Profesor, conóceme

Capitulo 1:

Eran las cinco de la mañana, y yo seguía desvelandome en Instagram con mi mejor amiga, Valeria. No nos percatamos de la hora, hasta que ya era demasiado tarde para poder lograr unas horas considerables de sueño. Al día siguiente teníamos clases; nuestro primer día de clases para ser más concreta. Y yo no podía creer que el verano había pasado tan rápido.

Me despedí de mi amiga, y rápidamente, me propuse a quedarme dormida, lo cual logré con éxito segundos después de cerrar los ojos, no sin antes escuchar la pelea ruidosa de los gatos en mi techo.

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El horrible sonido de mi alarma me sacaba de mis sueños, pensé en lo bien que pintaba en apagar la alarma y seguir durmiendo, lo cual hice, a excepción de seguir durmiendo, ya que mi madre irrumpió en mi habitación gritando que ya era hora de levantarme, corriendo las cortinas de mi habitación, dejando entrar los rayos del sol. Lleve mis manos a mi cara, y me arrepentí de haberme quedado en Instagram hasta tan tarde. Me levanté con dificultad, y fui en busca de mi uniforme, el aburrido uniforme que ya llevaba usando diez años, rojo, negro y gris.

Mi mañana se resume, en tres palabras: apresurada, hambrienta y agotadora.

Salí de mi casa junto a mi hermana pequeña, que tenía que llevar conmigo al colegio. Tomamos el primer taxi que vimos, que nos llevó a la escuela, donde cientos de alumnos reían risueños de volver a ver a sus compañeros, mientras que yo... Bueno, yo tenía cara de culo, no tenía otra palabra para describirlo. Mi curso no me agradaba, y solo convivía con ellos solo si había una actividad grupal. Las únicas personas que eran de mi agrado, era mi mejor amiga Martina (con la cual me había desvelado) y que para nuestra suerte, nos había tocado salas separadas. Mi amigo, Jack, que nos había tocado juntos, además de Camila, la tipa más maja de todas.

Dejé a mi hermana en su sala, y me aproxime lo más rápido posible a mi sala correspondiente, que al parecer, nuevamente me tocaba en el segundo piso, y en la zona más abarrotada de alumnos con las hormonas alteradas, ya que al lado de mi sala, habían otras ocho más, con las que tenía que compartir el ruido del desorden cada clase, créanme al decirles que las paredes son muy delgadas. Llegué a la sala, que para siete estaba cerca de la escalera, me senté en la esquina trasera de la sala, le guarde el puesto de al lado a algún amigo que quisiera sentarse allí. Solo podía ver rostros desconocidos, nadie conocido, así que salí a dar una vuelta al colegio, y era lo de siempre, una gran cancha de pasto, obviamente cerrada a nuestro uso en horas libres, otra cancha de tierra, y juegos, que como siempre los habían pintando de un perfecto rojo para simular su renovación, siendo que se estaban cayendo a pedazos.

Saque el celular de mi bolsillo, ya era hora de volver, y tenía curiosidad de ver a los nuevos profesores que llegarían este año; por lo que escuche, nuestro profesor antiguo de Física se había jubilado. De inmediato supuse que llegaría otro señor de edad con la misma voz de videos de Asmr.

Cuando llegue a mi salón, ya estaban todos mis amigos, afortunadamente, Camila se sentó conmigo. Pudimos solo intercambiar unas palabras, cuando sonó el timbre, y todos en el salón se ubicó en sus puestos, esperando al profesor.

Ya que me había mantenido tan desconectada del colegio en vacaciones, no sabía quién sería mi profesor a cargo. Vi a un hombre bajo entrar por la sala; era David, mi profesor de Biología. Eso era perfecto, es uno de los tipos más genial de toda la escuela.

— Buen Día alumnos, espero que hayan descansado muy bien este verano.—decia este mientras se acomodaba sus prendas y se ubicaba frente al pizarrón—.  Para mí es una lastima ser su profesor jefe.

La sala se lleno de llantos fingidos de mis compañeros mientras que Camila y yo los mirábamos con cara de vergüenza.

— Es broma chicos, será genial estar con ustedes. Ahora saquen sus cuadernos, que les daré sus horarios.