Sueños lucidos

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Despertar a mitad de la noche sintiendo el corazón a mil por hora y con la clara manifestación de sudoración por todo el cuerpo, era algo a lo que — a pesar de sus 27 años — no terminaba de acostumbrarse, aun sabiendo el significado de todo aquello con exactitud. Retiró la sábana que apenas y lo cubría y decidió levantarse de la cama para ir a la cocina a tomar un vaso de agua y poder refrescarse.

— Esto ya no es gracioso — se dijo a sí mismo auto regañándose una vez que terminó de beber el vital liquido y regresaba el vaso de cristal a la tarja de la cocina.

Con paso cansado regresó a su habitación, volvió a tenderse sobre la mullida cama y tomando su teléfono móvil trató —sin lograrlo realmente — de olvidarse del sueño del que acababa de despertar, sin embargo, la mirada de aquel que estaba robándose sus noches, parecía no querer borrarse de su mente.

— ¡Maldita sea Jae Hwan, ya basta! ¡Duérmete! — gritó con exasperación, pataleando cual niño haciendo berrinche.

Regresó el aparato a su antiguo lugar encima de la mesita de noche y cerró los ojos con fuerza, respirando con brusquedad en un intento fallido por encontrar serenidad, no obstante, volvió a abrirlos unos segundos después porque comenzaba a sentirse incómodo consigo mismo y lo peor, era que no sabía ni siquiera porque, bueno si sabía, pero no quería darle importancia a algo que solo pasaba en sus sueños. Volvió a cerrar los ojos un par de minutos después, esta vez con verdadera tranquilidad y se acomodó de medio lado abrazando una almohada; media hora después, finalmente el cansancio hizo de las suyas y terminó por volver a dormirse, en esta ocasión sin soñar absolutamente nada.

A la mañana siguiente, el día pintaba maravillosamente bien, el clima era agradable y aunque el invierno estaba a la vuelta de la esquina, se podía estar perfectamente con solo un suéter o una camisa manga larga lo suficientemente gruesa como para no pasar frío. Sin embargo, el aspecto con el que llegó a la oficina daba mucho que desear, suerte para Jae Hwan que el trabajar en un Call Center era lo suficiente discreto, como para no tener que mostrarse físicamente ante los miles de clientes que atendía vía telefónica; después de todo, lo único que tenía que hacer era seguir el protocolo que le indicaba la empresa y ayudar en lo posible a los clientes que llamaban por el servicio de reparación de computadoras.

— ¿Te fuiste de juerga ayer y no me invitaste? Porque traes una cara de muerto, que en serio pareces un zombi — comentó de forma burlesca Seokjin, su mejor amigo y compañero de trabajo, nada más al verlo entrar y tomar asiento en su lugar correspondiente justo a su lado.

— Ojalá y hubiera sido eso, es que ayer yo... — quiso terminar su oración, pero al final enmudeció, se tomó un par de segundos para recolectar una excusa lo suficientemente creíble, entonces lo volvió a intentar — me atrapaste, terminé de ver aquella serie que me recomendaste.

— ¿Viste los 18 capítulos de Love, Death & Robots anoche? — preguntó realmente sorprendido el rubio, en primera, porque Jae Hwan le había dicho que el primer capítulo no le había gustado tanto, y en segunda, porque algo dentro de la confesión de su amigo no sonaba del todo sincera.

— Al final terminé por darle una oportunidad — comentó este para darle un poco más de realismo a su mentira, cosa que esperaba fuera suficiente como para que el otro, no terminara bombardeándolo con preguntas que, seguramente él, no podría ni responder, especialmente porque solo había visto tan solo dos capítulos de dicha serie.

Afortunadamente para Jae Hwan, el rumbo de la plática dejó de ser su aspecto desprolijo y nada saludable — por las grandes ojeras que enmarcaban sus ojos —, pasando este a segundo plano en cuanto mencionó el nombre de Namjoon frente a su amigo Seokjin, quien en cuestión de coma un segundo, se olvidó hasta de respirar al notar al susodicho entrar a la misma enorme oficina y tomar asiento a un par de filas de distancia de ellos, saludando tímidamente al rubio con un muy leve — pero nada discreto —, asentimiento de cabeza.

Dreams [Keo]Where stories live. Discover now