La vi solo un momento, y solo un momento bastó para que me pareciera hermosa.
Caminaba por las calles de la ciudad, una bastante común. Personas iban y venían de su trabajo, jóvenes saliendo del colegio, amigos reuniéndose. Salí a dar uno de esos paseos diarios que hago cuando me aburro. Llegué a un semáforo en verde para los autos. Me recargué mientras esperaba que dieran el paso para cruzar. Entonces la vi al lado mío, esperando también.
Era bellísima.
Solo ese momento me bastó para que verla hermosa, por alguna extraña razón su rostro me resultó familiar. Quizá la topé en otra calle, o aquí mismo, siempre vengo a este parque, no me extrañaría que ella también. Quise saludarla pero no sabía su nombre. Quería creer que ella sabía quién era yo, que nos conocimos en algún lado y mi terrible memoria lo olvidó. Por un momento tuve la esperanza de que ella me hablaría, y a partir de ahí tendríamos una buena conversación, que reiríamos y nos conoceríamos mejor. A veces me impresiona todas las memorias e historias que puede crear el cerebro en cosa de segundos.
Me deslumbró el castaño de sus ojos cuando giró para verme, me recordaban al café que tomo por las mañanas, ese dulce y caliente. En lugar del saludo que esperaba, solo me sonrió. Su sonrisa con brackets atrapó completamente mi atención, eran de colores. No había conocido el verdadero significado de la expresión "sonreír de oreja a oreja" hasta que la vi a ella, con hoyuelos también, y me atrevo a decir que era perfecta.
Después de eso se marchó, el semáforo se puso en rojo y ella avanzó a donde quiera que fuera. No la saludé, ni le regresé el gesto de la sonrisa. Me petrifiqué. Era como ver a Medusa antes de la maldición que le lanzó Atenea; era hermosa, pero lo dejé pasar, dejé pasar la oportunidad al no impedir que se fuera.
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Semáforo
Short StoryOtra cortita. Imagínate que mi ex no me hubiera hablado en la parada del bus. Quién sabe hasta dónde habría llegado.