Pasó la última página del libro y la blanca hoja le recibió. Otra historia vivida más, otra historia terminada más, otra historia llena de magia, de personajes inolvidables, lazos inquebrantables y llena de emociones, otra increíble historia más… una historia que no era la suya, aunque intentase que por unas horas lo fuese.
Cerró el libro y la suave ráfaga de viento hizo titilar la llama que lo acompañaba. Las sombras que creaba bailaron a su son, penumbras que esparcía por la estantería, recubriendo tantas y tantas novelas que era casi imposible de contar. Se dejó llevar por aquella danza, era capaz de ensimismarse y entretenerse con cualquier cosa, excepto con su propia historia.
Se levantó de la silla y recorrió la habitación, fijando la mirada en multitud de recuerdos que adornaban la estancia. Recuerdos de momentos pasados con gente de la que creía no separarse jamás, lugares que había considerado su segundo hogar, donde siempre era bienvenido y era acogido con gran calidez, vivencias y sentimientos que ya han quedado en eso… recuerdos.A medida que los observaba, los tocaba, los revivía…sentía la vana esperanza que una vez albergó de que nada cambiase, que todo permaneciera inmutable con el paso del tiempo. Ingenua esperanza.
Es ley de vida que todo se marchite, luchar contra el paso del tiempo es algo que no todos hacen, y no por cualquiera. Llegó al lugar donde reposaría aquel libro hasta que alguien quisiese sumergirse entre sus páginas, quizás esperase por siempre.Con un cansado suspiro volvió a caer sobre el sillón, mirando la inmensa pared que tantas hazañas narraba en busca de otro mundo al que escapar, pero no llegó a decidirse por ninguno. Sus párpados cayeron pesadamente, exhaustos, de levantar por tanto tiempo su pesada carga.
Recobró algo de conciencia, sin saber muy bien cuando la había perdido. Intentó masajear sus cansados ojos pero… sus manos estaban atadas a su asiento. Abrió los ojos repentinamente, asustado, en busca de algo de razón. Lo que tenía ante sus ojos desafiaba a lo que le dictaba su razón, la figura de un… ser, estaba frente a él, de forma humanoide aunque no definida, parecía estar compuesto de sombras. La oscuridad parecía desprenderse de aquella figura, ignorando por completo la frágil vela que iluminaba la estancia.
— Oh, bienvenido de nuevo, temía que no despertases nunca. — dos brillantes ojos se clavaron en él. — Siento las… medidas empleadas, pero no quería que intentases huir nada más verme. Tenemos mucho de qué… hablar.
Las cadenas repiqueteaban a medida que intentaba zafarse de ellas, con escaso éxito.
— Vamos, vamos… a pesar de mi apariencia vengo a ayudar. — no paraba de gesticular y hacer grandes aspavientos a medida que hablaba, hipnotizándolo de cierta manera. — Pero eso deberías de saberlo, al fin y al cabo has sido tú quien me ha llamado.
Extendió una negra garra, en un cordial gesto con el que le invitaba a hablar y se petrificó en aquella postura lo que a él le pareció una eternidad. ¿Llamarlo? ¿Él? Desde luego que no recordaba aquello, ahora mismo lo único que quería es que desapareciese.
— ¿Y bien? ¿No vas a decir nada? — sus afiladas uñas marcaban un rápido ritmo sobre la mesa, exigiendo una respuesta.
Clac clac clac clac clac.— ¡Está bien! Que sea un monólogo pues. — agotada su paciencia el ser empezó a caminar por la sala, a un relajado ritmo esta vez.
Tap. Tap. Tap.— Hmmm veamos que tienes aquí, ¿porqué me habrás podido llamar? ¿Qué desearás? — La figura se iba deteniendo en cualquier cosa que le llamase la atención, fotos, diplomas, recortes… Lo observaba todo con suma atención, sin perderse detalle mientras murmuraba para si mismo. — Amigos… experiencias… logros… interesante… parece que no te falta de nada…
Sintió cómo lo arrastraban y un largo y siniestro dedo se posó en el respaldo, recorriendolo de un lado a otro, hasta que su caminar lo dejó cara a cara con él.
