El Sin Rostro

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El cielo parece estar triste y nublado como mi espíritu, piensa un pobre hombre cansado de su trabajo y de las constantes decepciones de su vida, de pronto una alarma un susto leve lo despierta de su ensimismamiento una luz roja en el semáforo de la carretera, su auto viejo y destartalado un cámaro de los años ochenta que ya dio lo mejor que tenia, mete el freno, el auto se contorsiona por el esfuerzo, iba mas rápido de lo necesario. Tan aturdido estaba este pobre hombre en sus pensamientos que no se dio cuenta de lo rápido que conducía. Ve el semáforo con apresion mientras comienza a pasear su mirada en la calle, se fija en lo mojada que se encuentra, una parte de su cerebro le dice por eso esta tan nublado estaba lloviendo, el pavimento mojado refleja de manera tenue el reflejo del mundo a su alrededor, un triste y arrepentido hombre juega a los malabares en la calle mojada, para entretener a los autos que esperan ansiosamente el cambio de luz y claro para ganarse la vida, el hombre termina su rutina y se acerca a los autos obviamente a pedir algo de dinero, llega junto con el destartalado cámaro estirando la mano.
Me colaboraría con algo?
Asomando la cara hacia el vidrio del conductor, viendo a un hombre enjuto de piel seca, cabello corto aunque con un rostro duro como la piedra claramente amargado , ojeroso y levemente palido como si encontrara enfermo, un rostro que en otros tiempos tal vez fuera atractivo pero que ahora solo denota un profundo resentimiento y dolor, el hombre de la calle retrocede como pensando que tal vez no sacaría nada de este intento de ganarse la vida.
El hombre del auto rápidamente ve el cambio de luz, acelera y poco a poco va cayendo en otro de sus trances.

Una Hora Antes

En un apartamento de un edificio de clase media, se escucha una pareja discutir. Una mujer de mediana edad con cabello largo y lacio de color castaño, delgada y un rostro cansado. El hombre del auto es el segundo miembro de esta discusión.
Tu y tu maldito trabajo dice la mujer airadamente.
Siempre le hechas la culpa a tu trabajo de nuestra situación o no Clivet
No es asi responde el hombre con cara de estar muy arrepentido.
Es que tu no entiendes las cosas que yo e vivido, tu no me comprendes nada.
Responde ella pero si tu jamas me lo dijiste jamas me contaste nada, esos secretos y adicciones tuyas fueron las que destruyeron nuestro matrimonio, mi amor por ti.
Ella comienza a llorar, el intenta acercase y cogerle la mano solo para encontrar un manotazo de ella y un muro emocional que los separa. Clivet casi suplicante le dice con la desesperación de alguien que sabe que a perdido todo.
Yo aun te amo Ana.
Un silencio surge entre los dos, que ella rompe con un.
Yo No, por favor vete no quiero que nuestro hijo nos vea pelear asi.
Clivet al escuchar estas palabras sintió que la sala donde tantas veces estuvo pequeña pero muy hermosamente decorada se le venia encima y da la espalda sin decir nada mas y de un portazo se marcha triste, solo y desesperado.
Baja las escaleras del viejo edificio pues el ascensor hace mucho que no funciona, justo al llegar a la salida del edificio una salida con una alfombra mohosa y llena de polvo que antiguamente era de color carmesí, la salida era de un color blanco iluminada por unas viejas lamparas que le daban un aspecto poco iluminado a la habitación, clivet pasa el mostrador casi ignorando al empleado sumergido en sus pensamientos justo en la vieja puerta de vidrio a encuentra a una vecina anciana, quien le saluda de manera amable.
Hola clivet vienes a ver al niño.
Clivet pasa tan sumergido en sus pensamientos que no responde a dicha pregunta.
El clima estaba nublado y frió llovía levemente en la calle pero Clivet apenas si lo nota se dirige a su viejo auto mas por inercia que otra cosa entra sentándose en el asiento del conductor. Sintiendo todo el peso del mundo en los hombros clivet fue bajando la cabeza poco a poco hacia el volante. En medio de su estupor no escucha un sonido que normalmente lo sacaría de su trance, era el sonido de la radio de policía que tenia de bajo de su chaqueta de mezclilla. Por fin después de tantos llamados escucha la radio.
Detective Clivet que es lo que sucede que no contentas.
Sobre saltado Clivet casi pega la cabeza contra el techo lanzando una maldición entre dientes responde.
Que sucede capitán cambio.
Tenemos un posible homicidio en el distrito industrial numero cuatro, en una vieja fabrica abandonada hay un cadáver, valla para ya cambio y clivet todo esta bien con su ex esposa.
Voy para allá capitán y si todo esta bien continuo sin poder ver al niño.

