Capítulo único.

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Las risas resuenan por la gran sala, compartiendo regalos y abrazos en esa fecha tan esperada, tan especial. Un poco de alcohol escondido, algo de comida preparada ya no más por chef carísimos contratados por el genio, sino por las manos de su increíble marido queriendo darle un toque de hogar incluso en los alimentos.

Peter juega risueñamente con los hijos de Clint, corren por el patio lanzando bolas de nieve y llenando sus caritas emocionadas de copos blancos que hacen que les duela la nariz. Ríen y comparten sus deseos navideños plasmados en un pedazo de papel entre el gran árbol navideño en la sala principal, mientras es observado cariñosamente por sus padres desde la puerta.

El hijo Stark Rogers era listo, incluso más que los niños normales de su edad, pero aún seguía siendo un pequeño infante, lleno de ilusiones y sueños. Es por eso que, unos días antes, había reclamado con voz clara a sus padres, la ausencia de cierto hombre barbudo.

"Pete, Santa Claus solo aparece cuando duermes, así viene a dejar tus regalos" le había explicado su padre Steve, acariciando sus castaños cabellos.

"¡Pero ustedes pueden verlo y yo no, no es nada justo!" Reclamó , dejando sobre salir su labio inferior, tembloroso, en un puchero. "¿No pueden decirle que se quede?"

Tony intentó no reír, incluso ante la mirada de ayuda de su esposo, que no sabía exactamente cómo salvar la situación.

"Es complicado, Cariño" prosiguió el rubio, viéndose solo. "Santa es un hombre muy ocupado, no puede darse el lujo de quedarse por mucho tiempo en una casa"

Peter entendió, debía ser cierto, sabía que era prácticamente imposible que un hombre recorriera en una noche todo el mundo, por lo que, si éste lo lograba, debía ser alguien muy ocupado.

Pero aún así, no pudo evitar sentirse triste por no poder conocerlo. Bajó su mirada a la comida en su plato, y sintió la suave caricia de su papá Tony. Eso le dio una idea.

"¡Papá!" Gritó de repente, más motivado. "Tú puedes convencer a Santa de quedarse, ¿verdad?"

"¿Yo?" Repitió el millonario, incrédulo.

"¡Sí! Eres Tony Stark, tú puedes conseguir todo, eso me has dicho" miró con sus grandes ojitos café a su padre, con una gran sonrisa chimuela.

"No, Peter" intervino Steve, nuevamente, intentado desviar el tema. "Tu padre no puede..."

"Claro, no hay problema" interrumpió el castaño, encogiendose de hombros.

La mirada confundida de su esposo casi lo hace reír, y los gritos de alegría de su hijo lo hicieron inflar el pecho.

"Tony..." advirtió el rubio.

"¿Qué? Ya escuchaste a nuestro hijo, Rogers, soy Tony Stark, puedo conseguir lo que quiera, y para tu suerte mocoso, Santa es un gran amigo mío"

"¿¡De verdad!?" Saltó, con ojitos brillosos.

"Por supuesto, él es un inventor, igual que yo" orgulloso, dijo. "No te preocupes, para navidad, Santa se quedará un rato. Dejamelo a mí"

Después de aquella inesperada platica, Peter terminó de comer contento, para después salir corriendo hacia su habitación para seguramente apuntar los días faltantes a la fecha esperada en un calendario.

"¿Qué fue todo eso?" Preguntó el héroe de América, después de escuchar la puerta de su hijo cerrarse.

"No conozco a Santa Claus, Steve, no te ilusiones"

"Lo sé, pero le dijiste a Peter que sí, entonces, ¿Qué planeas?"

"Tú ganas." Sonrió un poco, dejando brevemente los platos que antes lavaba. "Es solo que, ¿viste su carita? De verdad quiere conocer a Santa ésta navidad" limpió sus manos en una toalla, quitando los restos de jabón de ellas, para pasar sus brazos alrededor de su esposo. "Así que solo hace falta que te vistas de Santa para navidad y lo saludes" Steve rió, negando levemente, tomando entre sus manos la cadera del menor y meciendose lentamente.

Amante Navideño [SuperFamily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora