La madrugada del desierto

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Camino a casa con Dante dormido en el asiento del copiloto, mientras su mano está situada sobre la mía, por primera vez en mi vida puedo sentirme completo, recuerdo algo que pensé hace tiempo "se pueden descubrir los secretos del universo en la mano de alguien"; en este momento entender y enfrentar al universo pareciera algo tan fácil, que con el simple hecho de voltear y ver al hombre que se encuentra junto a mi en estos momentos, siento que podría salir de cualquier adversidad que se me presente y es que todo parece tan posible al lado de Dante Quintana.
Me estaciono frente a la casa de Dante y salgo de la camioneta, rodeando el frente de esta, hasta abrir la otra puerta y toco el hombro de aquel "pocho" que un par de horas atrás se encontraba sobre mis labios; pero este ni siquiera se inmuta cuando lo hago, lo sacudo un poco y solo consigo que suelte un leve quejido y se remueva en su lugar, sin abrir los ojos
-Quintana, despierta- dije, comenzó a moverse y patalear como un niño
-No hagas berrinches, tienes que entrar a casa- el aún con los ojos cerrados extendió los brazos hacía mi
-Cargarme- dijo haciendo un puchero
-No seas tan flojo
-No soy flojo, solo trato de administrar bien mi energia
-Jaja, que ingenioso niño, ya baja
-No pienso salir de esta Pick Up por cuenta propia, así que hazle como quieras Mendoza
-¿Es en serio?
-Lo es
-No lo voy a hacer
-Pues entonces me quedo aquí, la camioneta es muy comoda- dijo dándome la espalda
-¡Dante! son como las dos de la mañana, tengo que llegar a casa antes que mi madre enloquezca
-Pues vamos, tu entras y como no me quieres cargar yo duermo aquí y tal vez en la mañana que despierte y baje de ella tu mamá quiera alimentarme
-¿Por que eres tan caprichoso?
-No lo sé, preguntale a mis padres
-¡Ya Quintana! debes entrar a casa
-¡Ya te dije que no pienso hacerlo!- dijo elevando la voz
-Pues yo no pienso cargarte, soy capaz de hablarle a Sam para que venga por ti
-Hazlo
-¡Vamos Quintana!
-¡No lo voy a hacer!
-¡Ni yo lo que tu quieres!
...

Y ahí me tienen, arropando a Dante mientras sus padres nos miran desde el marco de la puerta con una sonrisa burlona
-Gracias por cargarme- dijo soltando una pequeña risa burlesca
-Te odio-dije riendo
-Sabes que me adoras, buenas noches Ari
-Buenas noches Dante.

