Era treinta de octubre de 2012. Faltaba solo un día para la Noche de Brujas y lo cierto era que no me provocaba mucha emoción. Siempre creí que era una fiesta en la que no hacías más que gastar dinero absurdamente en dulces y disfraces. Por supuesto, tampoco pensaba que los fantasmas, espíritus, espectros o como quieras llamarlos existían. ¿Quién creería en ellos sin una prueba concreta? Me daba risa ver a la gente temblar por el mero hecho de contar una historia de terror, claramente, falsa. Es decir, si fueran reales, ¿qué harían? ¿Atravesar paredes y puertas? Súper ingenioso. Me daban la sensación de que eran locos sin remedio
Esa noche me acosté temprano ya que sabía, sería un día demasiado largo. Niños corriendo, gritando, llamando a mi puerta… Como cada año.
No recuerdo muy bien qué estaba soñando, aunque de todas formas no lo considero importante. Un ruido muy fuerte me sobresaltó. Me senté rápidamente en mi cama y giré mi cabeza a un lado y al otro para ver qué había provocado tal sonido. Me fue imposible ya que la oscuridad cubría toda la habitación y la luz de la calle apenas llegaba a mi ventana porque estaba en un primer piso. No tenía ni la menor idea de dónde había salido, pero comencé a creer que formaba parte de un sueño muy real.
Tomé de la mesa de luz mi despertador y, aunque en ese momento no quisiera admitirlo, un pequeño escalofrío me recorrió al ver la hora. Las agujas comenzaron a girar lentamente en la dirección contraria al reloj, pero eso no fue todo, sino que, de a poco, una a una, se fueron posando Horario, Minutero y Segundero en el mismo lugar, 666. Según había escuchado alguna vez, ese era el número que representaba al Diablo. Me negué rotundamente a creer que estaba viviendo algo paranormal.
Dejé nuevamente el despertador sobre la mesa y agarré mi celular que se encontraba al borde del otro extremo de la pequeña mesa conectado al cargador. Me estiré lo más que pude sin levantarme de la cama hasta tenerlo en mis manos.
Toque el botón central, y la pantalla iluminó mi cara a la vez que mostraba en la parte superior derecha que eran las 6:66 de la madrugada.
Me quedé justo ahí, sin saber qué hacer. Una pequeña parte dentro de mí decía que no era un error, que los relojes habían marcado ese número por algún motivo. No obstante me obligué a creer que ambos aparatos estaban descompuestos. Me enojé conmigo misma por creer, al menos un momento, que había un espíritu diabólico cerca.
Conecté de nuevo el teléfono al cargador y volví a mi posición anterior para poder dormir hasta que amaneciera.
Fue ahí cuando creí ver una mano escondiéndose bajo mi cama.
Inmediatamente me tapé todo el cuerpo con la sábana, como si ello pudiese salvarme en ese momento. Mi corazón latía desbocado como si quisiera salir corriendo, y un sudor helado me recorrió la espalda. Solo pasados unos segundos noté que temblaba de pies a cabeza.
Cualquier persona podría haber gritado pero por alguna razón las palabras no querían salir de mi boca. Parecía que mi voz se había ido con mi valentía.
Me negaba ciegamente a pensar tal cosa. Es decir, si es que había una persona bajo mi cama, posiblemente sería un asesino o ladrón, por lo cual no creí que pudiera temerla una chica de apenas veinte años. Y, por supuesto, no era un fantasma. De solo imaginarme con miedo a esa posibilidad me daban ganas de reír. La gente moría y punto. No había nada tras eso.
Aun así, no me creía a mí misma como me hubiese gustado. Precisaba mirar debajo de mi cama para comprobar mi teoría. Odié con toda mi alma tener esa necesidad, ya que había generado estúpidas dudas en mi cabeza como si todo eso tuviese sentido.
—No puedo creer lo que haré —me dije sabiendo que no eran más que tonterías.
Me senté mirando hacia la derecha y puse una de mis manos en la mesa de luz y la otra sobre el borde de la cama.
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No te burles de los muertos.
Short StoryAlyson jamás creyó en fantasmas. Nunca le asustaron los cuentos de terror que escuchaba de niña, pensaba que eran simples tonterías sin sentido. Hasta que una noche, alguien inesperado llega a cambiar su vida por completo. Historia hecha para el con...