Jueves, 30 de Octubre.
Querida abuela:
En estos tiempos han pasado tantas cosas, a la vez que me he ido enterando de tantas otras.Cosas de mis padres
Cosas tuyas.
Como el hecho de que no fuiste una buena mujer mientras te encontrabas con vida.
Que nunca fuiste nada parecido a aquel modelo de "La mujer ideal".
Nunca fuiste una buena suegra.
Nunca fuiste una buena abuela.
Ni una buena madre.
Mi padre me ha contado lo que quizá sólo fue una fracción de las cosas terribles que hiciste en vida.
¿Pero sabes qué?
A mí no me importa.
No me importa porque yo no te conocí como te conocieron ellos.
Para ellos fuiste siempre aquella arpía que solamente se encargaba de ponerles tapujos en sus vidas para que no pudieran avanzar tranquilos.
Pero para mí siempre fuiste aquel personaje secundario que simplemente se sentaba en silencio a ver novelas por la televisión.
Aquel personaje que compró nuestro cariño con la jubilación que cobraba cada mes.
Aunque yo nunca abusé de ello, ni te pedí nunca la cantidad de cosas que mis hermanos pudieron haberte pedido.
Porque yo te quería por quien eras.
Todavía recuerdo cuando yo era pequeño y te sentaste conmigo a ver "Los Guerreros Xiaolin" y yo te expliqué cada detalle de la trama del programa.
Sólamente porque me lo preguntaste.
Todavía recuerdo tus últimos días, cuando me decías con una sonrisa de orgullo plasmada en tu rostro:
"Qué lindo que está mi nietito".
Y yo sólo te miraba con expreción neutra y no te respondía nada.
Lo odio.
Odio que todo esto haya pasado en una época en que la depresión y la soledad me consumían lentamente, permitiéndome solamente concentrarme en mí mismo, y en la busqueda de mi felicidad.
¿Pero sabes qué, abuela?
Ahora estoy bien.
Pero eso ya no importa tanto.
Porque ya no puedo contartelo.
Porque ya no puedo contarte que he encontrado la felicidad en mi soledad.
Quizá por eso me duele tanto.
Porque ahora veo que soy como vos.
Porque vos también estabas sola.
Porque estabamos solos.
Y me duele que no pueda contartelo.
Que ya no pueda contarte de mí como debería haberlo hecho.
Que ahora tengo una novia hermosa a la que amo.
Que he descubierto que amo escribir.
Que ahora estoy feliz.
Estando triste.
Que ahora me siento acompañado.
Estando solo.
Pero no voy a mentirte, abuela. Porque eso sería mentirme a mí mismo, y no puedo permitírmelo.
Yo no te extraño.
Tampoco lloré en tu funeral.
¿Pero sabes qué?
A mí sí me dolió que te fueras.
Tan brusco.
Tan de repente.
Por eso no lloré.
Porque no me había dado cuenta de lo que me faltaba.
Por eso ahora es mi momento para llorar.
Por eso escribo cada una de estas palabras con lágrimas que se delizan por mis mejillas.
Porque ahora lo sé.
Nos falta despedirnos.
Eso es lo que hace que el pecho se me cierre.
Y la vista se me borre.
Me falta escucharte una última vez.
Me hace falta.
Me hace falta escuchar tu voz diciendome:
"Qué lindo que está mi nieto".
Me hace falta el ver por última vez aquella sonrisa de orgullo, dibujada en tu rostro envejecido.
Por eso, si te aparecieras frente a mí como un fantasma, no gritaría ni correría.
Sino que haría algo que jamás hice mientras vivías...
Te abrazaría.

ESTÁS LEYENDO
Cartas A La Abuela.
Short StoryHa pasado 1 año desde la muerte de mi abuela. Hace tiempo que quería escribirle. Y ese día lo hice....