C24- Terminemos con esto

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Es la luz del sol la que me despierta al entrar por las rendijas de la persiana. Abrir los ojos me cuesta por unos segundos, al igual que recordar donde estoy. Solo tengo que mirar a mi alrededor.

El brazo de Tyler rodea mi cintura y su cabello roza mi espalda causándome un ligero cosquilleo. Despacio, doy media vuelta acomodándome bajo su agarre consiguiendo quedar del costado opuesto sin despertarle.

Está profundamente dormido, en una calma exquisita. Hasta podría decir que sonríe levemente entre -esos labios tan apetecibles a mi vista.

—Buenos días pequeña —pronuncia adormilado, con la voz pastosa y algo más ronca de lo normal.

Se toma un momento antes de entreabrir los ojos tan lentamente como antes lo había hecho yo. Parece que la luz le molesta y se frota los ojos con la yema de los dedos para seguidamente fijar la mirada en mí sin una pizca de distorsión.

—Buenos días —copio mirándole ensimismada, sus ojos verdes serían capaz de hipnotizar a cualquiera. A la vez, sonrío dulcemente al sentir el roce de sus manos en mi rostro.

—¿Has dormido bien? —inquiere a escasos centímetros de distancia sin descansar sus caricias.

—Muy bien —declaro posando mi mano sobre la suya.

Hacía bastante tiempo desde que no dormía así de bien. Con tantos problemas, mi cabeza era incapaz de desconectar por completo, dándole vueltas a lo mismo una y otra vez. En cambio, hoy he despertado diferente, tanto que podría definir mi cuerpo como extraño y desconocido.

Sí, estoy experimentando ese cambio del que hablan después de tener sexo por primera vez. Son cosquilleos en el estómago, preguntas que antes no me había planteado, el sentimiento de madurez tras dar el paso de compartir mi intimidad y la necesidad de conocer mi cuerpo desde otras perspectivas.

Pero además y a parte de todas esas sensaciones, estoy feliz y perdidamente enamorada de Tyler Johnson. Aceptar lo que siento hacia él volcará en mí más obstáculos y problemas de los que antes tenía contados. Sin embargo, no veo el momento de superar cada uno de ellos y por fin respirar sin contención.

+++

No eran más de las diez de la mañana cuando bajamos a la cocina hambrientos. La noche anterior no probamos ni bocado y eso nos estaba pasando factura, mis tripas gruñían como si fuesen perros rabiosos a punto de morder a alguien si no les daban algo de comer.

Apoyado sobre la mesa de la cocina, se encontraba Garret con una taza de lo que parecía ser café entre sus manos. De ella salía un débil humillo y el olor a café puro se apreciaba desde el umbral.

—Algo duro para ser por la mañana ¿no crees? —dice Tyler al darse cuenta de toda la cafeína que contenía aquella taza blanca.

—Después de lo que pasó ayer lo que es sorprendente es que estés con la misma seguridad de siempre —pronuncia su amigo siguiéndole con la mirada cuando se acerca a la nevera en busca de algo que sacie su hambre. Mientras, yo observo a ambos desde la encimera de mármol.

Garret no parece muy contento y tiene razón, lo que pasó anoche no es algo que pueda tomarse a risas. Evan Coleman y los suyos no se quedarán de brazos cruzados, no después de haberle mandado directamente al hospital y dejarle en ridículo con el mínimo esfuerzo. Porque para Tyler, unas heridas no son importantes, peores cicatrices se le han quedado en el cuerpo y en el recuerdo, cicatrices imborrables.

—¿Qué te pasa?, ¿es que acaso te preocupa el gilipollas de Coleman? —pregunta Tyler con cierta indignación al sacar una botella de leche de la nevera y beber directamente de ella.

The Bad BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora