Hace tiempo que no escribo por lo tanto es como si fuera mi primera vez, así que lo siento por los errores ortográficos que llegue a tener y no me percate.
Abajo deje algunas notas por si acaso para que no haya problemas. Gracias por su atención pueden seguir con la lectura.
¿La peor forma de llorar?
Es en la que no sueltas ni una sola lágrima, pero mueres por dentro.
Un joven de vestimenta rojo y negro caminaba por los alrededores del Receso de la Nube con una gran sonrisa adornando su jovial rostro que en realidad ocultaba lo muy aburrido que se encontraba en estos momentos sin su esposo ya que este se hallaba impartiendo clases a los jóvenes cultivadores y no podía interrumpir a mitad de clase solo porque no sabía cómo quitarse el aburrimiento. Por lo tanto, decidió dar media vuelta e ir a molestar a los pobres conejos que corrían frenéticos por todo el jardín en busca de algún buen escondite lo suficientemente bueno para no ser encontrados por su enemigo jurado número uno.
Lamentablemente uno de ellos no fue tan rápido en su búsqueda; siendo visto desde la distancia por aquel chico sonriente que iba corriendo rápidamente hacia su dirección con la intención de atraparlo y hacerle quien sabe que cosas a la desafortunada bola de pelos. La desesperación aumentaba a cada momento en el pequeño animal al no encontrar un lugar a donde esconderse, que apenas y tuvo tiempo de esquivar con un gran salto a su captor que le pisaba los talones, hasta que vio una esperanza en las raíces de uno de los árboles, el cual escondía un hueco apenas visible para el ojo humano; pero perfecto para él. Creyéndose a salvo aceleró su frenética corrida a todo lo que daban sus pequeñas patitas peludas, pero al llegar a dicho lugar este se hallaba tapado por una gran roca en la entrada imposibilitando su acceso.
Derrotado e impotente por haber fallado en su huida intento escapar nuevamente, pero ya era demasiado tarde, cuando escucho fuertes pisadas aproximándose rápidamente hacia donde se encontraba y pronto pudo sentir una presencia maligna asomándose por encima de él. En ese momento todo había terminado y lo único que podía hacer era volverse bolita en su lugar mientras el miedo y el cansancio inmovilizaban su frágil cuerpo dejándolo a merced de su depredador, que muy feliz acercaba sus filosas garras con la intención de tomarlo en ellas. Se sintió volar por un momento que casi pensó que estaba muerto y había llegado a la tierra de los conejos, pero no, solo estaba atrapado en las fauces de la temible bestia.
-¡Oh! Pequeño con que aquí estabas-hablo con la respiración entre cortada-Me hiciste correr mucho.
Sonreía de oreja a oreja con su premio en brazos, que intentaba soltarse en vano.
-Ahora-decía mientras lo acercaba a su rostro para mirarlo fijamente a los ojos-Dime pequeña bola de pelos, ¿De quién huías?
Parecía un loco haciéndole preguntas a un conejo, pero no le importaba.
-Acaso era...de mí-Seguía cuestionando al pobre animal. Como si este tuviera las respuestas del mundo-Me tienes miedo.
Por supuesto que tenía miedo, o acaso no notaba sus orejas aplanadas para atrás de su cabeza y sus ojos saltones.
-¡Claro que no! Eso sería muy tonto-y seguía diciendo estupideces-Ustedes me aman.
Realmente debía de tener la autoestima muy alta para creerse esa ridiculez, si claro...amarlo, más bien en sus sueños pasaría eso.
Mientras a lo lejos muchos pequeños ojos miraban impotentes desde una distancia segura a su compañero que estaba atrapado por la bestia. Solo un milagro lo salvaría, pero ese milagro estaba tardando mucho en llegar. Así que lo único que podían hacer era observar y rezar para que su amigo soportara solo un poco más hasta que llegue su salvador.
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Mamá
Fanfiction"El amor de una madre por un hijo no se puede comparar con ninguna otra cosa en el mundo. No conoce ley ni piedad, se atreve a todo y aplasta cuanto se le opone." -Nunca pude comprender las palabras dichas por mi madre hasta que me toco vivirlas en...