Llegada al distrito industrial

Clivet llega a la zona industrial un sitio lleno de fabricas y bodegas, lleno de contaminación, en muchas fabricas se veía el humo saliendo de estas, se sentía el olor a químicos y a combustibles fociles quemados.
Clivet comienza a despertar de su ensimismamiento por el ambiente tan solitario y demacrado de esta parte de la ciudad Clivet tiene un recuerdo remoto de cuando era niño de cuando esta parte de la ciudad no estaba en estas condiciones tan insalubres donde todo parece estar lleno de hollín y aceite quemado.
Al fin llega al viejo deposito abandonado del distrito un lugar que debió ser demolido hace mucho tiempo atrás, con las ventanas rotas probablemente a pedradas con un color azul negruzco por la mugre acumulada por los años y el olvido, lleno de basura en al entrada que era cubierta por una reja oxidada y muy endeble. Clivet piensa mientras ve el edificio con gesto se desagrado.
Excelente un nido de cucarachas donde muchos vagos y personas sin hogar duermen, viven y se cubren del clima, que cosa se podía esperar? De un lugar así un homicidio y nada mas sentencio.
Entro por la reja oxidada que estaba abierta de par en par, el edificio estaba rodeado de patrullas de la policía, había cinta policial rodeando la entrada.
Al entrar por el viejo almacén noto el olor, a humedad y el oxido de unas viejas estanterías llenas de cajas no parecían tener nada que no fuera polvo, ademas de pedazos de tela, restos de fogatas colchones viejos y un montón de basura, al estructura por dentro era bastante grande no podía contra cuantas estanterías había, vio a un grupo de oficiales de policía reunidos en el sitio, pero no vio por ningún lado el cuerpo que por al fin y al cabo era la razón por la que el esta hay. Ve entre los oficiales una cara conocida y se acerca a paso lento.
Clivet siente la apresion típica de alguien que esta cansado de su trabajo y piensa vamos a hacer esto de nuevo.
Al fin llega con un hombre bajo y gordo con una calvicie incipiente que el recordaba de otros casos como el oficial Carlos
Hola oficial.
Hola detective que tal el día no le parece horrible ayer había sol y...
Clivet le interrumpe.
oficial Carlos me podría decir ¿donde esta el cuerpo?
Con cara de estar arrepentido el oficial responde.
Esta en esa esquina detective no quería incomodarle.
No lo siento oficial es solo que no es mi día y eso que apenas esta comenzando.
Clivet voltea hacia la esquina y ve un colchón con algo encima, tapado con una sabana, clivet piensa como es posible que no hubiera visto el cadáver tirado hay, si el edificio es grande, pero debí verlo.
Al acercase pudo notar un charco de sangre que rodeaba al colchón. Al ver que el cadáver estaba cubierto de una sabana justo hasta la altura de la cara, sintió una gran irritación y con esa molestia sin sentido, probablemente para expresar la ira que sentía por la conversación con su ex esposa.
Clivet se gira con cara de querer matar a alguien y dice.
Quien demonios le puso una sabana al cadáver antes que yo llegara.
El grupo de oficiales se ponen nerviosos y uno de ellos el que parece mas joven responde. Perdón señor así lo recibimos no sabemos si la persona que lo encontró se la puso.
Clivet respira profundo y se da cuenta que exagero en su reacción.
Quien lo encontró?
Pregunta Clivet.
No lo sabemos señor fue una llamada anónima.
Bien responde clivet suavizando su expresión.
acercándose un poco mas al cadáver, Nota una leve sensación de mareo pues el cuerpo parecía que le habían quitado el rostro a golpes,una idea vaga pasa por su cabeza que le dice amargamente.                                                                                                                                                                      Bueno un asalto no fue eso es seguro, Clivet se voltea y con voz cansina dice.                        Necesito a los forenses para que tomen huellas y fotos mientras tanto nadie toque nada de acuerdo.

El Festin de Los Cuervos (Capitulo Dos Parte 1adelanto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora