Unexpected

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La serie de Once Upon a Time y sus personajes aquí mencionados, no me pertenecen.

Mi querida autumnevil5 aka partner in crime, te deseo un muy feliz cumpleaños y te mando un fuerte abrazo. Esta continuación, es tu regalo. Espero te guste. Lo escribí con mucho, mucho cariño para ti.

Y también espero sea del agrado de todo aquel que lo lea.

Agradecimientos a mi estimada y muy querida Lau, quien fue la encargada de asistirme en esta ocasión y fue una excelente cómplice.

Este segundo capítulo se ubica aproximadamente un año después de lo que se contó en el primero.

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- ¡Ya llegué! - anunció David en el justo momento en que puso un pie dentro de la Mansión Mills que ahora era su hogar. Entró ansioso por reunirse con su bella esposa después de un muy buen día de trabajo en la estación.

Ese día, a Henry le tocaba estar con Emma, por lo que el príncipe sabía que sólo estarían él y su amada reina

- Hola, mi amor - Regina salió de la cocina con una deslumbrante sonrisa en los labios.

Frunció ligeramente su ceño cuando le vio ahí, parado en el vestíbulo con una bolsa de la farmacia en mano.

Colocó sus manos en el pecho del sheriff y la libre de él, se posó en su cintura. Se alzó de puntitas para poderle besar

- ¿Me extrañaste? - preguntó David con cariño mientras se relamía los labios y le miraba esos bellos y únicos ojos color chocolate que le hacían suspirar de amor a cada instante

- Mucho - respondió ella y le besó de nuevo - ¿Qué trajiste? - preguntó mirando la bolsa. No recordaba que hiciera falta absolutamente nada en casa como para que el príncipe tuviera que hacer una parada para comprar algo precisamente ahí.

David asintió y caminó hasta el comedor poniendo la bolsa en la mesa

- Traje un poco de Nutella - dijo sacando el frasco para dejarlo sobre la superficie de madera. Volteó a verla de reojo para ver su reacción.

La reina tenía la mirada fija en el postre y una expresión seria en el bello rostro, como si hubiera descubierto la razón por la cual lo había comprado.

El sheriff se armó de valor y tomó lo otro que había en la bolsa

- Y también ésto - se volvió hacia ella con una pequeña caja en las manos que Regina reconoció de inmediato y negó con su cabeza - Mi amor, por favor - le pidió

- David, no... - comenzó a decir la alcaldesa

- Ya sé que me has dicho que no hay forma, pero en estos últimos días han pasado cosas que me hacen sospechar - su esposa alzó las manos claramente pidiéndole que se detuviera y luego empezó a caminar hacia la cocina, como si tratara de huir, pero David la siguió - Regina, sabes que tengo razón - la reina se movía por el lugar sacando platos y vasos de la alacena - Amas la lasaña y hace unos días que la preparaste el solo olor te causó malestar - explicó con calma

- Eso no significa nada. Solo me sentía mal y ya - objetó la reina sin voltearle a ver

- ¿Y ayer? - preguntó - ¿Creés que no me di cuenta que vomitaste en la mañana? - suspiró cansino y caminó hasta ella.

Regina estaba aferrando con fuerza la orilla de la encimera y tenía sus preciosos ojos cerrados con una expresión de ligero dolor en su bello rostro

A pleasant surpriseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora