Prefacio

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Mis labios. Mi ojos. Mi voz. Ella pensaría que en algún momento mis labios dejarían de tener ese color rojo que obtenían, mientras mis ojos dejan de sobrevivir y se destinan a terminar cerrados en una profunda obscuridad; y al cabo, mi voz se apagará entre zumbidos y se entrecortará tras tosidos que mi garganta pedirá. Y callaré en silencio, frunciendo el ceño para despejar todo dolor. 

Mi rostro. Mi cuerpo. Mi respiración. Ella seguiría pensando que en algún momento mi rostro quedará con la decadencia del calor necesario, palideciendo, mientras, mi cuerpo está tendido sobre el colchón e inmóvil sobre las sabanas blancas, al fin de encoger mis pulmones para obtener más de mi poco oxígeno, dónde en simple minutos la máquina de mi respiración cardíaca se va disminuyendo en tanto que....la línea se va reproduciendo en ella.

« ...Pero, no puedo, nena.. »

I cᴀи'τ »z.m∞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora