Pozo resbaladizo.

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Se escucha que tocan la puerta,  pero apenas y se puede distinguir el sonido de los nudillos contra la madera.

Hay un pozo eterno del cuál quisieras  salir,  pero apenas  te puedes sostener para no caer más.

Las sábanas son cálidas,
Son cómodas,
Te envuelven.

Nuevamente tus ojos  se cierran, era como si el protagonista hubiera tomado algún tipo de droga para dormir. Los  sonidos se  escuchan cada vez más lejos, y más, y más...

Despierta—

Una suave voz que poco a poco se vuelve más insistente comienza a tornarse agresiva,  mientras se siente  como si todo se  moviera. 

—¿Todo bien?, parecías estar inconsciente... —

No,  no tengo tanta suerte  como para quedar inconsciente,  sin embargo... ¿Qué fue eso?,  pensé que  sólo habían pasado unos  minutos.

Pasaron horas,
Eso es escalofriante.

Aunque hayan pasado horas y alguien vaya a rescatarte del pozo... simplemente no puedes salir. Luego de un rato ese lugar oscuro y tenebroso parece más un refugio.

No, no es un refugio, es  una cueva, ayudame a salir, te lo suplico.

La  desidia como forma  de vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora