❝De elevadores en mal estado y universitarios torpes❞ 》 SEUNGWOO X WOOSEOK

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Wooseok conoció a Seungwoo en la universidad, no estudiaban la misma carrera, ni eran del mismo año, pero la vida se encargó de juntarlos sin que ellos se esperaran el cambio que eso traería en sus vidas.

Wooseok estaba en su segundo año de Inglés y Seungwoo en el cuarto año de Derecho, no tenían mucho en común, ni si quiera iban en la misma sede, pero un día, y de pura casualidad terminaron encerrados en un elevador de la sede principal de la universidad en donde se estaba llevando a cabo un concierto gratuito para todos los alumnos.

Entre el poco tino de Wooseok con los desconocidos y el ataque de pánico que le dio a un ya de por si ansioso Seungwoo, aquellas fueron las peores dos horas desde que se conocieron. Seungwoo comenzó a hiperventilar mientras intentaba apretar los botones del control, y Wooseok marcaba con manos temblorosas el número de Yohan, su mejor amigo que a esas horas de la tarde estaba tan borracho que no le marcó de vuelta hasta que él estuvo en la enfermería con el mayor medio desmayado y pálido.

Literalmente, Wooseok tuvo que armarse de valor para tomar por los hombros al alto chico que apenas podía respirar y empezó a tranquilizarlo como pudo, le intentó hablar pero este seguía repitiendo incoherencias en voz alta, mientras se apretaba la pierna; le tomó las manos para que se dejara de hacer daño, le sostuvo la cara para que lo mirara a los ojos mientras practicaba inútiles respiraciones que había visto en una película de embarazadas de Jennifer López. Seungwoo estaba hecho un manojo de histeria y Wooseok iba a llorar de desesperación, había apretado el botón de emergencia 3 veces, pero nadie le contestaba. Dentro del elevador podía escuchar el bajo de la música y los gritos eufóricos de la multitud. Seungwoo estaba a su lado tirado en el suelo, pálido y sudado y ninguno de sus amigos contestaba las llamadas.

Buscó entre los bolsillos del mayor su celular pero éste tenía clave y el chico parecía tan histérico que seguro ni la recordaba, así que lo único que pudo hacer fue poner en práctica el mismo las respiraciones sistemáticas de aquella película y se sentó a un lado del chico. Tomó su mano sudorosa e hizo lo que Jinhyuk, su hermano mayor, hacia siempre que él despertaba con pesadillas cuando era menor. Le cantó.

Probablemente la canción menos adecuada, pero solo pudo pensar en esa canción de cuna que su hermano cantaba y no era el momento de ponerse regodeón cuando el chico a su lado estaba a punto de desmayarse.

Yohan no le creyó cuando le contó que estaba en el hospital porque cuando encontraron que él elevador estaba descompuesto fueron a arreglarlo y esté cayó en picada dos pisos hasta que, quien sabe cómo, lo detuvieron de milagro, antes de que siguiera bajando a velocidad hasta que ambos murieran aplastados contra el piso.

El conserje le dijo, mientras lo sedaban -porque cuando abrieron la puerta insultó a todo el mundo en un ataque de histeria-, que eso era imposible porque la universidad tenía solo 5 pisos y ellos habrían caído solo tres. Cosa que hizo enojar más a Wooseok, porque una caída libre de solo dos pisos logró que Seungwoo se desmayara justo cuando él lo había calmado con su canción de la arañita y ahora él estaba diciendo que exageraba.

Como sea, estuvo solo, sentado en una incómoda camilla, separada de otras dos por tan solo unas cortinas celestes y medio mareado por el olor a antiséptico y enfermedades, hasta que un Yohan medio borracho y Eunsang llegaron por él.

-¿Estás diciendo que le cantaste una canción de niños a un chico que estaba sufriendo una taquicardia para que se calmara y resulto? ¿Entonces el elevador cayó dos pisos y él se desmayó en tus piernas? – Yohan se estaba riendo y Wooseok quería golpearlo, esa caída libre casi le rompe el coxis, porque se levantó del piso con todas sus cosas y compañero desmayado incluido y volvió al piso en un golpe seco.

-Lo que sea - Wooseok tomó sus cosas para ir a buscar el alta en la recepción y sus dos amigos lo siguieron – Quiero dormir todo lo que queda de noche y no pensar en la universidad hasta la semana siguiente.