Mucho gusto soy Augusto (I)

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Despierto sobresaltada gracias al grito que proporciono mi madre, cosa que me provoca un poco de molestia gracias a que pudo llamarme cerca de mi puerta y no en el de ella que esta a unas cuantas habitaciones de la mia.

—¡VANELIZ LEVANTE INUTIL!

Obedezco a su petición y me levanto para ducharme antes de comenzar el día.

Me visto como mi nuevo uniforme que me han comprado hace unos dias para el inicio de clases de este año y salgo de mi habitación a regañadientes ya que mi sueño lo ha estropeado mi madre.

—¡¿Porque te haz tardado tanto? Llegaras tarde y en tu primer día inultil!

Veo la hora en mi teléfono y son apenas las seis y treinta y yo entro a las siente, y debo resaltar que vivo a unas cuadras de la preparatoria.

—Mama, apenas son las seis treinta
— respondo tragandome todos los insultos que quisiera darle.

—¡Ni una mierda, no me interesan tu excusas y ahora largo porque no pienso dejar que te lleve tu padre!— no lo pienso mas y la miro furiosa.

—¡A ti lo único que te preocupa son Adrian e Isabella, tal parece que yo soy la adoctada de esta familia tan maldita!— espeto enojada.

—¡A mi no me hables asi Vaneliz siempre estas con lo mismo, ya supera eso niña!— responde tajante.

Bueno, al menos dejo de llamarme inútil la mujer.

—¡No puedo superarlo cuando veo el trato que le estas dando a ellos que es muy diferente al que me estas dando a mi ahora!— bajo las escaleras dejándola sola y con la palabra en la boca.

Retengo las lagrimas que amenazaron con salir y salgo rumbo a la preparatoria sintiéndo cada vez menos el nudo en mi garganta.

En el camino me encuentro a Eliza o como yo suelo llamarla Pily aunque ni yo misma se de donde salio ese apodo ya que tengo desde guardería conociendola.

—Hola Vaneliz— saluda Pili y yo levanto la mirada en su dirección y ella frunce el ceño con preocupacion— ¿Que sucedió?— no respondo y bajo la mirada de nuevo.

—¿Otra vez?— pregunta reconociendo enseguida la razón de mi tristeza y yo asiento respondiendo su pregunta— Sigo sin entender porque tu mama te trata tal mal amiga— me abraza y yo acepto su caricia.

—Yo tampoco lo se Pily, ella no me quiere, soy una escoria para ella y para todos— vuelvo a callar para no llorar ya que las lagrimas amenazan con salir.

—No digas eso Lizi, para no mi no lo eres y para muchos en la preparatoria tampoco— responde dándome animos y yo asiento.

Al llegar esperamos a que el portero abra y le entregamos nuestro cartón de pago que debemos enseñar cada vez que vengamos a clases.

—Hola Johan— saludo al portero con mis animos completamente renovados.

—Hola Vaneliz.

Entro y me dirijo a la direccion para buscar mi horario luego me voy a la cancha donde se encuentra Alejandra junto con Rafael su amigo

—Hola chicos— saludamos Pili y yo al unisono.

Luego nos sentamos a platicar esperando que suene la campana que nos indica el inicio de las clases del día de hoy, diez minutos despues suena el timbre y todos nos levantamos y vamos directo al salon que nos indica el horario, por él camino me encuentro con Carolina

—¿Amiga como estas? — me saluda efusivamente envolviendome en un abrazo

—Bien ¿y tu Caro?— respondo del mismo modo devolviendole el abrazo, doy la vuelta para ver a mis amigos —Chicos los alcanzó en el salon me guardan asiento junto a ustedes— digo y vuelvo mi atención a Carolina

Ella se encuentra hablandome de su enamoramiento de la semana, mientras nos dirijimos a nuestra clase no le presto atención ya que casi todas las semanas es lo mismo con ella, ve un chico lindo y cree que es el amor de su vida

Al llegar al salon de clases y me ubico en el asiento que han apartado mis amigos justo en el momento en el que la profesora de ingles entra y comienza con la clase.

Luego de seis largas horas de tortura académica términa la jornada escolar salgo del salon junto a Pili, Alejandra y Rafael rumbo a la salida de la preparatoria ya en esta nos despedimos y cada quien sigue su camino

Como es habitual al llegar a casa me resiven los gritos de mi madre.

— ¡¿EN DONDE ESTABAS? TU SALIDA DE CLASES ES A LAS DOCE Y TREINTA Y SON LA UNA Y QUINCE!— me espeta mientras voy cruzando la puerta de la cocina.

Como es normal de ella tan buen recibimiento sigo a la nevera en busca de un vaso de agua con la intención de ignorarla.

Aun no me olvido el mal rato que me hizo pasar esta mañana y tratare de ignorar todas y cada una de sus palabras.

—¡ME ESTAS ESCUCHANDO INUTIL!— grita aun mas alto, como si eso fuera posible.

Me dirijo a mi habitación con la intencion de seguir ignorandola, cierro la puerta y asi puedo escuchar paz absoluta, me cambio y baño para recostarme un rato, tomo mi teléfono y decido ver mis redes sociales para ver mis redes sociales y en el transcurso de eso me llega un mensaje de Facebook de lo que para mi es un chico completamente desconocido pero muy atractivo.

 Enfermizo Paraíso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora