"Mishi"

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Un joven rubio, de nombre Martín, reía como fuerza a consecuencia de una anécdota contada por uno de sus compañeros de clases. Algo sobre un 'infortunio' de hace dos noches durante un evento nocturno organizado por algunos de los nuevos locales que buscaban atraer clientela joven.

Claro todos ignoraban, excepto el rubio aún riendo, que sorpresivamente su amigo Miguel portando una ardiente mejilla roja había conseguido el número del barman que le había auxiliado proporcionando una bolsa de hielo para la inflamación.

Volviendo al presente, el grupo de amigos se dirigían hacia la zona de restaurantes y cafeterías en el centro de la ciudad. Tomándose su tiempo mirando las diversas promociones del día; pero por lo general tenían local preferido.

Una cafetería con un patio interno donde la brisa corría suavemente a pesar del calor del sol de verano.

Y unos paninis espectaculares a buen precio.

Especialmente hoy que se había levantado tarde después de una larga plática con sus primos y amigos tomando cervezas hasta la madrugada del sábado y no había sentido el menor indicio de prepararse algo de comer en casa. Permaneciendo en su cama y mirando el techo hasta que su grupo de amigos, todos viviendo en el mismo edificio, se materializaron frente de su departamento con la misma idea en mente: Salir a comer algo.

Después de tomar sus llaves y dejar una nota a sus primos ausentes; Sebastián probablemente con su pareja y Daniel en su primera cita con el hermano menor de Miguel, que volvería para cenar.

Ahora situados en una mesa mientras miraban el menú, el grupo de amigos hablaban entre sí: dando recomendaciones de alguno de los platillos o preguntando la opinión sobre uno que no hubieran probado antes, con un par de amigos aún dividido entre dos platillos para llegar al acuerdo de intercambiar entre sí la otra mitad de sus respectivo panini cuando llegaran sus ordenes.

El dueño del local, que les reconocía por ser clientes regulares, se acercó para tomar el pedido de bebidas antes de retirarse hacia la barra donde uno de sus trabajadores se ponía a preparar la orden.

Martín regresó su mirada a la carta para ver que panini elegiría, cuando una voz que le llamaba repetidas veces lo sacó de su contemplación (sobre si elegir el panini de jamón con queso o de tres quesos).

"Che, ¿que queres?", exclamó algo irritado el rubio en parte por la falta de alimento como la molestia de los golpes suaves para llamar su atención.

"¿No es ese tu 'mishi'?", comentó Miguel discretamente señalando hacia una mesa de dos plazas, y por consiguiente no sólo Martín, si no todo el grupo de amigos siguieran la dirección a la que señalaba el peruano.

Pero su amigo tenía razón.

En aquella mes se hallaba un chico de cabellos cafés y ojos marrones, mirando la pantalla de su móvil con una libreta frente suyo y agitando entre dos de sus dedos un bolígrafo, al que había bautizado como su 'mishi'. Sólo que ahora el chico no portaba el disfraz de gato con él que le conoció hace dos noches en el previamente mencionado evento donde Miguel salió premiado.

Martín sintió algo helado recorrerle la espalda.

Volteó sólo para confirmar sus sospechas, los hijos de puta de sus amigos tenían esa mirada (que él mismo poseía) cuando se trataba de tramar alguna maldad contra uno de sus amigos.

"No. No. No. Y especialmente NO", refutó el rubio señalando a cada uno de sus amigos poniendo especial énfasis sobre Miguel.

Pero eso no impidió nada.

"Se ve taaan solito"

"¿Por qué no vas a mimar a tu 'mishi', eh Tincho?"

"Que mal dueño eres Martu, tu mishi esperando y tú sin darte cuenta"

La risas explotaron entre el grupo, dándole solo un breve respiro al atacado cuando un mesero se acercaba con una bandeja y repartía las bebidas entre los comensales. Retirándose con la orden de comida de cada uno.

