Estoy dentro de un celda, de vez en cuando me acuesto en el piso, y miro el techo imaginando cómo será el cielo, ¿Será de día? O ¿De noche?, como se verán la estrellas; el sol tal vez esté más brillante, no lo sé, llevo tanto tiempo aquí que ya lo estoy olvidando; todavía recuerdo la luna, tan grande, tan brillante, tan imponente, siempre ahí, recordándote que hasta en la más profunda oscuridad puede haber luz. Cierro los ojos para poder recordar que se sentía un abrazo, que se sentía hablar con alguien que no fuera tu consciencia, que se sentía ser libre.
Apenas lo recuerdo, era pequeña, inocente, todavía no conocía la crueldad de las personas, pero para ser sincera nunca me imaginé que terminaría aquí, así a punto de rendirme, con este dolor en mi pecho, al cual ya me he acostumbrado, sentir un vacío que sabes que no podrás llenar, ese vacío fue lo que me trajo aquí, me sentía sola, triste me sentía como una basura, como un juguete roto el cual nadie quería.
Mis únicos compañeros en esta celda son, la soledad y las voces que tratan de corromperme, de volverme loca que tratan de hacerme caer. La soledad es una buena compañera, a pesar de lo que digan los demás, ella escucha y no juzga solo está ahí, haciendo tus noches más largas, ella siempre está llorando, creo que se siente culpable, pero es necesaria, siempre se necesita un poco de soledad ¿o no?
Las voces son otra cosa, son tormentos que aunque lo intente no se van, siempre están ahí diciendo:
-Escapa, nadie te juzgará, solo hazlo, ríndete, ríndete, solo ríndete.
"Ríndete" esa es su palabra favorita, me he llegado a rendir lo acepto, pero siempre vuelvo, siempre vuelvo a este lugar, al cual creo ya haberme acostumbrado, creo que con unos arreglos se vería mejor pero bueno...Es difícil mantenerse aquí cuando la puerta está abierta, esta estupida puerta siempre está abierta, la he tratado de cerrar pero él siempre la abre, él es lo que me ha llevado a estar aquí, es alto, ojos azules como el mar con una sonrisa que te hace caer, yo he sucumbido ante el pero ahora solo lo ignoro, siempre intenta hacerme salir, pero ya no tengo fuerzas para moverme, estoy en medio parada en la delgada línea entre la celda y la salida, él me espera afuera con una sonrisa, esa sonrisa que dice: sé que lo harás solo es cuestión de tiempo. Yo solo me deje caer hacia atrás y he permanecido aquí tirada por un tiempo parecen siglo pero sé que apenas son horas y sé que mañana tendré que tomar otra vez la decisión, quién sabe tal vez mañana me vaya con él.
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Ansiedad
KurzgeschichtenMis únicos compañeros en esta celda son, la soledad y las voces que tratan de corromperme, de volverme loca que tratan de hacerme caer. La soledad es una buena compañera, a pesar de lo que digan los demás, ella escucha y no juzga solo está ahí, haci...