Sentimientos frívolos

Hola aquí les traigo un one-shot, espero que les guste

sin mas que decir que comience la historia

sentimientos frívolos

Kagome sabía que Sesshomaru era un demonio extraño.

Supuso que cuando eras tan poderoso como él, no tenías que conformarte con nada. Así que se sorprendió cuando se enteró que una niña viajaba con él, pero fue más su impresión cuando más tarde aquel demonio decidió unirse al grupo de su medio hermano, pero ella no pensó demasiado en ello.

Pero en las últimas semanas, había estado más allá de toda comprensión

Él trajo sus cosas muertas

Todos los días le entregaba uno nuevo. Comenzó con pequeños conejos y codornices. Pero mientras más pasaba el tiempo los animales se habían vuelto más grandes y más extravagantes: jabalíes, ovejas de montaña, ciervos, bueyes, caballos.

Se iría solo en algún momento durante la tarde, y cuando regresara esa noche iría directamente donde ella, ignorando a todos los demás, y le presentaría su último asesinato.

Y todos los días ella le daría las gracias, aunque fuera con torpeza. No sabía qué más decir. Las primeras veces había intentado preguntarle qué significaba, pero él solo le daba una mirada helada y se alejaba (había intentado que Inuyasha le explicara que significaba aquello, pero el hanyou siempre estallaba de riza). Entonces se conformó con expresar gratitud.

Pero esa tampoco parecía ser la respuesta que él quería. la miraba mientras ella le daba las gracias, con los ojos arrugados, luego giraba y se iba.

Era posible que esto realmente no tuviera nada que ver con ella; tal vez solo tenía el impulso de matar cosas (una idea muy plausible) y tenía que dejarlo en algún lugar. Como cuando Buyo dejó ratones muertos en la alfombra. Tal vez ella solo era una buena alfombra. No es como si él la tratara de otra manera; él no intentó hablar con ella, y no pareció escucharla cuando ella le habló.

Tenían un excedente de carne que había comenzado a regalar en la aldea, que florecía bajo el suministro interminable de alimentos. Se sentía mal por regalar algo que él le había dado, pero ¿qué más podía hacer? Ella no podría comerlo todo. Ella le había preguntado si era correcto, pero él le daba esas miradas frías y nuevamente se iba.

Y así había continuado, durante semanas. Casi se había convertido en una rutina, y Kagome sentía que se había vuelto muy gracioso al aceptar sus regalos recién muertos, al menos, tan graciosos para una confundida miko que seguía sin tener idea de qué demonios estaba pasando.

Hoy, sin embargo, no había pretensión de gracia. Hoy Kagome estaba parada allí, con el cadáver a sus pies, parpadeando tontamente.

"Es un elefante", dijo. Ella lo miró un poco más. Era, sorprendente, para ser un elefante.

"Es un elefante", repitió

"¿Qué es un elefante?" escuchó a Miroku preguntar en voz baja. Estaba al otro lado del animal muerto, la parte superior de su bastón apenas era visible sobre la enorme bestia gris.

"Creo que es una especie de jabalí demonio", le susurró Sango. "Mira los colmillos".

Inuyasha aulló de risa en el fondo.

Kagome sacudió la cabeza, sintiéndose aturdida. ¿Dónde demonios habían conseguido un elefante? Más aún, ¿en qué parte de Japón había conseguido un elefante? Porque ella sabía de dónde venían, y simplemente no era posible. ¡No pudo haberlo hecho! ¡Estaba aquí esta tarde!