"𝗠𝗶 𝗤𝘂𝗲𝗿𝗶𝗱𝗼 𝗛𝗶𝗷𝗼" | 𝗦𝗼𝗻𝗶𝗰 𝗮𝗻𝗱 𝗦𝗵𝗮𝗱𝗼𝘄.

6.

El azabache no podía creer lo que veía, simplemente era como una especie de sueño, después de tantos años, volvió a tener enfrente a la que un día fue "su amada".

–¿Volviste?– el de vetas rojizas estaba muy confundido, y pues ¿Cómo no? Era una sorpresa volver a verla.

–Por supuesto que sí– dijo la rosada mientras jugaba amistosamente con el cobalto –No me perdería para nada el cumpleaños de mi niño adorado–.

El mayor sabía que esos no eran los motivos de la rosada, así que llamó a su hermana –¡Rouge! ¿Puedes venir un momento?– éste no dejaba de ver a la rosada, tampoco quitaba la vista del cobalto.

La albina enseguida atendió el llamado de su hermano, sus tacones se oyeron por todo el cuarto –¿Si, Shadow? ¿Qué sucede?– dijo la chica para después girar su vista hacia la de mirar esmeralda, su expresión cambió a una cara seria al ver de quien se trataba, pues era lógico, a la peli-blanca nunca le agradó aquella chica que en su momento logró conquistar al de mirar rubí  –Oh... Buenas tardes, señorita Rose–.

–Buenas tardes– dijo con un tono chocante, a ella tampoco le agradaba la murciélago.

–¿Puedes llevarte a Sonic al patio? Ya va a ser hora del pastel– dijo el moreno atrayendo la atención del pequeño.

–¡Mi pastel!– éste fue corriendo a los brazos de su papá, tan contento –¡Vamos papi! ¡Junto con mami, vamos!–.

Shadow veía de reojo a la rosada mientras le dedicaba una sonrisa a su hijo, no podía correrla y menos enfrente de su hijo.

–Claro, corazón. En un momento vamos, ahora ve con la tía Rouge, anda–.

Le sonrió y dió un beso en la mejilla del pequeño para que fuera al patio con la de ojos zafiro, dejándolos solos a él y a la oji-jade, había un silencio incómodo mientras ambos se miraban, la tensión fácilmente podía cortarse con un cuchillo.

–Ahora si, Amy ¿Qué te hizo aparecer de la nada después de tantos años?– el azabache estaba sumamente molesto, verla aparecer así nada más le fastidiaba tanto.

–Ya te dije, quería ver a mi hijo– puso sus gafas en la mesa y echó un vistazo a la casa con su mirada arrogante –Recuerdo cuando dijiste que le darías una vida mejor de la que yo podría y... No veo que hayas podido hacer mucho–.

–Al menos estuve siempre con él y no lo abandoné por seguir mis propios caprichos– cruzó los brazos y estuvo atento a cada movimiento de la rosada.

–Porfavor Shadow, ambos sabíamos que yo no podía encargarme de un bebé a esa edad– lo miró y se acercó un poco al mayor –Pero mírame ahora, tengo lo necesario para poder hacerlo feliz, es más, en el auto hay varios regalos que le compré para que juegue cuando quiera ¿No soy una madre sensacional?–.

–Si fueras eso, no te hubieras ido, lo hubieras intentado y hoy pudiéramos ser una familia ¿Sabes cuál fue el problema?– se acercó más y la tomó del brazo para verla directamente a los ojos– Solo pensaste en ti –la soltó y se apartó para poder pensar–.

–¿Qué? ¿Es que acaso lo que haré no será suficiente? Puedo estar presente en la vida de Sonic ahora, podemos ser una familia otra vez– molesta lo confrontó –No me digas que serías capaz de hacer un escándalo para que me vaya en el cumpleaños de nuestro hijo–.

El veteado pensó por un momento, y es que ella tenía razón, el cobalto estaría muy triste si eso pasara, al fin pudo conocer a su madre como para que él la corriese, suspiró frustrado y después de unos segundos miró a la de piel melocotón.

–Escucha Rose, ésto es lo que vamos a hacer: te vas a quedar a la fiesta de Sonic, podrás jugar junto a él, pasar el rato, platicar, y cuando acabe la fiesta te vas a largar de aquí. No creo que tengas buenas intenciones como para que de la nada quieras ser buena madre y estar con él después de incluso decirle "estorbo" cuando nació, porque si no te vas, yo mismo hago que te largues ¿Trato?– fríamente la miró con esos ojos rubí penetrantes, hasta la rosada por primera vez en su vida lo tomó enserio.