"Deberíamos invitarlo a que se siente con nosotros", sugirió Miguel después de dar un trago a su inka cola mirando donde el chico parecía darse por vencido con algo y cerrar la libreta para guardarla en su mochila.

Claramente a ninguno le importó el sonido de Martín ahogándose con su bebida ante dicho comentario.

"¡Hey si! No es mala idea"

"Jajaja, ¿eso fue en serio?"

"Si ¿por qué no? Además quizás así Martín por fin tenga suerte en el amor como Sebas y Dani"

"¡¡Oooooh!!!/Eso fue golpe bajo, Prado/¡Ya se cree mucho porque tiene novio!"

Otra ronda de risas se hizo presente mientras Martín reía sarcástico ante el comentario. Y parpadea curioso cuando uno de sus amigos sin son de burla le preguntaba cómo se había dado su encuentro ("Te lo tenías muy guardado, eh?").

Era así como Martín se hallaba mentalmente dos noches atrás en la inauguración del primer bar arcade de la zona (lo que implicaría un gasto menos a su bolsillo en transporte para llegar a los otros ya existentes). Se notaba que la pareja de dueños había planeado muy bien el evento y su promoción en redes sociales al notar la gran cantidad de personas hablando entre sí, con una bebida cubierta por el costo de entrada en mano y muchos más esparcidos a lo largo del establecimiento haciendo uso de los juegos retro sin necesitas de tokens.

La dinámica de ir disfrazados también ayudaba a romper el hielo más fácilmente entre los presentes.

Era claro que había encontrado su nuevo lugar favorito para después de sus pruebas de su carrera.

Martín había decidido ir a último momento después de enterarse el viernes gracias a su amigo Pedro, quien llegó emocionado a mostrarles sobre el emprendimiento de su primo Alfred y su esposo Iván (claramente la revelación que Alfred estuviera casado fue la mayor sorpresa de todas).

Además su amigo moreno había aclarado que por ser familia SÓLO por esa ocasión le darían una cubeta de cerveza si llevaba a amigos que corrieran la voz luego del evento.

"No se diga más", exclamó Martín ante el prospecto de cosas gratis.

Procediendo a encerrarse en su cuarto ante la mirada confundida de sus amigos y salir con un disfraz armado improvisadamente con lo que tuviera a la mano a los pocos segundos ante el grito de desconcierto de los presentes.

Por lo que ahora se encontraba tomando de una de las cervezas en su "disfraz" de zombie con unas ropas viejas rasgadas y manchadas de "sangre", mientras tanto Pedro con Itzel habían hecho equipo siendo Mario y Luigi (con bigotes incluidos), Miguel había ido con el tradicional traje de diablillo, Alex había decidido ir como un leñador (incluyendo una hacha y barba) y finalmente Gregorio con su novia Blanca habían asistido como Zeus y Hera.

"¿Todo está bien?", exclamaba con un marcado acento Alfred, quien vestía como el personaje Ken de Street Fighter 2, al acercarse a tomar la cubeta vacía del centro de la mesa y reemplazarla por otra, "Por parte de Iván", detrás de la barra un ruso disfrazado de Ryu de la misma franquicia servía cócteles junto a otros dos chicos (uno de ellos siendo la futura cita de Migue, Pancho) , "Le han caído bien, pero SÓLO POR ESTA VEZ"

Acto seguido el anfitrión se movía hacia otra mesa para atender a otros clientes.

Aún la sorpresa por saber que Alfred se había casado con tipo de complexión capaz de matar un oso seguía siendo sorpresa para todos...

"¿De dónde diablos saco tu primo ese marido?", exclamaba Blanca a la otra chica del grupo.

"De un catálogo por supuesto", respondía Itzel entre risas tomando un sorbo de su cerveza.

Martín decidió ignorar el resto de la conversación a favor de levantarse para hacer uso de las máquinas apenas vió que se comenzaban a desocupar algunas de la que tenía pensado jugar. Aparentemente Alex y Miguel habían tenido la misma idea para ir cada por cuenta propia a checar las opciones disponibles.

El rubio se encontraba entretenido con uno de los tantos juegos disponibles mientras intentaba pasar al siguiente nivel cuando algo le distrajo de su tarea al escuchar un tintineo y siendo su curiosidad más fuerte volteo discretamente para encontrarse con un chico castaño considerando pedir una reta en el juego de Capcom vs Marvel.

El recién llegado vestía un disfraz de gato (de último minuto) que incluía un par de orejas, bigotes pintados al igual que la punta de su nariz, una pañoleta roja que tenia unos pequeños cascabeles pegados (la fuente de distracción del rubio), un conjunto de polera y pantalon negro (del cual colgaba una larga correa negra a forma de cola) y zapatillas negras con toques blancos para tener comodidad durante las horas del evento.

"Uhm... acabas de morir", comentó el 'mishi' al rubio.

"¿Eh?.... ¡¿EH?!", Martín no supo en qué momento la presencia del otro lo hizo descuidar su juego, pero las grandes letras de GAME OVER parpadeaban en su cara.

'Mishi' tuvo la osadía de reír a costa de su dolor, pero lo rectificó al desafiarlo a un reta.

La cual gustosamente aceptó para hacerle saber al otro jugador que no se trataba de ningún principiante.

Martín perdió la noción del tiempo junto al misterioso chico mientras intercalaban entre jugar, beber y hablar entre ellos, en un momento de la noche compartiendo un cigarro en la zona abierta del local en su patio trasero.

Poco a poco la multitud comenzó a retirarse cercanas la hora de cierre y fue entonces que Martín salió de la burbuja en la que se en encontraba cuando el chico se despedía y comentaba que esperaba verlo nuevamente por el bar.

A los cinco minutos de irse, el rubio cayó en cuenta que había nunca pidió su número de teléfono y...

"¡AAAAH, OLVIDE PREGUNTARLE SU NOMBRE!"

"¿A quién?"

"¡Al 'Mishi'!"

Martín pego otro grito cuando Miguel se materializaba a su lado de la nada con una bolsa de hielo en una de sus mejillas y una expresión de tener la exclusiva sobre una gran noticia.

"Aww, nuestro pequeño Martín quedó flechado", exclamaba con burla Gregorio después del relato, "Crecen tan rápido"

"Todos los que voten para que el güero vaya allá y salude al 'Mishi' digan yo", añadió Pedro mientras levantaba ambos brazos y decía 'yo' repetidas veces.

Tres manos más se alzaban al aire.

Segundos después Martín se veía siendo empujado por sus amigos en dirección hacia la mesa donde se encontraba el chico castaño. Con un empujón final por parte de Alex, el rubio casi termina estrellado contra la silla disponible que alertaba al 'Mishi' de su presencia por que el impacto había movido ligeramente su mesa.

Martín sólo supo reírse nerviosamente (volteando rapidamente hacia donde sus amigos fingían no observar desde su antigua mesa) tomando asiento mientras se disculpaba por lo anterior.

Una chispa de reconocimiento se vio reflejado en los ojos marrones.

"Eres el zombie del bar"

Martín sólo cabeceo confirmando lo dicho.

"Sinceramente no esperaba encontrarte nuevamente"

"Yo también lo pensé"

Ambos chicos parpadeaban cuando un plato de panini era depositado en el centro de la mesa, y Martín volteo rápidamente hacia donde sus amigos comían sus respectivos platillos 'sin poner atención' a la pareja.

Al final de la tarde, Martín era nuevamente el objeto de burla por parte de sus amigos regresó a su departamento por su aventura romántica. Sin embargo el nuevo número de teléfono con el nombre real de su 'Mishi' ("Mi nombre es Manuel, mucho gusto"/"Martín, e igualmente") hacían que no importará nada de eso por ahora.

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