— Hmmm… — era incapaz de apartar la mirada de sus dos brillantes ojos, sentía como ahondaba en las profundidades de su ser, buscando una respuesta que él mismo desconocía. — ¡Ah! Ya veo… no es que no te falte de nada, es que no te faltaba de nada, ¿verdad? — el acierto le pilló por sorpresa, afirmando lo que decía mediante su reacción. — Ya veo, ya veo…
Saciada su curiosidad volvió a vagabundear por la habitación, con largas y exageradas zancadas y una mano acariciando su barbilla.
Si esto era un sueño estaba siendo uno especialmente largo. Quizás si no hiciese nada acabase antes.
— ¿Y qué es lo que deseas? ¿Recuperar aquellos momentos? ¿Volver a cómo era todo antes? No… tu mirada me dice que ya no lo deseas… lo deseaste, pero ya no. Has perdido toda la fé depositada en aquella gente, aceptas que ya no perteneces al mismo lugar que ellos, bien… ¿Entonces qué es lo que logra poner esa mirada tan vacía en tí?
Empezaba a conseguir ponerle de los nervios, de alguna manera estaba logrando acertar en todo, y no le gustaba. Pero por más que intentaba liberarse, aflojar las cadenas que lo ataban y le obligaban a escuchar, era incapaz.
— Veo que no te rindes, pero haciendo eso sólo harás que se claven más en tu piel... ¡Oh!—
dió un pequeño salto, como quien acaba de recordar algo importante — Así que es eso. Intentas volver a conseguir algo similar, un lugar al que pertenecer. Pero… no lo consigues. ¡Jajajaja! Te sientes sólo y abandonado por el mundo, traicionado por todos… ¡Oh, pobre alma desdichada la tuya!Seguía siendo incapaz de moverse, deseaba taparse los oídos, o pellizcarse y despertar de aquella pesadilla, su único remedio fue clavarse las uñas en la palma de la mano.
Tump, tump. Tump, tump.
Cada vez hacía más ruido al moverse, ¿acaso quería volverle loco?— Déjame decirte algo… no eres especial. ¿Porqué deberías de encontrar otro lugar al que pertenecer? Eh, dime, ¿porqué? Por qué tú y no cualquiera de las otras tantas personas en tu misma situación, o aquellas que ni si quieran saben lo que es sentirse parte de algo. — tump, tump, tump. — ¡Vamos! ¡Contesta! ¿Qué, tienes, de, especial?
— Yo…
— Oh, pero si hablas, qué agradable sorpresa.
— Yo… lo merezco…
— ¿Ah sí? ¡Qué vanidoso! De las millones de personas solitarias que hay en este mundo… tú… ¡tú lo mereces!
— Intento conseguirlo…
— ¡Jajajaja! ¡Ya veo que da sus frutos! Dime… ¿cuantas personas te han abandonado tras eso? — Tap, tap, tap, tap. Cada vez más veloces, con más urgencia… más desquiciantes— ¿Cuántas son las que han pasado por tu vida fugazmente, dejando apenas un borroso recuerdo y otra herida más?
— … No…
— ¡Sí! Todas esas personas… decidiendo por ellas mismas que no mereces formar parte de su mundo. ¿Porqué será? ¡Eh, dime! ¿Qué es lo que crees?
Ya era incapaz de hablar, apenas podía mantener la cabeza erguida. Vencido por las palabras que sin piedad le lanzaba, cortantes, abriendo viejas heridas que creía cerradas. Dos garras se aferraron a sus brazos y un indescifrable rostro, sólo delatado por dos penetrantes luces rojas, se abalanzó sobre él.
— Vamos… sabes la respuesta… o la respuesta que se ha instalado en tu corazón. Sólo debes aceptarla y con la fuerza que te de esa verdad continuar... acéptala.
— …
— Acéptala, ya la conoces.
— …
— Serás libre… libre de ataduras con el mundo.
— …
— ¡ACÉPTALA!
Su borrosa visión comenzó a esclarecerse poco a poco. La agónica vela estaba a punto de extinguirse. Sus brazos se movían con libertad para restregar sus ojos.
— ¿Qué ha…?
Tump, tump, tump.
Su corazón dio un vuelco.
Tump, tump, tump.Sólo era la puerta… alguien queriendo entrar.
¿Debería de abrir?
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.
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Un Sueño Fugaz
Science FictionDe la creadora de Tic-Tac y SUSURROS...llega...Un Sueño Fugaz...una pequeña historia que te pondrá los nervios a tope y las ansias a deslumbrar, no te pierdas este One-shot ;)