Salí del cuarto riendo levemente y sus padres me acompañaron hasta la puerta
-Dante siempre te convence- dijo su madre
-Bueno, al menos esta vez le di pelea
-Oh, claro que si- me dice Sam a modo de burla
-Bueno, que tengan una buena noche o madrugada, mejor dicho
-Buena madrugada cariño- dijo ella acercándose a darme un beso en la mejilla al igual que su esposo.
Me despedí y puse en marcha mi bello transporte.
Al llegar a casa pude ver a mis padres abrazados en el porche, ambos con una cerveza en mano hablando animadamente, me acerque a ellos de manera un poco lenta esperando no ser tan inoportuno
-Hola ¿qué hacen aquí tan tarde?
-Te estábamos esperando Ari- dijo mi padre
-Yo quería hablar contigo mañana pero ya sabes, tu madre puso su voz de fascista y aquí estamos a altas horas de la madrugada muriendo de frío- los tres reímos
-¿Hablar? ¿sobre qué?
-¿Cómo qué sobre qué? ¡Ángel Aristoteles! son casi las tres de la mañana ¡y no estoy aquí afuera muriendo de frío para que evadas el tema!- dijo mi madre con un tono serio, el cual desapareció casi al instante al ser reemplazado por una sonrisa risueña
-Uy, te llamo por tus dos nombres, esto parece ser serio, Ari-
-No hay nada que decir- dije sentandome a su lado, tratando de reprimir mi sonrisa, mi padre tomó una cerveza ya abierta que hasta ese momento noté que estaba junto a él y me la dio
-Te dire algo similar a lo que le dije hace unos días a tu padre Ari, habla con nosotros
-No soy bueno con las palabras- dije con una sonrisa de lado y dándole un trago a la botella
-Bueno, yo digo que la práctica hace al maestro, pero tampoco queremos que te sientas presionado, solo dinos si hablaste con el- dijo ella
-Lo hice- sonreí bajando mi rostro al intentar esconder el rojo que se acumulaba en mis mejillas
-Esas mejillas coloradas me sugiere que no solo hablaron- intervino mi padre riendo bajito
-¡Papá! por Dios- dije mientras el rojo se extendía por toda mi cara
-Perdón, solo queremos que sepas que estamos orgullosos de ti, enfrentar nuestros sentimientos suele ser muy difícil al inicio
-Entonces, ¿se vuelve más fácil?
-Si, siempre existiran los malos tragos pero si tienes a tu lado a la persona correcta te ayudará a sobrellevarlo
-Por un momento pensé que dirías que los problemas desaparecerían
-Las cosas no funciona así Ari, puede que eso parezca al inicio pero los problemas van a estar presentes
-Si, creo que así funciona la vida ¿no?
-Así es hijo, pero también es bonito cuando te das cuenta que el estar al lado de tu persona te ayuda a mantenerte a flote, te hace saber que eres capaz de lograr cosas que te resultaban verdaderamente imposibles
-¿Cómo es posible que una persona nos haga sentir eso?- le dije mientras mi mente traía de nuevo los pensamientos que tuve mientras veía dormir a Dante
-No lo sé, pero por experiencia te puedo decir que es completamente posible, ¿verdad Lily?- mi madre se aferro más a su brazo mientras le sonreía tiernamente, creí que era una de las imágenes más hermosas que he presenciado y tal vez ahora terminaba de entender que, efectivamente, estoy loco por mis padres
-Tal vez ese es uno de los secretos del universo ¿no?
-Creo que podría ser uno
-también algo que me parece casi un secreto del universo es que mi mamá nos este dejando tomar una cerveza a estas horas
-Esta es una excepción- intervino ella -Me gusta que tengamos estas charlas, pero no seguiremos bebiendo esto de madrugada
-Creo que debemos entrar a dormir antes de que su lado mandon aparezca- dijo el riendo
-Si, buena madrugada- dije levantándome y entrando a la casa.
Al llegar a mi habitación me tire bruscamente a la cama y me quedé observando el techo, recordando lo sucedido en el desierto, la sensación al probar por segunda vez los labios de mi querido mejor amigo, el nerviosismo y alegría infinita cuando entrelazamos nuestras manos, la emoción con la que escribimos nuestros nombres en la espalda del otro; todo pareciera tan posible en estos momentos, el Ari que no sabía cuál pieza era la que le faltaba para terminar de comprenderse, para terminar con la soledad que le acompañaba; ¿como puede ser posible que algo que llevaba años intentando descifrar se aclarara con tan solo aceptar algo que siento por Dante? y peor aún ¿como hice para pasar tanto tiempo sin reconocer lo que sentía por el?, ahora todas mis emociones se sienten tan intensas que no logro entender como me fue posible negarme a esto tanto tiempo, evadir todas las dudas que mi cabeza formulaba y todo lo que me provocaba el simple hecho de estar con el y si lo pienso mas, es aun mas raro el que yo, Ari, Aristoteles Mendoza, el antisocial que se la pasa huyendo del contacto con el mundo, se encuentra en estos momentos mirando al techo de su habitación mientras suspira por alguien, tal y como en una película que vi un día en el que mi madre me permitió mirar televisión, recuerdo haber pensado que era ridículamente cursi e incluso que la tele no era para mí y aquí estoy tiempo después, haciendo exactamente lo mismo que aquella chica del filme, no me reconozco, ¡esto es tu culpa Dante Quintana!












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¡Hola! Si alguien algún día llega a leer esto quiero decir:
Perdón por las faltas de ortografía y puntuación, al igual que por la mala redacción. Nunca he escrito historia alguna, pero al terminar de leer el libro no podía sacarmelo de la cabeza y como el autor aún no publica la secuela sentía que necesitaba algo que me ayudara a sobrevivir el tiempo que falte para que esta salga (el cual espero no sea mucho), en fin ¡Gracias por leerlo!.

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Aristoteles y Dante enfrentan los secretos del universo /OS/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora