Me gustan tus audífonos

Capitulo 3

En la mi Escuela y creo que en todas están los típicos chicos populares que tienen a todas las chicas vueltas locas y mas por sus diferentes personalidades. En este caso hablaremos de James. Rico, popular, deportista, inteligente e increíblemente guapo ya que casi todos los guapos son unos huecos

Muchas chicas dicen que "sus ojos color café castaño enamoran" o "su pelo castaño brilla con el sol cuando entrena" y esas son solo algunas de las opiniones de las chicas que yo conozco

Y cuando les digo que hablaremos de el es por literalmente me tiene harta, lo único que hace es preguntarme porque tengo unos audífonos tan infantiles y no para de decir un sobrenombre ridículo

- ¿Qué escuchas, Ariel?

-Por ultima ves mi nombre o es Ariel, es Nora ¿o quieres que lo deletree?

- ¿Qué te parece si hacemos un trato? tu me dejas escuchar tus tres canciones de tu teléfono y yo te compro un helado

-Primero; no me trates como a una niña. Segundo; ¿Por qué siento que te me estas acercando mucho desde hace una semana? Y Tercero; ¿Qué clase de helado?

- Respondiendo, primero, soy mayor que ti por lo tanto si eres una niña. Segundo, por que desde hace una semana que me interesaste y por ultimo. Del que tu quieras

-De acuerdo- digo rápido porque la verdad me va a explotar la cabeza. Me levanto rápidamente y agrego- Mañana al mediodía.

----------------------------------------------------------------------------------------

- ¿Me preguntaba si mi mejor hermana del mundo querría ir a una fiesta conmigo- pasa su brazo sobre mis hombros

Esta es Layla, mi hermana, mejor dicho, hermanastra. Mi madre tuvo otra hija cuando ella y mi padre estuvieron separados por un año, ella es menor que yo por un año, pero es tan inteligente que esta un curso mas arriba

Y que sea inteligente no hace que no salga bastante. Enserio bastante

-Solo por que me ayudaste a estudiar para Matemáticas. ¿De quién es la fiesta?

-Es de... Luke- y con eso mi queridísima hermana Layla me deja sola en el pasillo

Nunca debí haber aceptado esa fiesta