra vez.

Ahora soy una simple muñeca dentro de uno de esos putos cuadros, e visto más chicas pasar por esta habitación y e intentado avisarlas pero no podía, no puedo hacer nada, seguir conciente dentro de este cuadro es una tortura pero nada se le puede hacer, lo único que puedo hacer es advertirte a ti, que estas leyendo esto que si algún día escuchas esa risa por la calle, porfavor CORRE!