Capitulo Único

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—¡¿porque?! ¿porque no puedo ser yo?— Pregunto /reclamo Harry al mejor amigo de su hermano. Batiendo sus negras pestañas para tratar de aliviar la picazón que le producía aguantarse el llanto.

—Deja de molestar, Potter— Escupió el Gryffindor, dándose la vuelta, dispuesto a marcharse de una vez por todas.

El ojiverde hizo una mueca dolorida ante el tono de desprecio con que fue dicho su apellido.

—¿Tan horrible soy que no soy digno de la atención del casanova de la escuela?— Pregunto Harry, esta vez impregnando su voz con burla e ironía. Ocultando su sentir detrás de una máscara de indiferencia, cambiando su postura a una altanera, mostrando su porte de Sangre Pura.

— ¡Porque eres un jodido Slytherin!— Grito Sirius perdiendo la paciencia. —Entiendelo de una vez, nunca podrá haber nada entre nosotros porque eres una estúpida y jodida Serpiente.— Agrego exasperado.

— No recuerdo escucharte decir eso mientras de daba duro contra la pared, cuando nos encontrábamos a escondidas para besarnos o cuando entrabas a mi cuarto durante las vacaciones.— Argumento Harry.

— No trates de chantajearme, Potter, eso no funciona conmigo.— Dijo Sirius ladrando.

— Black, uno pensaría que después de convivir seis años con los gemelos Potter ya habrías aprendido que nosotros no jugamos sucio. Bueno, por lo menos no yo.— Agrego la última parte para recordarle al Merodeador las sucias "bromas" dirigidas a su Casa y más específicamente a sus mejores amigos.

— No compares a James contigo porque hay un largo trecho entre ustedes.— Gruñó el Gryffindor, defendiendo a su mejor amigo de la Serpiente frente a él, sin importarle que el chico frente a él es en realidad el hermano menor de su primer y único amor; James.

Harry sonrió con tristeza, ese era el motivo, la verdad es que siempre lo había sabido pero se había querido engañar, había tratado de conquistar a la Serpiente disfrazada de León y había fallado miserablemente. —La próxima vez que busques un amante para reemplazar a James, procura que no sea su propio hermano.—

La nivea piel de Sirius se tornó blanca, eso era algo que no esperaba oír, algo que había enterrado en lo profundo de su ser y el motivo por el que se metió en la cama de media Hogwarts, el motivo por el que sedujo a Harry a sabiendas de la atracción que ejercía en él y que aún era virgen.

>> Se el Gryffindor que tanto presumes ser y dile lo que sientes, tal vez no te acepté pero por lo menos podrás superarlo sin hacerle daño a nadie más.—Dijo con la voz rota al final, con lágrimas escurriendo por sus mejillas y una triste sonrisa en los labios. Se dió la vuelta y salió del aula en desuso, poco antes de cerrar la puerta, dijo en un susurro;— Te ame todo este tiempo y James lo supo desde que nos conocimos...—

Antes de que Black pudiera responder algo la puerta se cerró, al igual que el corazón del Slytherin.

Harry se limpio el rostro y aplicó un Glamour sobre sus ojos para evitar que se vieran rojos, y puso sobre sus labios su habitual sonrisa de marca Hufflepuff. Camino tranquilamente hasta su Sala Común, ocultando su corazón roto, esquivo a cuánta persona se le puso enfrente sin perder su característica amabilidad. Tan pronto como llegó a su recamara cerró la puerta y se derrumbó sobre su cama, llorando como si no hubiera un mañana.

Poco tiempo pasó antes de que sus dos mejores y únicos amigos entrarán a consolarlo, prometiendo, silenciosamente, hacer pagar al descerebrado Gryffindor que se atrevió a herir al ser más gentil y puro que haya pisado nunca Hogwarts.

Severus Snape y Regulus Black  abrazaron a Harry, le permitieron llorar hasta quedarse dormido, desahogarse sobre su regazo y rogaron para que los Merodeadores no hagan algo contra ellos a la mañana siguiente.

Porque eres un SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora