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Segundo mes:

Después de un largo día de trabajo cansado en el estudio, lo único que deseaba era llegar a su casa y perderse entre el aroma de TaeHyung, mientras se enredaba entre sus piernas. El plan perfecto.

Las cosas en la agencia iban muy bien. Las canciones para el nuevo grupo estaban quedando geniales, y tanto HoSeok como NamJoon se encontraban entusiasmados con el nuevo trabajo.

Se sentía el hombre más afortunado del mundo. En casa tenía la calidez que en ningún otro lado iba a encontrar, y su trabajo era el mejor de todos. No podía pedir más.

TaeHyung se encontraba ya en su segundo mes de gestación. Llevaba un embarazo normal, nada fuera de lo común; vómitos, mareos, sueño más frecuente que antes, y muchas, pero muchas ganas de orinar cada muy poco tiempo.

Llegó a su hogar y se encontró con el castaño que amaba, mirando la tv. Como esa vez que se disculpó con él, el muchacho tenía entre sus manos un gran tazón de frituras, y en la gran pantalla se veían las escenas de la ya conocida película "Titanic".

Se acercó hasta él por la espalda, y comenzó a depositar besos en el cuello de su novio, recibiendo risitas de parte de TaeHyung, que había dejado de prestar atención a la película. Dio la vuelta al sofá para poder sentarse en él. Después de esto, TaeHyung se acomodó entre las piernas de HoSeok, quedando sobre su regazo, volviendo la vista a la tv.

- ¿Cómo estuvo tu día, Hobi? -Le preguntaba su novio mientras observaba la escena donde los personajes de la alta sociedad, cenaban en una gran mesa-. ¿Todo bien?

- Claro. Las cosas van más que bien, y los chicos están super activos. -Mencionó. Se sentía totalmente feliz, y el poder oler ese rico champú de aroma a fresas que tenía Tae, era lo mejor del mundo.

Sus cabellos brillantes y rebosantes de aroma delicioso. Amaba fundir su nariz en él.

- Hobi, mi rayito de sol tiene antojos.

- ¿Antojos? ¿No es eso muy apresurado? -Enarcó una ceja-. ¿No será que el que tiene antojos eres tú? -Le decía entre risas.

- ¡Bueno, está bien! ¡Tengo ganas de comerme un rico hot dog, y sí, yo soy el que tiene antojos! -Bufó enojado.

¿Cómo era posible que HoSeok cuestionara cosas como esas? Es decir, él solo debía obedecer y hacerle caso; conseguirle lo que quería.

- Bien, iré a comprar dos hot dogs, porque de verdad tengo hambre también. -Se levantó del sofá.

Por suerte en la tienda de la esquina vendían hot dogs, así que no corría el riesgo de dejar solo a TaeHyung por mucho tiempo. Desde que asimiló el embarazo de Tae, se había vuelto muy protector.

Entró en la tienda, y saludó a la mujer anciana que atendía en ella. Mientras los hot dogs se preparaban, comenzó una conversación con la gran Izzy.

- Me enteré de que serás papá, HoSeok. -Sonrió maternalmente-. Esa es una linda noticia, cariño. Cuida mucho de ese chico y de esa nueva vida... Creo que es lo más lindo que puede haber en el mundo. Sino pregúntale a mi querido George. Él si me hizo feliz en esta vida. -La señora comenzó a meter en una bolsa, la orden de HoSeok.

- Por supuesto, Izzy. Taehyung y mi futuro hijo, son los más importante para mí en esta vida. -Le sonrió mientras recibía su paquete. Se despidió amablemente y emprendió rumbo hacia su hogar.

Se sentía embobado con solo pensar que en un par de meses podría tener entre sus brazos la cosita más bonita del mundo. Compraría zapatitos pequeños y ropita también pequeña. Estaría al pendiente de TaeHyung y del bebé todo el tiempo. Quizás hasta se permitiría faltar al trabajo, aunque conociendo a TaeHyung, no sería posible.

Iba tan sumido en sus pensamientos, que la fuerte bocina de un auto y el grito de un hombre diciendo "Idiota, fíjate por donde caminas", lo hizo volver a la realidad.

Eran las nueve de la noche, y el cielo amenazaba con caerse en cualquier momento.

Lágrimas y lágrimas caían por su rostro al ver como Jack se hundía en el agua, mientras Rosse se salvaba. Era la película más romántica conocida en el mundo -para él- y a su vez, la más triste también.

¿Por qué debía morir, si se suponía que ambos debían casarse y vivir juntos para siempre? Además de tener veinte hijos. Bueno, no tantos. Unos dos estarían bien.

Quizás era romántica, pero su final no era el típico cliché de todas. En resumen, el chico moría y ella seguía adelante. Que fuerte.

La puerta del apartamento hizo ruido, mientras un sexy HoSeok se asomaba por ella. Lo más rápido que pudo corrió hasta su novio para envolverse en sus brazos y fundirse en aquel exquisito perfume varonil que cargaba.

El pelinegro notó sus ojitos un poco rojos, y decidió indagar sobre el porqué de ello.

- Cielo, ¿estuviste llorando? -Le cuestionó. El castaño solo asintió-. ¿Por qué mi bebé llora? -Le preguntó mientras lo cargaba cual princesa, en su caso príncipe, después de dejar la bolsa que traía sobre la mesa.

- Esa maldita película no es cliché. Y a mí me gustan las cosas cliché. -Decía con un puchero en sus labios-. Me gusta que me cargues, me gustan las rosas, los chocolates, el que me beses y me mimes. El que me ames. Todas cosas clichés. El mundo perfecto, cielo mío.

HoSeok dio risitas ante las palabras de su novio. Al llegar a la habitación, recostó a Taehyung en la cama y fue en busca de los hot dogs. No se sorprendió mucho cuando vio que a su novio le causó repugnancia el olor de la comida, por suerte Jimin le había dicho que esas eran cosas normales. Así que -aunque estuviese mal- aprovechó eso, y comió dos deliciosos hot dogs, mientras que TaeHyung prefirió solo tomar un té de manzanilla.

Un lindo día para recordar. Uno de los treinta, que el segundo mes llevó.

-Hobi, i'm pregnant.

Debería de actualizar el tercer mes, pero si ustedes quieren

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Debería de actualizar el tercer mes, pero si ustedes quieren.

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