Between world's «Yoonmin» {Three-shot}

I

El viento soplaba con notable fuerza provocando que sus rubios cabellos fueran elevados por este y un tembloroso escalofrío removiera su cuerpo. Hacia un frío descomunal que se colaba por sus gruesas prendas y erizaba su tersa piel. Se encogió en su lugar apretando sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo buscando aunque sea un ápice de calor, pero no lo hallaba. Vio sin interés alguno como la gente pasaba por delante de él ignorando su presencia pero al igual Jimin ignoraba la de ellos.

-Maldito invierno, de nada vales si no tengo a alguien que me dé un mísero abrazo- mascullo con tristeza castañeando sus perlados dientes y haciéndose cada vez más pequeño en su sitio.

-Desearía morir de una puta vez- hablo para sí el joven entre leves susurros, chocando sus dientes unos con otros a causa del frío.

Ten más cuidado con lo que pides

Alsó sus orbes color miel curiosamente al escuchar el rastrillar de la ruedas de un carro a toda velocidad. El sonido se hizo cada vez más cercano a dónde el se encontraba y al parecer las demás personas que transitaban por el lugar se percataron de ello, comenzando a murmurar cosas que Jimin poco le importaba poner atención.

Agachó su cabeza nuevamente, su largo flequillo rubio callo tapando su rostro y se puso a jugar con las puntas de sus zapatos mirando un punto inexistente en el agrietado pavimento. La banca de madera donde estaba sentado comenzó a vibrar, extrañado volvió a levantar la mirada pero no fue lo suficientemente rápido para actuar cuando ya tenía al enorme carro negro embistiendolo y estampándolo contra el cristal de un almacén.

La gente preocupada y chismosa se aglomeró alrededor de su cuerpo sucio y lleno de sangre; algunos lo veían con pesar y se lamentaban de lo sucedido, otros lo observaban con expresión asquienta y algunos otros solo se iban del lugar.

Jimin no sintió relativamente nada, lo único que supo es que su conciencia estaba siendo llamada por una aterciopelada voz que entre trémulas caricias hacia su alma, lo incitaba a elevarse más y más.