Fictober - Drabbles

1 - Manzanas verdes

- Es su culpa, si no fuera por ustedes no estaríamos aquí - exclamó Hermione -

Los habían castigado por buscar un poco de Felix Felicis para ganar el próximo partido contra Ravenclaw, ya que el último lo habían perdido y necesitaban un poco de suerte para llevarse la victoria, el profesor Slughorn los encontró hurgando en el salón de pociones, les ofreció un trato a cambio de no decirle a la Directora Minerva y los puso a ordenar el despacho de pociones de manera muggle.

- Si, si, como tú digas, de todas maneras no es como si tuvieras algo más importante que hacer - respondió el pelirrojo.

- En realidad si tengo cosas más importantes que hacer, Ron.

- ¡Chicos!, dejen la discusión para más tarde y empecemos a ordenar esto, pronto será la hora de la cena - les gritó Harry, ambos dejaron de pelear y empezaron a ordenar el despacho.

Hermione tomó los envases de la poción Amortentia para guardarlos en el armario, el despacho en verdad necesitaba una limpieza, habían cosas en el suelo, las horas con primer año eran desastrosas, iba evitando no pisar nada y caerse que no se dio cuenta de un escritorio frente a ella y chocó con él, el choque provocó que derramara un poco de poción sobre el escritorio – Genial, estoy tratando de limpiar y lo único que hago es ensuciar más - buscó un trapo para limpiar, un aroma a manzanas inundó sus fosas nasales al acercarse de nuevo al escritorio, mmm...manzanas, ¿de dónde es ese delicioso aroma?, ¿Manzanas, desde cuando a ella le gustaba el aroma a manzana?, el aroma era tan profundo que hasta podría saber que se trataba especialmente de manzanas verdes, se levantó rápidamente, limpió y guardó lo más rápido posible, salió del despacho y esperó a Harry y Ron, mientras los esperaba su cabeza daba vueltas y vueltas intentando descifrar porqué había sentido ese olor, si nadie le gustaba...

Cuando salieron se dirigieron al Gran comedor, se sentaron en su respectiva mesa, Hermione seguía pensativa respecto a lo sucedido en el aula de pociones, luego de elegir su cena sintió una sensación extraña que la hizo voltear hacia la puerta.
Y ahí estaba él... entrando como si nada, como si fuera el dueño de esa sala, con su uniforme perfecto y su peinado cabello platinado, dándole una pequeña mordida a una manzana verde... manzana verde...