En los baños del edificio dos

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-Ah... ah... ¡Ah!

Los pequeños gemidos de Renjun se escuchaban en el eco del baño mientras montaba a su novio en uno de los cubículos de los baños abandonados que si bien, no estaban en mal estado, no eran lo mejor.

Jaemin sentado en la tapa del retrete con su pequeño montándolo mientras lo ayudaba a subir y bajar con sus manos alrededor de la fina cintura de su pequeño.

Todos pensaban que Jaemin y Renjun estaban en la biblioteca, al fin habían confesado que hacían y a donde iban la tercera hora del día viernes gracias a la insistencia de Donghyuck y su pesado novio Mark, que al enterarse no hicieron más que burlarse de ellos mientras Chenle y Jisung les dijeron que era muy lindo la forma en la que pasaban las horrorosas dos horas de escritura de la profesora Young.

Pero hoy, Jaemin tenía una idea totalmente diferente, que no implicaba para nada estar en la biblioteca pero si a su pequeño con nada más que una sudadera puesta, que por cierto, también era de Jaemin.

-Vamos cariño, lo estás haciendo perfecto.

Le decía dulcemente al más pequeño que por el esfuerzo y la mala posición le costaba cada vez mas subir y bajar.

-Jaemin... -El susurro del pequeño cargado de suplica, junto con a esos ojitos cristalinos y la mirada cargada de placer, hizo que Jaemin se pusiera más duro si es que eso era posible.

-Dime mi amor ¿Qué sucede? –Dijo con voz dulce mientras le retiraba los mechones de cabello que caían sobre su carita.

-N-no... puedo más... ah... ya no tengo fuerza...

Jaemin pensó que no era bueno hacer que su bebé se encargara de todo el trabajo, así que saliendo de él, tomo a Renjun de los muslos y lo apoyo contra la puerta del baño, al acercarse de nuevo Renjun enredó sus piernas en la cadera de Jaemin.

-¿Así está mejor bebé? –Pregunto Jaemin paseando su nariz por las mejillas y la nariz de Renjun. El más pequeño asintió con un gemido y la desesperación en su voz dijo:

-Te quiero adentro, por favor Jaemin...

-¿Por qué tan desesperado? Tenemos todavía una hora más Renjunnie

Eso era lo que volvía loco a Jaemin, su pequeño novio siempre era lo más tierno y amable del mundo, era tan tierno que cuando sus amigos y él le hacían bromas sexosas se sonrojaba.

Eso no quiere decir que el pequeño Renjun no entendiera ni mucho menos, al contrario él sabía muy bien de lo que hablaban, solo que le gustaba mantener esa mente pervertida que todos se cargan para una sola persona y esa no era nadie más que su gigante.

-Jaemin por favor, ya que me trajiste hasta acá quiero aprovechar el tiempo al máximo... -Dijo medio recuperado y pasando sus brazos por los hombros cubiertos de su novio ya que solo se habían desecho de las prendas inferiores y a petición de Jaemin, el se había quedado la sudadera que meses atrás le robó a Jaemin.

-Está bien, no perdamos tiempo. –Dijo mientras volvía a introducirse dentro de la apretada entrada de Renjun.

Renjun gimió de sorpresa y aferrando sus brazos aun con más fuerza se recargo en el hombro de su gigante mientras el aumentaba la velocidad aun mas.

Renjun aunque no lo pareciera, gustaba demasiado de estas escapadas al edificio dos, siempre era bueno algo de adrenalina en su relación, y tener sexo en los baños abandonados siempre le causaba gran excitación.

Si, lo sabía, era algo pervertido, pero es que Jaemin sacaba todas sus facetas posibles y debía admitir que esta era la que más le encantaba.

-¡Ah, Jaemin!

Entre libros y café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora