1

317 16 7
                                    

Caía la noche en Versalles y una lluvia torrencial era como compañía. Estando más allá de la gran ciudad, en una mansión de nobles, vivía un grupo de personas ansiosas o mejor dicho nerviosas por los eventos que estaban ocurriendo.

Adentro de ese lugar se podía ver a un pequeño grupo conformado por un hombre de trajes finos y de apariencia rugosa y firme viendo hacia el ventanal de aquella sala mientras, a su derecha se encontraba un joven de cabello castaño oscuros, ojos verdes y ropa casual de aquella época, mantenía su mirada fija hacia el suelo perdiéndose en un punto fijo sin quitar aquella expresión seria que se presentaba, y frente a él se encontraba una pareja, el hombre con ropa de civil miraba la lluvia chocar contra el gran vidrio junto con el reloj que colgaba en la pared mientras que su mujer, una chica de gran belleza y más ahora con un notable vientre abultado -signo de un embarazo avanzado-, rezaba en silencio sosteniendo en sus manos un rosario de plata. Sin dudas se presentaba un ambiente tenso y como presenciarlo ya que, muy pronto, se integraba un nuevo miembro a la familia Jarjayes.

Las horas parecían eternas hasta que por fin un sonoro llanto se hizo presente en toda la mansión, alertando a las personas de esa sala y como era de esperarse, el joven padre rápidamente se levantó de su asiento para ir hacia su mujer. Ya estando cerca de esa puerta se detiene, estaba nervioso, tras esa esa puerta vería a la mujer que años atrás hasta hoy le había robado su corazón con su ahora hijo, no sabía qué hacer o cómo reaccionar, pero algo dentro de él le decía «entra».

Haciendo caso a su consciencia, este entra de manera lenta, cuando está adentro nota a su mujer con un bebé en brazos que ahora sollozaba entre unas suaves telas cubriéndolos y su lado, otra mujer de avanzada edad arreglaba unas cosas; levanta la mirada y sonríe.

Óscar- ven André, ven a conocerlo- ordenó con tono suave, este asintió y se acercó a ella. Hecho esto, pudo ver con más detalle a la criatura notando que ésta poseía el cabello castaño oscuro lacio con algunas mechas rizadas, cuerpo regordete y piel blanca aunque ahora tiraba a un rosado pálido. Detalle que veía más quedaba en shock, estaba allí, de frente, mirando a su primogénito, las ganas de llorar eran inmensas, colocó una mano en su boca para no dejar escapar algún sonido de su parte, ese niño era simplemente hermoso, según él.

Anciana- felicidades André- dijo la señora tras su espalda haciendo que este voltease a verla- es una bella niña ¿no lo crees?

André- ¿"niña"?- ve a su mujer nuevamente- ¿e-es una niña?- preguntó con sorpresa. Ella asiente sin borrar aquella pequeña sonrisa.

André- yo podría...- murmuró pidiendo permiso tanto como en sus palabra como en su mirada, ésta se acomoda y la entrega.

Óscar- cuidado con la cabeza- advirtió viendo como él la tomaba en sus fuertes brazos.

El trago en seco, cuando sostuvo a esa niña fue como si todo el mundo parase por un momento, sus sollozos pararon acomodándose en esos brazos ajenos de dedicandose a descansar en ellos. Las esperadas lágrimas salieron del rostro mientras que el mayor intentaba de que estás no cayeran sobre la menor.

André- perdón..- se disculpaba al sentir una mano en su espalda.

Anciana- ay mi niño, no te disculpes, es normal- consolaba la anciana al chico.

La mujer de hermoso cabello rubio y rizado veía aquella escena con ternura, no duró mucho debido a ciertas miradas que se presentaban, tanto ella como su pareja y la anciana voltearon notando la mirada de aquel hombre junto con la joven pareja.

General Jarjayes- ¿Y? ¿Qué es?- pregunto el mayor entrando

Anciana- es una hermosa niña mi señor.

El hombre quedó estupefacto ante ello dejando que la pareja pasase para ir a felicitar a los padres primerizos.

Rosalie- muchas felicidades señorita Óscar, es una bebé muy hermosa- alagaba la chica a su protectora.

Óscar- gracias Rosalie.

Bernard- ahora sí vas a tener más cuidado querido amigo- bromeó el hombre acercándose para ver a la pequeña pero también guardando un poco de distancia.

El castaño solo rio ante ello.

El mayor solo veía aquello nostálgico mientras miraba un poco a su alrededor, todo coincidía con ese día, aquel día en que su hija llegó a este mundo. Sucumbido en su pensamiento inmediatamente vuelve a la realidad por la voz de su yerno.

André- General, ¿desea cargarla?- preguntó ofreciendo a la pequeña quién reclamaba volver al pecho de su padre con balbuceos.

Él dudoso lo toma con cuidado, cuando la acomoda en sus brazos y la ve, era el mismo calco de su hija.

General Jarjayes- es igual a ti Óscar- comenta, sintiendo como sus ojos de cristalizaba coloca su pulgar junto con el índice en su sien cerrando sus ojos- merde- murmuró, a pesar de estar conmovido su orgullo era enorme.

Anciana- mi señor espero que esta vez no le coloque un nombre de varón a la niña- agregó la mayor provocando que los presentes se rieran.

General Jarjayes- que mal- se recupera- pensaba colocarle Leonard u Octavio.

Óscar- no creo, le quedaría mejor el nombre Aarón.

General Jarjayes- no, tiene cara de Octavio.

Rosalie- señor jajaja.

Y así acababa ese día, dándose un nuevo comienzo a la familia Jarjayes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 03, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Fruto De Una RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora