"Cuando cierres los ojos, podrás ver el mundo entero."Caminaba sin rumbo, o así parecía. Caminaba e incluso parecía que lo estaba haciendo en círculos.
"Ya pasé por aquí, ya pasé por allí, y nada." No veía nada; siguió caminando hasta ver por enésima vez esa cueva obscura que evitó las primeras veinte veces. A paso decidido entró, pensando que así cambiaría su camino y podría llegar a algún destino, ¿Cuál? Quién sabe.
El lugar era bastante obscuro, un olor húmedo llegaba hasta sus fosas nasales y esa incomodad de al dar un paso, sentir como su pie desnudo se hundía en el lodo. Caminó un poco más sin ver nada, su desesperación iba en aumento, pensó en regresar, pero cuando dio vuelta vio que la cueva se había dividido en cinco caminos diferentes.
¿Cuándo paso eso?
Con miedo, dio vuelta y siguió caminando sin rumbo fijo. Sintió que caminó unas dos horas, aproximadamente, sin descanso, pero sin saber cómo, logró salir de la cueva. Al salir esperaba un paisaje tenebroso, o al menos desértico, lleno de lodo, hierba crecida, muchas enredaderas y esperaba que el olor a naturaleza muerta lo recibiera, sorpresa fue ver un paisaje completamente opuesto a lo que imaginó.
Miró sus pies, esperando verlos enlodados y lastimados, pero sorpresivamente estaban impecables, incluso podría decir que se veían más blancos. Extrañado, dio un paso hacia delante pisando el pasto ligeramente amarillento, que se sentía como algodón, suave y cómodo.
"Estoy drogado, no hay duda." Se dijo a sí mismo, viró a la izquierda y vio un frondoso bosque con imagen otoñal, los árboles naranja y las hojas en el suelo lo hicieron sentirse tranquilo. El otoño era su estación favorita del año. No hacía demasiado frío ni demasiado calor, y el contraste de los rayos del sol con el naranja de las plantas era hermoso. A paso rápido, llegó hasta un bosque donde comenzó a adentrarse. Los árboles eran enormes, predominaban los pinos y sin querer, el pensamiento de que era ilógico que tantos árboles de naturaleza diversa convivieran en un solo lugar llegó a su cabeza, pero dejó de pensar en ello cuando el soplido del viento y el cantar de las aves lo distrajeron. Iba admirando la belleza del lugar hasta que el campaneo de un reloj antiguo, o al menos eso podía deducir por el sonido, lo saco de sus pensamientos.
Dio media vuelta para ver de dónde provenía y sobre una colina frondosa estaba un reloj muy grande color rosa palo con manecillas color negro, con números romanos y desafiando toda ley de física, pues quien sabe cómo estaba sostenido. Pensando en las múltiples posibilidades por las cuales el reloj estaría sostenido, sintió como unos brazos fuertes lo envolvieron por la espalda, apegándolo al cuerpo de alguien más. Su cuerpo se tensó instintivamente y se asustó.
—Tranquilo, todo esta bien. —Susurró el hombre a su espalda y se relajó casi de inmediato. Poco a poco esos brazos lo fueron soltando y se dio vuelta hasta quedar frente a frente con el desconocido.
—Yuu, ¿Me drogaste? —preguntó Takashima asustado, el frío viento alboroto sus cabellos castaños, nublándole momentáneamente la vista. Yuu rio y negó con la cabeza. —¿Entonces? —Arqueó una ceja esperando una respuesta, Yuu dejó que el viento revolviera sus largas hebras negras y cuando la corriente de aire se detuvo, recogió sus cabellos en una coleta alta, después se encogió de hombros. Takashima no entendía nada y el pelinegro aprovechó su distracción para caminar, alejándose de él.
—¿Yuu? ¡Yuu, ven acá! ¿A dónde vas? ¡Qué vengas! — Desesperado, lo iba siguiendo a paso apresurado, al escuchar la orden del otro Yuu se detuvo, lo vio directamente a los ojos y entreabrió los labios para responder, pero al último momento, no dijo nada y con el dedo índice de pidió que lo siguiera.
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In my Dream
FanfictionEn el mundo de los sueños volveremos a encontrarnos amor mío. Por siempre y para siempre. -S.Y