Ya han pasado 4 meses, desde que terminé con Andrea...
4 meses, los cuales, no los siento...
4 meses, de sufrimiento absoluto...
4 meses, los cuales, cada día, me atacan los recuerdos...
4 meses, con el corazón hecho pedazos...
Como te extraño, Andrea... Espero que estés siendo feliz. Yo no lo soy. Te quedaste con mi corazón. Te quedaste con mi felicidad. Te quedaste con mis ánimos. Sólo me dejaste, con una profunda infelicidad. Infelicidad, que cada día, debo soportar.
Otro maldito día empezaba. Otro maldito día, sin ella...
Aún continuaba lloviendo. Esta lluvia, ha estado desde hace una semana. No ha parado desde entonces. Este clima, no me beneficiaba. Me hacía sentir peor de lo que estaba. Al mirar por la ventana, y ver como la lluvia cae, hace que, de mí, caigan las lágrimas. Pero qué depresivo es verlo.
Haciendo un gran esfuerzo, me levanté.
Toda esta semana, he estado sólo en casa. Mis padres, habían viajado a donde mis abuelos. Ellos, viven a una hora de esta ciudad.
Mis padres, claro, me habían preguntado si quería ir. Pero yo, no tenía la más mínima gana. Además, no quiero que mis abuelos, me vean con esta cara... Una cara, llena de desilusión. Una cara, llena de desesperanza. Una cara, llena de tristeza. Una cara, llena de profunda soledad... Además, no quería contarles acerca de mi desgracia.
Sólo espero, que no pregunten mucho por mí. Mis padres, saben que me siento fatal por haber terminado con Andrea. Pero, no me ayudan al respecto. Son fríos. Quizás, piensan, que ya ha pasado mucho tiempo, para que siga con lo mismo. Que es algo que ya debí haber superado. Pero, lo que ellos no saben, es que no puedo. Por más que trate de disminuir este dolor, no puedo. Sigue presente, cada día, a cada momento. Al despertar por la mañana, es lo primero que se manifiesta. Vaya desgracia la mía. Espero no ser conducido a algo peor.
Luego de lavarme la cara, y los dientes, me dirigí a la cocina. Ni siquiera tenía ganas de desayunar, pero, lo hacía, para no desmayarme. No hay nadie aquí tampoco, para ayudarme, si es que me llegase a pasar. Así que, a pesar de que no tuviera ganas, comía igual. Miré por la nevera, a ver que había. Leche, huevos, jamón, y queso. Tomaría un desayuno sencillo; leche, acompañado de una fruta. Estas, estaban encima de la mesa, en un frutero. Me serví leche en un vaso, y tomé una manzana de color rojo. Con ambas cosas en mano, me fui a sentar en el sillón del living.
Con pocos ánimos, tomaba desayuno. Nunca me comía las frutas enteras. Sobre todo, las manzanas. Sólo me tomaba el vaso de leche.
Al terminar de tomar desayuno, me levanté del sillón. Boté la manzana, a pesar de que no me la había comido entera. Luego, me dirigí a mi habitación. Me recosté, mientras miraba una fotografía. Era una de mis padres, cuando se casaron. Verlos a ambos, tan felices, me hacía pensar, automáticamente, en Andrea.
- Estos podríamos haber sido tú, y yo, amor mío. Todo hubiese sido tan bello, si esto no se hubiera terminado... Maldita sea, maldita sea... Cómo te extraño, Andrea...
Las lágrimas, empezaban a bañar mi rostro por completo. Mis ojos, se empezaban a hinchar. Mi cara, se enrojecía.
Así es como, otro día más, lloro por ella. Un desgarrador llanto, que viene del alma. Le necesidad absoluta de una persona. Aquella persona, que llenó tu vida, de tanta alegría, y buenos momentos. Pero, ¿qué es lo que puedo hacer al respecto? Ella ya no me ama. Mi nombre ha salido de su corazón. Ahora sólo quedo yo, con el recuerdo, de que ella, alguna vez me amó.
Mi mañana transcurría, de manera deprimente. La lluvia no cesaba, al igual que mis lágrimas. No lloraba en cantidad, pero seguían saliendo, poco a poco. Quiero parar, no quiero seguir llorando.
Me levanté de mi cama, y me dirigí al baño. Me mojé la cara, para detener mi llanto. Al mirarme al espejo, vi mis ojos, que estaban muy hinchados. Mi cara, estaba muy roja... Menos mal que estoy sólo en casa. Quizás qué me dirían mis padres, si me ven así. De seguro, en vez de ayudarme, me regañarían. Como odio que me regañen.
Me sequé la cara, con una toalla de mano. Ya me sentía un poco mejor. No voy a volver a mirar, aquella fotografía. Ni siquiera era una fotografía mía, o de Andrea, para que llorara de tal manera. Pero, el hecho de ver una pareja, tan feliz, me fue inevitable, no pensar en ella. Me hizo recordar, cuando ambos, sonreíamos, de tal manera.
Al salir del baño, me dirigí al living. Me quedé un momento, mirando la puerta de salida...
- ¿Y si salgo un rato, a acompañar esta deprimente lluvia?
No me parece una mala idea. Tomé el paraguas.
Estaba a punto de salir, pero me di cuenta de algo. Pero que imbécil soy. Aún ando vestido con pijama. Fui hacia mi habitación, y me cambié. Menos mal, que la ropa de invierno, la tenía a mano. Al estar cambiado, al fin, salí de casa.
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Un Amor Inolvidable, pero... ¿Existente?
RomanceDespechado, deprimido, triste, nostálgico... así es como encontramos al protagonista de esta historia, el cual nos hará dimensionar la felicidad que causa el profundo amor. El profundo amor que, alguna vez, él tuvo...