Un nuevo despertar

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Cada vez sus pasos se hacían más lentos, podía escuchar a lo lejos como el tintineo del reloj sonaba, pero tan solo eran sus estúpidos pensamientos. Había salido de su pequeño departamento apenas recordó la fecha que era.

Sabía que era un tonto, despistado. Él siempre se lo había dicho, pero nunca le había molestado, hasta ese momento. Frunció sus labios, haciendo un tierno mohín, disgustado consigo mismo y pateó una pequeña piedrecilla que se encontraba en la vereda.

Eran casi las once de la noche y ya todas las tiendas se encontraban cerradas. Nuevamente se lamentó por haber olvidado aquella fecha tan especial. Podía sentir un nudo en su estómago, a la vez que el frio viento se colaba por debajo de su delgada camiseta. A pesar de estar en verano, las noches se volvían algo frías, levantó su mirada para ver como las esponjosas nubes grises ocultaban a la hermosa y brillante luna.

Entrecerró sus ojos al ver a lo lejos un pequeño letrero, se puso de pie y corrió todo lo que sus pies le daban, ingresó al pequeño local, dejando sus zapatos en la entrada, el olor a libros viejos le llenó de golpe sus pulmones, pero aquello no le detuvo de poder ingresar y ver todos los hermosos libros.

-Buenas noches. -La voz de un hombre mayor le hizo voltear y sonrió enormemente al ver la cantidad de antigüedades. -¿Está buscando algún regalo?

-¿Cómo... como lo sabe'tteba?

-No muchas veces entran jovencitos buscando algo que regalar.

-Yo... olvidé que hoy era el cumpleaños de... una persona.

-Bueno, bueno. Aún la noche no acaba, ¿verdad? -El anciano le dedicó una pequeña y sutil sonrisa al más joven y le permitió que recorriera cada rincón de su pequeño local.

Tomó entre sus manos un pequeño y viejo ejemplar. Acarició la vieja portada de aquel libro y lo llevó hasta su pecho. Dejó que el mayor lo envolviera en un simple y sencillo papel y dejó el dinero necesario.

Tuvo que detenerse a la mitad del camino al sentir como su cuerpo empezaba a desvanecerse, sus pulmones empezaban a quemar por falta de aire. Siguió caminando más despacio, deseaba llegar antes de que terminara el día o nunca se lo perdonaría.

Su labio inferior tembló al sentir como sus ojos se llenaban de lágrimas, recordando cómo le había gritado al mayor, deseando nunca más verlo.

S&N S&N S&N S&N

Los ojos del varón tan solo le miraban en silencio, el viento había soplado tan suave aquella tarde de verano que casi se le había hecho imposible de respirar. Apretó con fuerza sus manos y golpeó el pecho del moreno.

-¡Te odio! ¡Espero nunca más volverte a ver! -Y con eso empezó a correr, dejando atrás al amor de su vida, tal vez tan solo había sido un capricho, tal vez tan solo se le iba a hacer fácil de olvidar, pero nada de eso había pasado.

Sasuke dejó de ir a clases, y él tan solo intentaba no interesarse en el moreno, pero no podía evitar preocuparse. Frunció su ceño cuando el tutor ya no lo llamaba a la lista, era como si todos se hubiesen olvidado de él.

-Sensei. ¿Sabe dónde está Sasuke?

-Si él no te lo ha contado, yo no soy nadie para decírtelo. -El mayor tomó los papeles que se encontraban sobre la mesa y arregló la pañoleta que cubría parte de su rostro. -Lo siento mucho, Naruto-kun.

Tan solo pudo quedarse ahí, de pie, sin saber muy bien que hacer. Observó como Kakashi se alejaba de su vista, frunció su ceño y empezó a seguirlo, sabía que el mayor se encontraba casado con el tío de Sasuke, pero tampoco pudo encontrarlo.

Un nuevo despertarWhere stories live. Discover now